Socilto de Otoño de Sebastián Bayot, interpretado por Ana Padilla, por Teresa Gatto

 


No existen las historias mínimas, todas las historias deberían ser contadas. La máquina de narrar y/o representar es un viaje que nos seduce siempre, o casi siempre, sobre todo en los unipersonales, en los que como en este caso, Ana Padilla nos cuenta una historia que se agiganta.

 

 

“Necesitas límites mentales. Necesitas no esperar. Necesitas no esperar nada de los demás.

 Necesitas no traficar con tu dolor. Necesitas orgullo y soledad. Necesitas orden. Necesitas poesía.”

Alejandra Pizarnik

 

Por Teresa Gatto

 

Un árbol que parece deshojarse pero no por ello dejar se de ser cobijo, una plaza, un banco y un sujeto supuesto pero mudo, es todo lo que necesita Ana Padilla para contar su historia.

Llega solita a esa plaza, hay un sol otoñal y su compañía es un cactus. Sí, un cactus al que le tejió un gorrito.

Así, la protagonista que intentará vanamente alguna respuesta de su interlocutor silente comenzará a narrar un día en su vida, en las muchas vidas que todas las mujeres que pasan los 40 y están solas atraviesan con dignidad y una compañía que bien puede ser un cactus.

Se/le hará preguntas que deberá responderse y como cada vez que uno se responde, aflora una verdad, no absoluta, la verdad de quién responde.

El hombre silente, parece no tener a nadie tampoco. Pero aún así no se digna a responder ni a preguntar,

Finalmente lo más claro es que si no hubiera un sujeto, un muñeco o nada, ella se seguiría preguntando porque debe dilatar un momento. Ese momento va a legar pero mejor ni recordar las preguntas del médico, las sospechas sobre los resultados. Mejor persistir en la plaza donde reina una paz, que nada es capaz de burlar,

Reflexiona sobre su estar en el mundo, sobre cómo el teléfono puede hostigar, sobre las cartas que invariablemente taren malas noticias.




¿O será que el otro, el del banco es un mismo ser? Un espejo en que ver las ausencias y los fracasos, o recordar alguna alegría.

El tono de Ana Padilla tiene una cadencia suave, como de enamorada de la vida, de la plaza, del solcito y del cactus.

Pero en un in crescendo dramático aparecerá una verdad, una que no desea saber, al menos en ese momento.

El guion de Sebastián Bayoy, la mece sin prisas y sin pausas para que la dirección de Gonzalo Castagnino explote lo mejor de Padilla, que son justamente las flexiones de su voz, sus posturas coporales, que denotan alegría, paciencia, insatisfacción.

De ese modo, cuando se aproxime el final, el espectador que sabe ya loque el horizonte de esa mujer puede traer, que sabe que no hay amigos ni familia, está clamando por la frase final.

¡Qué cuál es? No señor lector, las obras se ven , se disfrutan y degustan si el caso pero no se advierte sobre el argumento jamás. La sorpresa que Padilla prepara estalla para que público la acompañe con un aplauso sostenido.

El resto de los elementos que engrosa el signo teatral, están como de costumbre bien consumados por Alejandro Mateo, en escenofrafía, vestuario , el diseño de luces de Lucas Orchessi junto a la realización de objetos Giselle Lolo acompañan sin invadir la historia. Le dan marco a lo importante, la vida de esta mujer.

 

 

 

Ficha técnico-artística

Autoría: Sebastián Bayot

 Actúan: Ana Padilla

Vestuario: Alejandro Mateo

Escenografía: Alejandro Mateo

Objetos: Giselle Lalo

Luces: Lucas Orchessi

Redes Sociales: Natalia García Maiselman, Shula Maiselman

Música:Fernando Nazar

Fotografía: Fuentes Fernández Fotografías

Comunicación: Alejandra Herren

Asistencia: Carlos Fernández

Gráfica:Fuentes Fernández Fotografías

Dirección: Gonzalo Castagnino

Duración: 60 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

PATIO DE ACTORES

Lerma 568 (mapa)

Capital Federal - Buenos Aires - Argentina

Teléfonos: 4772-9732

Web: http://www.patiodeactores.com

Entrada: $ 8.000,00 - Sábado - 18:00 hs - Hasta el 07/09/2024

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.