La puesta de
Mazzaferro en la no queda actriz/actor sin lucir, es una comedia con un núcleo
significante. ¿Qué pasa con la Lengua? ¿Qué pasa con la lengua de las mujeres?
¿Hasta dónde lo poético no es un modo más de comunicación verbal que está pidiendo a gritos Libertad.
Una propuesta que deja traslucir que la palabra es la probeta de un laboratorio
infinito cuando hay talento y ganas de experimentar sin caer en viejas recetas.
Obra ganadora del 14° Premio Germán Rozenmacher de Nueva Dramaturgia.
Por Teresa Gatto
“Ven, romántica Musa; ya de Horacio
Renuncié á la doctrina, volar quiero
Libre cual tú por el inmenso espacio
De la región sombría, lastimero
Cantando brujas, duendes, quemadores
Armados con la cruz.... inquisidores”
Frag. de La bruja, el duende y la Inquisición
de D. Valentín del Mazo y Correa.
Poema Satírico del S. XVII.
(textual
del original)
En un espacio temporo-espacial indeterminado, dos brujas,
Edda y Rosetta, bajo el disfraz de
monjas deberán salvar a una panadera, Alba, que competirá en la justa de los
panes contra la monja Zahurda, la panadera oficial del convento.
Decimos espacio y tiempo indeterminado porque las persecuciones,
las diatribas de la Iglesia con su hegemonía cuasi inquisitoria nunca cesaron
del todo. Aún hoy se debaten cuestiones de hegemonía de género, una religiosa
sirve té en el Vaticano y bajo el manto de seguir a rajatabla los decires ya no
de Jesús, sino de sus discípulos, cuando la Institución lo desea, usted está
excomulgado. “Pecado Mortal”.
Lo cierto es que es texto que ganó con honor el 14°
Premio de Nueva Dramaturgia Rozenmacher. Además de ser exquisito, apela a un
laboratorio de la palabra, el de Carolina Mazzaferro , que, además de
haberlo escrito. Lo dirige.
Aquí, las brujas infiltradas hablan en verso y las
monjas en prosa. Pero ¡Cuidado! Lo bello siempre puede ser contagioso, de modo
que en los avatares de la puesta, las dulces y siniestras monjitas se irán
contagiando ese modo poético del decir y puede sobrevenir el castigo.
Viene a cuento aquella anécdota de Fray Luis de León
que, acusado de haber traducido para una sobrina casadera “El cantar de los
Cantares” prohibido por la autoridad inquisitorial, fue encarcelado por 6
largos años. Como hombre de Dios, cuya única tortura era no lograr la
levitación mística de San Juan de La cruz, cuando salió de la cárcel, regreso a
la Universidad de Salamanca a dar sus clases y saludó diciendo: “Cómo decíamos ayer”. Pero el Fraile era un
hombre de Dios con Dios. Estas religiosas ya están, lengua poética más o menos,
contagiadas del pecado de la competitividad y la envidia.
De modo, que eso le da la chance a Mazzaferro para
jugar, experimentar con la palabra. Un lujo, claro. La experiencia con la
palabra es un lujo cuando se rompen moldes, cánones, poéticas ya instaladas, experimentación
ampliamente lograda. Una probeta en la que se gesta un organismo vivo, el
lenguaje, que teniendo todos sus miembros como todos los demás, es además
vanguardista.
Vanguardista también es el diseño sonoro a cargo de Sofía Gambino, que lo ejecuta ella
misma en vivo con un registro tan variado que se compadece de la prosa y la
poesía y de la antigüedad y lo moderno.
El diseño de escenografía de Marcela Aguirre no
podría estar más logrado. Es de un minimalismo que se agradece porque la
protagonista es la palabra que mece la anécdota de Alba, Zahurda y lo que vamos
conociendo en el devenir de la puesta del resto de las protagonistas.
A la palabra se la desaíra y se la respeta, en el orden
que gustéis, porque lo sagrado se mansilla casi siempre pero termina saliendo
victorioso cuando quién amasa ha decidido salvar ese material sagrado para ponerlo
a disposición de un espectador que gozará de principio a fin y que, se irá pensando en forma tal vez inconsciente
(ojalá) sobre la diferencia entre la palabra en la vida y la palabra en la
poesía.
Sobre las actrices y el actor, es arduo hacer un
destaque especial, todas son subordinadamente funcionales a la puesta. Sus
recorridos conforman coreografías a las que la disposición del espacio Callejón
colabora con sus entrepisos. Derroteros de aforos de izquierda y derecha, y 3
artefactos simbólicos les permiten hacer del espacio escénico una dicha de
entradas y salidas perfectamente coordinadas. Los prodigios son 8: Caro Go, Ana
Antony, Jazmín Broitman, Analía Malvido, Claudia Quiroga, Maite Rodríguez
Chietino, Joaquín Sesma y Julieta Timossi.
La función de referencia tuvo uno o dos remplazos, la
directora por ejemplo se calzó la ropa de sor por enfermedad de una integrante.
Esta crítica no se enteró, porque Mazzaferro actúa muy bien. Y, aunque existen
artistas de variadas y excelentes trayectorias, como Claudia Quiroga, el mecanismo
de dirección está tan bien aceitado que nadie opaca a nadie y todo redunda en
el bien de la puesta y por ende del espectador.
Lengua, Lengua, Lengua es una obra de teatro y es una operación de dispositivos
discursivos diversos que conforman un amalgama en el que el único ganador es el
Teatro, el público y por supuesto los artistas que la conforman, porque todos
salen gananciosxs.
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#actoresargentinos
FICHA TÉCNICO
ARTÍSTICA
Dramaturgia:
Carolina Mazzaferro
Intérpretes:
Caro Go, Ana Antony, Jazmín Broitman, Analía Malvido, Claudia Quiroga, Maite
Rodríguez Chietino, Joaquín Sesma, Julieta Timossi
Ilustraciones:
Chiara Severi
Diseño de
vestuario: Paula Ameri
Diseño de
escenografía: Maricel Aguirre
Diseño sonoro:
Sofía Gambino
Música En Vivo:
Sofía Gambino
Diseño De
Iluminación: Lía Bianchi
Fotografía:
Martina Perosa
Diseño gráfico:
Caro Go
Asistencia de
iluminación: Nadia Farias
Asistente de
sonido: Tomás Stagnaro
Asistencia de
dirección: Malena Vince
Producción:
Guadalupe Cruz
Dirección:
Carolina Mazzaferro
PARTICIPACIONES
Este espectáculo
formó parte del evento: Festival Internacional de Buenos Aires (FIBA 2023)
Duración: 75
minutos
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759
Capital Federal
- Buenos Aires - Argentina
Web:
https://www.instagram.com/espacio_callejon/
Sábado - 22:00
hs - Hasta el 20/07/2024