Las Esperas de Héctor Levy-Daniel, por Teresa Gatto

El diptíco que compone Las Esperas muestra una vez más que para hacer resonar los sentidos hay que despojarse de normas antiguas y exhibir junto al talento una creatividad que logre movilizar a la platea y si se puede incomodarla.  





                                            “Hay que esperar cuando  se está desesperadoy andar cuando se espera.” 

Gustave Flaubert


Por Teresa Gatto

 

 

La puesta es un díptico integrado por dos  textos “Limbo y Plataforma”. Están íntimamente relacionadas en clima y en la cantidad de personajes que son idénticos en cada puesta. Y además, comparten una sensación de irrealidad o mejor de realidad asfixiante de la que cada uno de nosotros ha tenido la desdicha de tropezar una y otra vez sin que los aprendizajes se pongan a disposición de nuestro destino. A veces sólo resta esperar.

Sobre Plataforma:

Late un corazón. El bombeo de sangre se escucha en toda la sala. En el mientras tanto de un tiempo indescifrable, una mujer se ahoga mientras otra replica frente al suceso “no es asunto nuestro”.

La indiferencia los aglutina y a la vez están emparentados por la espera, eso los homologa. Son 5 seres a la deriva de la espera de un ferry. Los rostros de los protagónicos dicen más que las palabras. Sólo salen de su marcada paranoia cuando la caba, la mujer que ostenta el poder y pone orden los llama a que se calmen (ese autoritarismo no puede calmar a nadie). Ella, encarnada por Ana Livingston tiene la potencia en la voz y el  physique du rol ideal para ese papel.




El resto cuasi uniformado espera. Pero la sensación de desasosiego es tan marcada, tan abismal como la intemperie que los tiene a todos de impermeable, en el cuerpo y tal vez en el alma. Algo del orden intangible pero opresor impregna la sala y es además un disparador enorme de sentidos. ¿Adónde desean huir? ¿Quién o qué los dejó varados a su suerte en ese lugar que finalmente es un “no lugar” como de pasajeros en tránsito ¿hacia dónde?

Las categorías Tiempo y Espacio son puestas en jaque porque aunque lo pensemos kantianamente y nadie exige del espectador semejante esfuerzo, no hay modo de saber si estos seres tienen una percepción “a priori” del espacio y de esa forma pueden construir realidad ni tampoco del tiempo que sería el modo de concebir un sentido interno de la realidad que presupone al espacio.

Pero ellos esperan un ferry y esa espera en la que Cecilia Cósero con sus ojos desmesuradamente abiertos nos dice sin decir y cuando dice nos angustia, o la actitud de Carla Haffar al perder su pasaporte, van mostrando cómo al resto le interesa nada más que su propia salvación. Los gestos solidarios no son tomados en cuenta, no como debieran tomarse.

Menuda reflexión sobre huir, partir, dejar detrás, la cosa es no permanecer más en ese lugar “otro” repleto de amenazas. . ¿Quién no ha querido huir? ¿Quién hoy no sueña con otro horizonte? ¿Quién no ha querido migrar sin moverse de su sitio en una suerte de nomadismo interior que le haga más soportable esa convivencia con el otro que sigue siendo problemática? . E independiente de la fecha de escritura de las obras, hay algo que permanece en el tiempo, la tozudez que debemos tener para no armarnos una realidad paralela (para eso están los que tienen el poder) y un ápice de esperanza de la cual aferrarse con uñas y dientes porque sino dejamos de ser.





Sobre Limbo:

Los mismos personajes de Plataforma cambian sus ropas por otras. Están también a la espera. Dice la RAE: 1. f. Acción y efecto de esperar. Sin.: dilación, demora, retraso, aplazamiento, prórroga. [en un lugar] parada1, estancia, permanencia, acecho.[de algo que importa] expectación, aguardo, expectativa. No es posible pensar en una espera posiblemente inútil sin remitirse a la Divina Commedia de Dante. Allí en el Limbo, el guía del poeta no logra pasar al infierno, su destino es el Limbo donde residen los paganos, los  no pecadores que vivieron antes de Cristo, residen como dice el poeta ante cristiano “Con deseo pero sin esperanza”.

En una escuela docentes y alumnos están atrapados. Es imperioso irse porque un peligro acecha. Una maestra suplente, Gisela Sirera, está involucrada a despecho de voluntad en esta encerrona finalmente trágica, esa sensación de encierro y peligro que se reitera de otro modo hace que el significante esperar se traslade de una obra a la otra. Y esa recurrencia del significante potencia la sensación en la que todos los roles interpretados por Cecilia Cósero, Carla Haffar, Ana Livingston, Julián Felcmann y la nombrada maestra suplente se asientan aún más en sus personajes porque hay un final inminente o ¿vivimos con sensación de final cada día? NO solo arriba del escenario, sino en las butacas, en la calle, en los hogares y empleos.

Ahora mismo, escribiendo pienso que deseo que algo termine y que puedo “esperar” hasta mañana y luego lo repetiré una y otra vez: mañana será el día.

Las decisiones de escenografía y vestuario de Gabriella Gerdelics junto al diseño lumínico de Ricardo Sica, completan y engrosan el signo teatral para dejar en estado de cohesión completa el espectáculo.

¿Cuándo terminaron de destrozar el tejido social que nos asimilaba y empezamos a vivir con naturalidad casi pasmosa, con un “ya se sabía” un estado de cosas que Las Esperas, la pluma y dirección de Héctor Levy-Daniel exhiben cada sábado? La destrucción subjetiva de una sociedad civil completa.

¿Cuándo dejó de ser importante el otro sea cualquiera su color, credo o etnia? O Tal vez ¿cuándo nos minaron a tal punto la alegría de existir que lo cotidiano puede ser irremontable y a la vez remontado y no por las fuerzas del cielo, sino por una resiliencia que, ya hiperbólica, tiene un adestramiento todo terreno.

Los sábados en Ítaca, Complejo Teatral, en menos de una hora, el espectador podrá recibir una puesta de excepción hecha con los únicos materiales que cuentan: el talento, la coherencia y una base ideológica que sin exhibirse desmesurada, se respira con algo de sana expectativa.

 

 


 

 

Ficha Artístico Técnica

Dramaturgia: Héctor Levy-Daniel

Actúan: Cecilia Cósero, Julián Felcman, Carla Haffar, Ana Livingston, Gisella Sirera

Diseño de vestuario: Gabriella Gerdelics

Diseño de escenografía: Gabriella Gerdelics

Diseño De Iluminación: Ricardo Sica

Fotografía: Camila Levy-Daniel

Diseño gráfico: Camila Levy-Daniel

Asistencia de dirección: Lucia Polverini

Prensa: Paula Simkin

Dirección: Héctor Levy-Daniel

Duración: 50 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

ITACA COMPLEJO TEATRAL

Humahuaca 4027 (mapa)

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 75493926 WhatsApp 11 6669 4027

Entrada: $ 10.000,00 - Sábado - 17:30 hs - Hasta el 30/11/2024

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.