Tacaño es el amor de Patricia Suarez por Ana Abregú




Dramaturgia Patricia Suárez, Dirección Pino Siano, intertextos de Williams Shakespeare. Tres mujeres se encuentran en el funeral de reconocido Director de teatro.

 

Por Ana Abregú.

 

“…una envoltura lisa que ciñe a la Imagen,

un guante muy suave en torno del ser amado…”

 

Roland Barthes.

  

Las obras de William Shakespeare se han convertido en el arquetipo del amor; el amor apasionado de Romero y Julieta, el de los celos, el filial; el amor desde el género. De Shakespeare, una especie de némesis para los actores, una aspiración, un objetivo, se convierte en lo contrario para estas tres mujeres, cuyo último acto como actrices dramática, fue la interpretación de una obra de Shakespeare.

Están en el funeral del director del que fueron amantes. La situación es propicia para embridar el desconcierto interior interponiendo el relato de las circunstancias personales.

La pasión, como sistemática clausura; historias que pujan por romper la anomia, y van con ellas a todas partes, han provocado la imposibilidad del hecho artístico, la vida de entrega de la actriz, para estatizarse en eventos de los que nada hay que inventar, se adivinan entre sí.

Las tres han amado al mismo hombre y reconocen en las otras la experiencia que ha producido una bisagra, el amor o Shakespeare; las palabras del escritor, en boca del Director, que a través de los años no pierden su magia; actrices en las obra de Romeo y Julieta, Otelo, Hamlet; que a pesar el tiempo, se han quedado con el diálogo de los personajes y reponen la caracterización en este encuentro, el funeral del director que dicen, se ha suicidado.

Hay un juego entre nombres, la memoria, y la elisión del recuerdo del nombre de la mujer, esposa del director, que odian en común.

Julia (Roxana Randon) recita “¿Qué hay en un nombre? Eso que llamamos rosa, lo mismo perfumaría con otra designación. Del mismo modo, Romeo, aunque no se llamase Romeo, conservaría, al perder este nombre, las caras perfecciones que tiene”; el juego permanente de la palabra que nombra, sobreimprime el espíritu de cómo debe ser el amor y revestirlo de la forma en que Shakespeare lo expresó, calzar en las palabras, en los poemas, hacer del amor una entelequia; en el Golem, Jorge Luis Borges replica a Cratilo: “El nombre es arquetipo de la cosa,/ En las letras de rosa está la rosa/Y todo el Nilo en la palabra Nilo.”; polémica platónica que refiere a la naturalidad del lenguaje, que en esta obra se ha hecho biografía en estas mujeres, a través de las obras que representaron.

Lo que para Julia –cuyo nombre refiere a Julieta–, en Ofelia (Chiara Francia), será Hamlet; y en Dessiré (Melody Llarens) será Otelo.

Julia, Dessiré y Ofelia, como personajes de Chejov inverso, relatan las experiencias íntimas sorprendiendo con la ficción, que han reinventado su realidad.

Algunos artificios del diálogo, en que toma préstamo de Oscar Wilde –que se menciona en la obra–, expresan de cierta manera el punto de vista con que cada una percibe su interpretación del Director y la relación amorosa; recuerdan citas que acomodan a una verdad personal, cuestionando la de las otras.

Ofelia –que asume que su nombre real inspiró al director a convertirla en la Ofelia de Otelo, el nombre como un objeto concreto y designado–, con veinte años y supuesto amor último del Director, pone el foco en una realidad que orbita las obras de Shakespeare y a su vez las hace desafiantes: «Hamlet, una obra llena de citas»; la edad le hace percibir el tiempo en retroceso, no detecta que la obra es previa y ahora son citas. Ese es el reto de los dramaturgos y directores en la era de la Internet: cómo se repone a Shakespeare ya convertido en un catálogo de citas; el fenómeno aislado de la disección en la anatomía de los textos de Shakespeare, diálogo de las mujeres de sus textos, inspiración, pero a su vez excusas que habitan el sentimiento como objeto deseado: el amor; como producción del pensamiento compuesto en las obras del escritor.

En el escenario hay pocos elementos, premios, y la Corona fúnebre, dejando a la luz el protagonismo.

La vida de tres mujeres en un sentido hagiográfico, toma el plano a través de la relación con la comida que es parte de la ceremonia del funeral; la comida como un dispositivo de presentación de características de los personajes; recursos de posturas de vida; el Director les ha calzado una vida, como un guante, al que ellas se han acomodado y dejado en estado atemporal, abandonando otras formas de relación, incluyendo disolver la realidad.

Quién es el hombre, director, persona, cada una invención utópica o el que ha creado ese escenario final, el de su desaparición y el enigma. El espectador tendrá que descubrirlo.

Las actrices crecen en la representación de los personajes femeninos de Shakespeare, como suele ser, la prepotencia de la intertextualidad poética de Shakespeare llena el escenario con elementos que nunca son complementos, sino el código proairético del que ninguna puesta escénica escapa.

                                                                                 

 

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FICHA TÉCNICA

 

Voces en off: PATRICIA SUÁREZ-CLAUDIO APRILE

Escenografía: DT ESCENOGRAFÍAS / ANA DÍAZ TAIBO

 Vestuario: LUCIANO ROSINI

Diseño de Iluminación: DAVID SEIRAS

Ingeniero de Sonido: WALTER SOSA

Fotografía: NACHO LUNADEI

Creatividad y Diseño Gráfico: NAHUEL LAMOGLIA

Dirección imagen pantallas: DANNAH MICHINSKY

Videografía: MATÍAS S. DE BUSTAMENTE

Gestión y asesoría: A TIERRA GESTIÓN/TATIANA D'AGATE Asistencia de Dirección: VALENTINA SANTELL!

Administración y Asistencia de Producción: JAVIER MEDIN

Prensa: VALERIA FRANCHI

Asesoría en redes: PABLO LANCONE

Presenta: MAGNICABALLI MAROGLIO

 

Duración: 70 min.

Miércoles 21:30 hs.

Teatro Buenos Aires – Av. Corrientes 1699.

 

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.