teatro » nota
Cabo Verde ¿Homo Criminalis 2015-2019?
Por Teresa Gatto
"Al odio, el crimen le basta, de modo que el ritual privado
que desplegaba estaba más allá del odio, en un mundo
contiguo al de las apariencias en el que cada acto,
cada objeto y cada detalle, ocupaba el lugar exacto que
le acordaba en el conjunto la lógica del delirio,
únicamente válida para el que había elaborado el sistema,
e intraducible a cualquier idioma conocido"
Juan José Saer Cicatrices
Dice Marco Antonio de León[i] “(Lombroso…) como otros contemporáneos, pensaba que los blancos eran superiores a otras razas por herencia, usando un modelo evolutivo gradual, tomado principalmente de Charles Darwin, para explicar tal argumento. Consideraba que los africanos eran los humanos originales, pero luego la especie había sufrido un inevitable desarrollo ascendente, de negro y pardo a amarillo y blanco. Dichos desarrollos raciales eran paralelos al curso de la civilización, e iban desde lo primitivo a lo moderno, pero tales logros sufrían el ataque de la reversión biológica, pues en ocasiones dentro de la población general aparecían individuos atávicos cuya conducta salvaje e irracional los apartaba de la norma evolutiva”.
Esta teoría que inspira la obra de Gonzalo Demaría tributa también a un determinismo y naturalismo muy en boga hacia fines del XIX y principios del Siglo XX. No podemos olvidar la saga de Émile Zola, Los Rougeon que cuando se entrecruzan biológicamente con los Macquart heredaban lo que el francés enuncia aquí “Los Rougeon-Macquart, el grupo, la familia que me propongo estudiar, se caracteriza por el desbordamiento de los apetitos, la amplia agitación de nuestra época, que se abalanza sobre los placeres. Fisiológicamente, son la lenta sucesión de los accidentes nerviosos y sanguíneos que se declaran en una raza, a consecuencia de una primera lesión orgánica, y que determinan, según el medio, en cada uno de los individuos de esa raza, los deseos, las pasiones, todas las manifestaciones humanas, naturales e instintivas, cuyos productos adoptan los nombres convencionales de virtudes y vicios”.[ii]
El lector debe pensar pero yo sólo deseo ver una obra de teatro y quien escribe responde: cualquier información acerca de lo que verá, le será propiciatoria para reponer sentido, toda vez, que si bien el personaje del Dr. Responde a estos ideales, hay una trampa que se verá sobre el final. Pero, pero, ¿sino dónde está la dramaticidad? Todas estas calamidades del pensamiento determinista, darwinista e higienista que aún, en forma de queja obliterada, nos llega sobre la nueva ola inmigratoria de venezolanos, bolivianos, peruanos, etc., tiene un arraigo muy antiguo, y es el pensamiento de las razas puras, de la blancura aria y un modo de ocultar una xenofobia que late en muchxs.
Justamente, la condición de posibilidad de re-presentar esta obra de Demaría es pensar al Dr., encarnado de forma perfecta por Edgardo Moreira, limitándolo a sus ideales cuando la obra tiene una trampa mortal que el espectador descubrirá por sí mismo.
Corren los finales de la década del ’20 y en un laboratorio clandestino, el Doctor hace experimentaciones ayudado por su enfermera “la rusita” recordemos las connotaciones negativas y confusas con las que se usa “ruso” en nuestro país, como si fuera sinónimo de judío). Roque o 17 como si estuviéramos en un campo en la piel de Matías Recalt (conocido en TV por la serie sobre Carlos Tevez) es recogido del Paseo de Julio, ese que transitó la Emma Zunz de Borges para consumar su venganza y se le realizan mediciones craneoencefálicas y demás estudios. Supuestamente la Viuda del Presidente desea adoptar a un adolecente porque se siente muy sola.
Existe una tensión permanente, una soga que desde el comienzo parece ser tironeada por extremos opuestos. Cierta vida lumpen del joven elegido (y algo más que se descubrirá hacia el final y que marca ese determinismo del que hablábamos al principio). Los prejuicios o resquemores sobre el bien y el mal de la Rusita, que Flor Capiello transita con una organicidad destacada, y el trabajo de la verdadera madre de Roque, el 17, encarnada como por un brillante Silvina Catz, que como siempre cumple sus roles con maestría. Moreira dejá atrás a sus personajes clásicos y/o realistas y se mete en este thriller que le cae como anillo al dedo porque rinde homenaje a los malos, vengativos y siniestros y no hay estereotipo, hay construcción.
El texto de Demaría está repleto de guiños que son pistas a seguir, como en toda pieza de suspenso, la gran dirección de Ezequiel Sagasti explota todos esos guiños, la ironía y el sarcasmo para que cada una de las criaturas que se mecen cómodas en ese laboratorio de espanto, sean la contrapartida de los que sospechan y temen como Roque o La madre, alias la achurera.
El diseño de Arte es de Tadeo Jones quien con su comprensión desde siempre, crea un ámbito espeluznante y funcional, el diseño de luces de Leonardo Kreimer aporta oscuridad, sí, oscuridad para veamos sólo aquello que desea ser mostrado ya que es una obra oscura y se complementa haciendo lucir el laboratorio, el vestuario de Calandra-Hock, acierta en todos los personajes vistiéndolos de lo que el ser de su personaje demanda. La música, otro elemento vital, no manipula al espectador para crear más suspenso sino que acompaña la diégesis como un personaje más y es fruto del trabajo de Simón Bosio.
Cabo Verde, tiene 4 personajes pero muchas dimensiones, su soporte puede ser un higienismo demodé para los que creen en la equidad, igualdad y libertad de todos y todas, pero que lamentablemente la realidad, el hoy, el día a día, demuestran que aunque no sepan qué es hay una porción en nuestra abatida sociedad que puede usar esos conceptos para cobrarse una venganza que añeja o no, es imperio de los malvados.
Ficha Artístico/técnica
Autoría: Gonzalo Demaría
Actúan: Flor Cappiello, Silvina Katz, Edgardo Moreira, Matías Recalt
Vestuario: Calandra-Hock
Peinados: María Belén Trotta
Maquillaje: Bianca Margulies
Diseño de escenografía: Tadeo Jones
Diseño de luces: Leonardo Kreimer
Realización de escenografía: Giuliano Benedetti
Música: Simón Bosio
Asistencia de dirección: Marpi De Godoy, Agustín Magarola
Prensa: Marcos Mutuverría
Producción ejecutiva: María Vélez
Dirección: Ezequiel Sagasti
NÜN TEATRO BAR
Juan Ramírez de Velasco 419
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4854-2107
Web: http://www.nunteatrobar.com.ar
Duración: 70 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
Entrada: $ 350,00 / $ 300,00 - Viernes - 20:30 hs - Hasta el 04/10/2019 y Del 18/10/2019 al 25/10/2019
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Somos un grupo de investigadores, artistas y escritores que consideramos que las Artes Escénicas, el Cine, la Música y la Literatura llevan adelante un trabajo de imaginación y producción en el que se articulan políticas culturales. Abrir un espacio de especulación crítica sobre lo que ocurre y lo que producen esas manifestaciones artísticas en la escena nacional, es la pretensión de Puesta en Escena.
El arte y sus instituciones funcionan con frecuencia como una máquina de ocultar artistas y proyectos notables. En algunos casos, el reconocimiento de esas obras se conocen por el denominado “valor artístico”, y en otros, por posiciones en la superficie y en el circuito comercial que encuentran fácilmente eco en los grandes y poderosos medios de comunicación y difusión; conscientes de esa lucha y de esa grieta de invisibilidad, nuestra propuesta se detiene en espectáculos of, proyectos de música, de cine y textos literarios que circulan en tensión con el mercado y los diversos espacios de legitimación.
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