Por Teresa Gatto
Luis Rivera López ha sabido forjar una carrera independiete del apellido ilustre que porta (es hijo de Jorge Rivera Lopez). Es un hombre sencillo y sensible. Con un C.V. relevante que veremos al pie de la nota, y que porta con la misma cautela e mucha idoneidad, con la que se dedica a actuar, dirigir, escribir y siempre tiene el mismo modo amable, nada estridente y nada egocéntrico que se agradece mucho.
En esta ocasión, Rivera López llega al Teatro Nacional Cervantes, nada menos, dirigiendo Salvajada, un texto adaptado del cuento Juan Darién de Horacio Quiroga, por Mauricio Kartun. Un proyecto ambicioso, no sólo por el número de actores y actrices en escena, sino porque además reune un diseño de arte, musica, vestuario y actuaciones tan espléndidas que parace inabarcable y sin embargo es notable.
Puesta en Escena- ¿Cómo surge esta idea? ¿Qué es primero? Me refiero a si Mauricio Kartun tenía esta adaptación de Quiroga y la ofrece o si ustedes sabiendo que existía deciden apostar a hacer este trabajo descomunal?
Luis Rivera López- Mauricio había trabajado esta adaptación hace ya bastantes años en un trabajo con la UNSAM. Jorge Dubatti la editó y prologó en una edición de Cántaro, y la considera una obra muy importante de la dramaturgia nacional moderna. Tanto que cuando accede a la dirección artística del Cervantes, inmediatamente lo llama a Kartún para programarla. Mauricio, que venía trabajando conmigo mucho, sobre todo para teatroxlaidentidad, consideró, en una valorización de mi trabajo que me honra y todavía me asombra, que el tipo de material y el escenario de la María Guerrero, se adaptaban exactamente a mis ideas de puesta, así que empezamos a trabajar la posibilidad que se acaba de concretar.
P.E.-No es necesario que oculte mi admiración por la puesta, ya que la hice pública, pero siempre es interesante conocer los procesos: ¿Casting? ¿Tiempo total entre lectura y ensayos? ¿Elecciones musicales y sobre todo las decisiones estéticas que me parecieron deslumbrantes (a cargo de Alejandro Mateo). El espectador debe saber que clase de apuesta eligieron y el maravilloso resultado de ese diseño del espacio escénico que es casi todo el escenario.
L.R.L.- Cuando el TNC me propone oficialmente el proyecto, hubo dos cosas que dejar en claro en principio: una, que en el tiempo que el teatro oficial asigna a los ensayos (dos meses) era completamente imposible concretar un trabajo serio, y otra, que la forma de producción usual del TNC, en el que la escenotécnica llega y es finalizada unos quince días antes del estreno, tampoco era pertinente. Necesitábamos meses de trabajo investigando con prototipos de títeres-objetos que pudieran descartarse y rehacerse, espacios que pudieran habitarse y, eventualmente modificarse, vestuarios que pudieran adaptarse a la comodidad de la construcción de los personajes… en fin, los resultados que hoy se ven, no solo son resultado del talento artístico, sino que pasan centralmente por la elección de una forma de trabajo adecuada, en la que los elementos que componen el universo teatral lleguen en el momento necesario y se respete el tiempo del proceso de amalgamamiento entre ellos. Fueron nueve meses intensos, empezando por el trabajo conceptual entre el equipo técnico y de producción, coordinador, escenógrafo, músico y luego seis meses con el grupo de intérpretes. Ellos surgieron de una confluencia hecha en coordinación con la dirección del Cervantes de posibilidades y necesidades. Buena parte son integrantes de LIBERTABLAS y otros surgidos de propuestas y largas charlas acerca de objetivos. Nunca imaginé casting porque no estaba en duda el talento profesional de los convocados. Solo había que acordar acerca del sentido grupal y colectivo que tendría el trabajo y que, creo, es una condición que se transparenta totalmente en el resultado sobre el escenario.
P.E.- ¿Cómo es trabajar con tantos actores en una puesta que debe resultar milimétrica a la hora de cada escena? No hay nada a destiempo. Todo acontece con una sincronicidad fantástica.
L.R.L.- Esa sincronicidad milimétrica no es el resultado de una obediencia ciega de cada parte del engranaje a una forma impuesta desde afuera. Cada pieza de ese rompecabezas es elaborada por el actor en una investigación conjunta. Al ser el teatro una tarea inevitablemente grupal, al mismo tiempo que se van conformando los colores propios de cada acción expresiva de cada una de las escenas, se van construyendo las uniones y fusiones entre cada individualidad creativa (con respeto sagrado a cada una de esas individualidades, que son el tesoro genuino del trabajo actoral) y de las transiciones entre escenas, lenguajes y niveles de lectura. Así, el resultado fluye sin elementos forzados y solamente queda pulir y terminar. Y en ese primer trabajo de confección teatral es donde la inclusión de los elementos exteriores, especialmente, claro, de los prototipos titiriteros, es fundamental, para que la aparición de lo escenotécnico sea una herramienta que conduzca la sensibilidad del actor y que no la ahogue y apague, como suele ocurrir. Después, todo es tiempo de trabajo y ajuste, sensibilidad y respeto por el camino trazado. Aunque también es importante la revisión de conceptos que no terminan de cuajar. Para todo esto, lo central es la construcción de un ambiente grupal de trabajo muy protegido y cálido, con respeto y a la vez audacia en la búsqueda.
P.E.- Hoy después de haberla visto una sola vez (regresaré) no puedo pensar otra madre que no sea Valentina Bassi, otro Juan Darién que no sea Pablo Mariuzzi y obvio otro personaje narrador y actante que no sea Anaconda , o sea, Monica Felippa. No es que el resto no influya. Belloso está increíble en ambos roles, pero los tres primeros comenzando con la narración y contextualización de la Anaconda tienen una fuerza tal que hace que la obra cierre perfecta.
L.R.L.- Si la madre no es Valentina, será OTRA madre… Cada composición está fabricada desde la individualidad de cada actor o actriz. Y la llegada al espectador es directamente proporcional a la capacidad del intérprete de disfrutar y profundizar en esa composición. En este caso, todos los integrantes del grupo se movieron como peces en el agua en la búsqueda de sus personajes y el resultado de unos está estrechamente (aunque posiblemente en forma invisible para el espectador) ligado con el de todo el grupo. La intención inicial fue trabajar en la potencia del trabajo conjunto (pensando en que esa es una propuesta central del material de Kartún, una obra coral), y creo que ese es uno de los valores centrales de este trabajo.
P.E.- El cartel que enmarca la entrada sobre reclamos salariales me lleva a preguntarme sobre la maravillosa actitud de los trabajadores del Cervantes. Porque nuestro Teatro Nacional, además de ser bellísimo, es el que debe asumir la puesta en escena de determinados contenidos que deben llegar a la mayor cantidad de público posible. Es obvia la idoneidad de todos ellos. Imagino a una multitud haciendo todo posible.
L.R.L.- Ellos están en medio de un conflicto gremial muy importante tratando de defender (como nos sucede a todos los trabajadores) su salario. Y su apoyo en este contexto, fue conmovedor. Nos sentimos cuidados y ayudados, aún con ciertos vicios burocráticos que tiene toda gran estructura. Me es muy fuerte ver la alegría genuina de todos ellos con nuestra sala llena. Como para desmentir todo esquema acerca de lo “apático” de los empleados públicos. Cada función es una fiesta y en esta fiesta bailamos todos. Y da placer verlos divertirse a ellos también.
P.E.- ¿Esta obra se configura como un hiato en tu carrera? No lo digo por tus antecedentes que son cuantiosos y de una enorme calidad y acierto, sino porque no hay nadie que haya visto la puesta que no hable maravillas. Mi sobrina llevo a sus niños de 9 y 7 años y salieron extasiados.
L.R.L. - Cada estreno es un hito de distinto tipo… pero sin duda que en este trabajo estallaron potencias que venían madurando. Se juntan muchos elementos que lo hacen entrañable. Y especialmente la posibilidad que brinda el Teatro Nacional Cervantes de asumir esa capacidad que tiene el teatro como forma expresiva de convertirse en un fenómeno popular. Si bien el teatro como fenómeno tiene una raíz esencialmente popular, muchas veces se encierra en círculos que pontifican ciertos esquemas de distinto tipo (intelectuales, formales, estéticos) cerrándole las puertas al gran público. Nunca soy partícipe de pensar a priori el “target” (forma publicitaria de llamar al destinatario) de un evento teatral, pero la amplitud de mundos, edades, ambientes y círculos que puedan disfrutar de ese instante mágico, me parece una virtud muy ponderable. Y en SALVAJADA, los aplausos finales de la sala llena hablan de esa amplitud.
P.E.- Una última pregunta porque conversaría hasta que las velas no ardan. ¿Hasta cuándo estarán en escena? Porque llenan y agotan de miércoles a domingo y el tiempo pasa volando.
L.R.L.- El tiempo es fugaz, como dice la canción… Tenemos dos meses de temporada en el Cervantes. Terminando el 17 de Septiembre. Después… quién sabe… El TNC tiene programación ya pautada y además es un momento complejo para todo el país. Quizá pueda prolongarse un poco la temporada, quizá pueda reponerse dentro o fuera del ámbito que hoy nos cobija… se verá. Por ahora disfrutamos de cada instante de comunicación y plenitud con un público tan generoso. Así es el teatro. El arte del instante. Mientras estamos sobre el escenario, entre el comienzo y el aplauso, estamos. Después… quién sabe…
En este momento de éxito siempre pasajero (nunca hay que olvidarlo) tengo mucho que agradecer. Especialmente a los LIBERTABLAS. Los que pudieron estar en "Salvajadas" (Mónica Felippa, enorme actriz y compañera de vida, Sergio Rower, amigo y organizador de locuras, Julieta Rivera López, hija y sostén absoluto, Andrés Manzoco, Diego Ferrari y Marina Svartzman) y los que no (Mimi Rodríguez, Juan Castillo y Jorge Sánchez, pero con los que seguimos en esta batalla de la complicada vida profesional del teatro en este país.
P.E. - ¡Muchas Gracias! ¡Qué siga el éxito!
SALVAJADA-
LOCALIDADES AGOTADAS
Sobre Luis Rivera López
Luis Rivera López es actor, director teatral, titiritero, autor, docente. Actualmente Secretario General de la Asociación Argentina de Actrices y actores. Recientemente JURADO NACIONAL de proyectos del INT. Director del Grupo Teatral LIBERTABLAS de más de 40 años de trayectoria, con el cual ha puesto en escena adaptaciones propias de clásicos como Gulliver, Pinocho, Las mil y una noches, Quijote, Cuentos de la selva, en el teatro Cervantes, Paseo la plaza y muchos otros. También ha dirigido, adaptado y actuado en espectáculos para adultos como Sueño de una Noche de Verano (Teatro Cervantes), Will y Sue, Macbeth, Aleluya erótica y actualmente una nueva versión de Las mil y una noches. Integró el Grupo de titiriteros del San Martín durante 11 años desde su fundación en 1977 con dirección de Ariel Bufano, y dirigió recientemente al mismo grupo en su versión de “La vuelta al mundo en 80 días”. Ha recibido múltiples premios: Argentores a la mejor obra en dos oportunidades, dos ACE al mejor espectáculo infantil, el María Guerrero por su trabajo actoral, Podestá, Florencio Sánchez, ATINA, UNICEF, Teatro del Mundo en repetidas oportunidades, FUCUN, Javier Villafañe, KONEX a las 10 personalidades de la década en Teatro para jóvenes y niños. Recientemente el Premio del I.N.T. al colectivo teatral nacional, ACE al mejor espectáculo por Las mil y una noches y Mención ACE a los 40 años de LIBERTABLAS. Libertablas ha participado de infinidad de festivales nacionales e internacionales, ha sido declarado de interés cultural por el Congreso Nacional y por la Legislatura de la CABA. Realiza constantes temporadas dedicadas al público escolar llevando ya más de 3.000.000 de espectadores.