Cuatro premios ACE, y diversas
representaciones en otras tantas salas, hacen de esta obra una de las más
esperadas en las diferentes reposiciones. En la que presenciamos, el
protagonista: Horacio Roca. Memorable. En el Centro Cultural de la Cooperación.
Por Ana
Abregú.
El hombre sufre tan
terriblemente en el mundo
que se ha visto obligado a inventar la risa.
Friedrich Nietzsche
Vis como
sustantivo, fuerza, potencia “vis a vis”, cara a cara, y “cómica”, que acomoda el significado a la
inspiración súbita de una persona para hacer reír, sinónimo de “veta cómica”;
cuyas dobles acepciones son como un a
priori de lo que la obra presentará: múltiples interpretaciones semánticas,
entre otros valores.
Obra con
cuatro actores que darán cuenta de las jerarquías –el cara a cara, vis a vis–
del poder y la política transversal a las épocas, desde las perspectivas de
artistas en el género más antiguo: cómico, el leguaje de la excentricidad
cultural.
La acción
transcurre en la época del Virreinato, Angulo, el malo, (Horacio Roca), dueño de una compañía itinerante se embarca desde
España al “nuevo mundo”, arrastrando a Ignacio (Luis Campos), vate, escribidor, dramaturgo, guionista y financista
de la aventura; Doña Toña (Stella
Galazzi) esposa, vestuarista, conciencia y Berganza (Cutuli), perro, y narrador, recalando en el Puerto de Buenos Aires
–las be, bandidaje, barro, bergantines, Barataria, borrachos.
Al estilo de Mauricio Kartun, diálogos, historia,
relatos, homenaje a escritores, textos, obras musicales conformarán un poliedro
de significantes con recursos del teatro, literatura, poesía en roles dobles entre
actores, personajes, polisemia que remiten al recorrido de la evolución del
teatro de diversas épocas.
Se hará
referencias a imaginarios instalados, la obra de Cervantes, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha así como recursos
escenográficos.
La obra
comienza con Berganza, narrador que habla con el público, rompiendo la cuarta
pared, y a su vez perro de la compañía; expone los recursos del teatro, así
como literatura; lo que se dice, por qué se dice, introduciendo el personaje
relator de los recursos del teatro, además de narrador de los acontecimientos; le
asigna a la puesta una estrategia de contención que pone en plano las
contradicciones de las situaciones; hace concreto el lenguaje, el artificio de
la función y características de las escenas; con un sentido comunicacional,
pero a la vez sarcástico que habilita las expectativas hacia la interpretación
referencial: el mismo teatro; mientras que los personajes revelarán el continente
articulando las paradojas de los roles: Angulo, el malo, actor, director,
embaucador, sumido en la “lógica del mercado”, con la habilidad de colocar los
discursos dentro de un sentido o el contrario, según conveniencia.
Doña Toña e
Ignacio, instalarán “el derecho” de los discursos de Angulo, el malo, el
individualismo en la intención y no deja de ser una reflexión de las pocas
opciones de las mujeres, e incluso del dramaturgo que financia la expedición
con el único propósito de «estrenar»; se dirá a sí mismo poeta; que colocará
sus aspiraciones y su espejo en Góngora –que porta el título del mejor poeta español
de Siglo de Oro–, así como Francisco de
Quevedo –el
“Anacreonte español”, poéticas del conflicto; alegría, hedonismo y la relación
con la sociedad y el estado y sus reformas–, auge durante el descubrimiento de
América, la España literaria que abandonaba el grupo.
Doña Toña, a
la manera de Isadora –notar que el dramaturgo se llama Isidoro– personaje de El letrado desengañado –González del
Castillo, Sainete– colocará las intrigas de Angulo, el malo, en la medida de la
realidad y revela sus intrigas.
Ignacio
–también en apoyo de Doña Toña, expone las falsedades de Angulo, el malo; apoyo
en diversos sentidos– proviene de la escuela de escritores que componían
romances, poemas satíricos y religiosos, décimas y letrillas, sonetos amorosos
y filosóficos en piezas teatrales; y podrá encontrarse en la obra los guiños a
estos modelos, atravesados por alegorías musicales, morales, políticas.
Permanentemente
se exhiben gestos del posmodernismo, la metateatralidad y gesto de los actores
que se posicionan fuera y dentro de la narrativa, según el apuntador, narrador,
Berganza, quien funciona como componedor, revelador, e incluso juzga y presenta
al espectador detalles que los personajes ocultan en su doblez, propósitos y
efectos.
La obra
abreva en géneros populares y, a la vez, se apropia de modelos renacentistas:
en esa articulación Kartun reconfigura el lenguaje aplicando del barroquismo
por un lado, y el lenguaje bizarro –en el sentido de la RAE: generoso, lucido,
espléndido– y se reconoce el gesto del modernismo, que tensa la relación hacia
y desde la tradición del lenguaje moderno del teatro que revela sus recursos de
producción como parte de los procedimientos narrativos y que asume a Góngora
como predecesor, leído en línea con Stephan Mallarmé, como base separada del
reflejo o copia de la naturaleza y la vida, escrita por fuera del momento de
inspiración y tomando elementos Cervantinos; Berganza, el perro –personaje de El coloquio de los perros, de
Cervantes–, entre otras referencias, como la ínsula –término que usa Cervantes
en el texto, como metáfora de isla en el sentido que se empleaba en los libros
de caballería; el artificio establece una relación con el sentido cervantino:
una fantasía salida de lo “real”– Barataria de “El ingenioso…”, que remite a la situación en que Angulo, el malo, cree
que “ha tomado el poder”, como Alonso en Barataria.
El humor se
apoya en los juegos semánticos, alusiones, rimas, incluso al nombre y figuras
estilísticas que establecen el modo en que la noción de las perífrasis se
convierten en argumento para sustentar lo mismo que se afirma en un sentido, en
el opuesto, desde el punto de vista moral: el lenguaje desnudo en su
utilitarismo y a la vez en el carácter opuesto, el arte, el cifrado poético.
La
obra se presenta como una especie de Sainete, donde la anormalidad y la
normalidad invierten sus relaciones; la ambición y necesidad impone sus circunstancias.
Estos “cómicos de la lengua”, eslabonan situaciones quiméricas en momentos y
geografía quimérica, en el sentido que no cubren las expectativas que se habían
formado; la condición factual le da sentido al lenguaje subvertido y deslumbra
con el desarrollo de las circunstancias; las operaciones lingüísticas
jerarquizan la obra.
El
desarrollo verbal podría alinearse hacia los sainetes que basan primordialmente
su gracia y desarrollo en las palabras.
El diseño del vestuario es interesante y toma su protagonismo en los
roles de Angulo, el malo, según actor, según director, según funcionario del
virreinato y caracterización de la época, peluca francesa, el protocolo de la
corte; vestuarios que confluyen según las opciones de interlocutor: la compañía
–el carromato–, el virreinato –la corte; la dinámica circulante de roles, el
itinerante y construcción de la realidad como escenario.
Angulo,
el malo, cuenta con un espectáculo opcional, una cautiva, esclava, que usa
tanto para exhibir de “cacatúa parlante” –oscura o indígena– como amante; la situación
y contexto de la cautiva atraviesa la obra como un sistema de referencias de
época, la yuxtaposición moral aumenta la tensión en la resolución que evidencia
una normalidad forzada, y objeto a su vez, de pertenencia, se dirá a sí mismo que
tener una esclava le da estatus al poseedor; no se puede dejar de ver la
referencia al poema de La cautiva de
Echeverría, en un sentido cultural, donde se dramatiza la situación misma de la
esclavitud; lejos del sentido norteamericano de la posesión para quienes la
cautiva es expansión, ocupación; para Angulo, el malo, simbolismo de engrandecimiento
de clase.
Los
objetos de escenografía: piedras, telón de fondo, exhiben la realidad del cómico
de la lengua, ambulante, errante, errabunda utilería, el efecto del nomadismo,
la rotación de los géneros teatrales; como expresa Ignacio, el dramaturgo, al
enumerar su atuendo: abrigo de Fuente
Ovejuna –Lope de Vega–, toga de
tragedia griega, etc., nunca una obra propia escrita por él; y que aportarán al
funcionamiento retórico y alegorías a los nexos literarios del teatro y
literatura, mediados por la extraordinaria imaginación de Kartun.
Notable
actuación de Berganza, que no solo ladra, y relata, sino que “habla” con la
armónica.
Las
múltiples referencias ofrecen un momento mágico de todas las latitudes y épocas de la historia del teatro; obra reflexiva y divertida.
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FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Dramaturgia: Mauricio Kartun
Actúan: Luis Campos, Cutuli, Stella Galazzi, Horacio Roca
Diseño de vestuario: Gabriela A. Fernández
Diseño de escenografía: Gabriela A. Fernández
Diseño De Sonido: Eliana Liuni
Diseño De Iluminación: Leandra Rodríguez -Adea-
Meritorios vestuario: Sofía Andreozzi
Meritorios escenografía: Sofía Andreozzi
Asistencia artística: Malena Bernardi
Asistencia de escenografía: Valentina Durante, Agustina Filipini
Asistencia de iluminación: Sofía Montecchiari
Asistencia de vestuario: Valentina Durante, Agustina Filipini
Coordinación de producción: Federico Lucini Monti
Dirección: Mauricio Kartun