MAS CENIZA, escrita por Juan Mayorga y dirigida por Adrián Cardozo, por Teresa Gatto

 

Gran texto, muy buenas actuaciones, precisa dirección, novedoso dispositivo para recorrer una escenografía en forma virtual, hacen de MAS CENIZA una puesta altamente recomendable en la que elipsis y la metáfora opera inquietando, apasionando e involucrando a los receptores. En síntesis, teatralidad que se agradece.


Por TeresaGatto

“Me caecum qui haec ante non viderim”

Ciego de mí por no haber visto estas cosas antes

Catilinarias- Marco Tulio Cicerón.

 

 

Tres espacios escénicos que podemos distinguir a simple vista pero que con el soporte que brinda la tecnología, se vuelven más ricos al ser interactivos y estar completos escaneando el código de barras (se puede observar una escenografía completa y reponer cada acción). Eso no importa, porque rápidamente se distingue que cada espacio tiene su acontecer y que finalmente será el espectador quien junte los trozos o des-trozos de lo que las escenas vayan brindando alternadamente.

Tres parejas, en cada extremo 2 matrimonios que componen Cristian Sabaz y Graciela Clusó, Rafael (Abel) y Sara. En el otro extremo, Laura Acceta y Roberto Caute, componen la otra cara de su extremo, en la primera un dignatario de Estado y su esposa, aparentemente perturbada, en la segunda un militar y su mujer. Exactamente en el centro se encuentra la tercera pareja llevada adelante por Alexandra Bangert y Federico Vilaro. En este último caso están funcionando en espejo por momentos y por otros establecen una perfecta simbiosis.



Los seis intérpretes en sus roles deben convencer a sus parejas de llevar adelante determinadas acciones. Es, en ese punto donde la dramaticidad comienza a desplegarse sin prisas pero sin pausas. Hay un in crescendo dramático que permite ir armando el puzle de una posible acción sin retorno. ¿Pero cuál?

¿Quién es Max? ¿Por qué su palabra tiene poder? Sobre todo sobre para Vilaro que convence a Regine (Alexandra Bangert, bello canto) de la importancia de lo que ocurre en la “frontera” que los domingos cierra. La frontera es un “no lugar”, un in between (Homi K. Bhabha, El lugar de la Cultura), o sea un entre (…) Y en este caso es el lugar donde tiene lugar ese plan. El que militar no quiere calzar su uniforme a pesar de la insistencia insoportable de su mujer, que apela a todo para que porte ese distintivo que hoy sigue siendo símbolo  de represión y conspiración para reprimir o para reprimir sin esconder nada.



Pronto la aparente paciencia de Rafael que sabremos se llama Abel, se acabará y entonces adoptará su carácter autoritario. No importa lo que ocurrió antes en su matrimonio, su paciencia del inicio se ha consumido y ya no importa si está psicótica, si tuvo una hijo o nunca llegó a parirlo. Lo que sí importa para Rafael/Abel es ir al Acto de Estado, de eso dependen muchas cosas. Abel, uno de los principales sacrificados de la historia de la humanidad en manos de su hermano Caín. Acaso, no hemos presenciado un intento de magnicidio en manos de unos conciudadanos de la víctima. Es más, lo metafórico está tan bien trabajado en el texto de Mayorga y la dirección de Cardozo, que el receptor puede reponer casi con claridad meridiana que los posibles magnicidas se parecen mucho a los dos perdedores que aún no han sido condenados, mucho menos Max,  abreviatura de Máximo,  del lat. Maxĭmus, entre otras acepciones: Límite superior o extremo a que puede llegar algo (RAE).



Pero el objeto de esta crítica no es revelar un argumento o develar finales o resoluciones. La finalidad de esta crítica es refrendar que existe un teatro en nuestro país que puede elaborar textos muy pensados, con la verdadera masa crítica que deviene del tiempo de los sucesos, con el distanciamiento que los hechos amerita y reitero: no se trata de la novedad, se trata de “lo nuevo”. De montar una obra compleja sin contar el cuento de modo lineal y previsible, sino de re-presentar un hecho que puede acontecer en cualquier lugar de la tierra y que prevé una preparación que aunque pueda ser ineficaz o no, está mostrando dos bambalinas: una la de los ensayos que deben haber sido necesario para que la obra sea tan redonda y la que está detrás de un asesinato.

Por ello todos los ítems que engrosan el signo teatral, están en perfecta consonancia con las actuaciones, texto y dirección. Un elenco que lo da todo y una técnica que además incorpora el detalle de dejarnos imaginar luego, cómo fueron aquellos sucesos en los lugares diseñados con el cuidadoso trabajo de Sabrina López Hovhannessian, la iluminación de Ricardo Sica y la realización de esos tres polígonos en los que interactúan los artistas en escena que se juntan hacia el final, porque todo, absolutamente todo tiene que ver con todo.

Los sábados en el icónico Patio de Actores, a las 18.00 hs, el espectador puede ver el despliegue de trabajo arduo y logrado de este equipo al que no le falta nada.

 

 


 

 

 Ficha Artísitico/Técnica

Autor: Juan Mayorga

Actúan: Laura Accetta, Alexandra Bangert, Roberto Caute, Graciela Clusó, Cristian Sabaz, Federico Vilaro

Iluminación: Ricardo Sica

Diseño de vestuario: Sabrina López Hovhannessian

Diseño de escenografía: Sabrina López Hovhannessian

Realización de escenografía: Unoporelpiso, Marcelo Capasso, Riky Gonzalez, Jimena Nicole Pascuali, Nicole Rufanacht

Realización de vestuario: Jimena Nicole Pascuali, Nicole Rufanacht

Fotografía: Nacho Lunadei

Diseño gráfico: Sol Melian

Asistencia De Producción: Bruno Shmidt

Asistencia de dirección: Bruno Shmidt

Prensa: Paula Simkin

Community Manager: Domènica Teatral

Producción general: Domènica Teatral

Coreografía: Marina Svartzman

Dirección de arte: Sabrina López Hovhannessian

Dirección: Adrián Cardoso

Duración: 80 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

PATIO DE ACTORES

Lerma 568

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 4772-9732

Web: http://www.patiodeactores.com

Entrada: $ 9.000,00 - Sábado - 18:00 hs - Hasta el 02/11/2024

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.