Una de Giampaolo Samá, con la actuación de Miriam Odorico, en Timbre 4 por Denise Pascuzzo


En Una se pone de relieve el carácter múltiple de un yo que se expande, se desdobla, se construye, se descompone y se vuelve a construir. El yo como lo posible en sus múltiples posibilidades de ser y de narrarse, de verse y de ser visto. Allí, un cuerpo que hace una danza, una música de palabras y de gestos, nos recrea en un instante preciso la belleza.

Por Denise Pascuzzo

 

"Porque yo es otro. Si el cobre se despierta clarín, no es por su culpa.

Algo es evidente: asisto a la eclosión de mi pensamiento: lo miro, lo escucho:

toco en el arco del violín: la sinfonía ejecuta su movimiento

 en las profundidades o llega de un salto a la escena"

Carta del vidente. Arthur Rimbaud

 

 

Microscopía de la mirada, de la palabra, del ser. Ver demasiado, mirar con asombro, ponerlo todo en duda. Desconcierto extrañado. Disponer el ojo virgen para el ver o construir el yo virgen en medio de la noche (“La noche es una orquesta despiadada, es silenciosa”, se dice en el film Maestro de Música). Y el cuerpo del espectador todavía tiembla al día siguiente de la función, vibran todas esas voces emitidas por la voz y por el cuerpo de Miriam Odorico. Lo que escenifica el personaje de Una, Angélica Moscarda, es también lo que lleva a cabo el arte: desnudar lo que llamamos “vida” con la mirada, para poder ver todo, quizás demasiado, con esa mirada que desnaturaliza y observa con extrañamiento la belleza o el horror. Y la palabra es un agente fundamental de esa tarea. La palabra y el cuerpo.

Dice Giampaolo Samá en un texto preliminar previo a la dramaturgia de Una en la edición que puede conseguirse a la salida de la función: “La descomposición del yo, la locura y la cordura, la ineptitud y la habilidad, las debilidades y fortalezas. El desorden y el orden (…) La fabulación como síntesis y origen del hecho teatral. Las máscaras y los personajes que interpretamos día a día”. Qué es un yo, un sujeto, sino la construcción propia de uno mismo y lo que los demás construyen de ese sujeto. Allí se pone de relieve el carácter múltiple de ese yo que se expande, se construye, se descompone y se vuelve a construir. El yo como lo posible en sus múltiples posibilidades de ser y de narrarse, de verse y de ser visto. La mirada es una especie de orfebre, y que junto con las palabras, materializan la pregunta metafísica: “Fue un instante. Eterno. Vi en ese instante todas las cosas que no se pueden cambiar: la prisión del tiempo –el nacer ahora, ni antes, ni después; el nombre y el cuerpo que nos tocó; la cadena de causas…”

Ahora bien, ¿quién es, frente a los demás, quien ve demasiado, quien todo lo desnaturaliza y lo vuelve extraño?  De un modo similar a Hamlet de Shakespeare, Angélica Moscarda se la ve o se la quiere ver como una mujer presa de la locura. Es tan lúcida que mejor es verla y tratarla como a una loca. No obstante, volverse otra, producir un cambio deliberado del propio yo podría pensarse, también, como un acto político transformador, que inevitablemente devendrá una transformación  del mundo de alrededor. “El resultado fue la locura, mejor; la conciencia de la locura, fresca y clara como una mañana de primavera. Lúcida, precisa, como un espejo. Quería cumplir un acto que no tenía que ser mío, sino de la sombra que vivía mi realidad.” (p.36)

En Una, que se puede ver los sábados a las 20,15 en Timbre 4 (México 3554), más que nunca el teatro ahí es cuerpo, un sentir intransferible. Es estar ahí cerca de Miriam Odorico haciendo con su voz y su gestualidad algo que yo nunca antes había visto. El de Miriam es un cuerpo que hace una danza, una música de palabras y de gestos que nos recrea en un instante preciso la belleza.

El texto fue escrito por Giampaolo Samá, en una versión libre de una novela de Luigi Pirandello (Uno, ninguno y cien mil). La obra es actuada por Miriam Odorico y dirigida por Giampaolo Samá. El texto de la obra puede conseguirse en libro a la salida del teatro o en Librería Hernández. El volumen presenta, además, algunos textos que lo acompañan y fotos tomadas de la escena por el propio Giampaolo Samá.


Timbre 4

SÁBADOS 20:15hs

Duración: 70 minutos

PREMIOS FLORENCIO 2022 - Mejor Espectáculo Extranjero - Otorgado por A.C.T.U. (Asociación de Críticos Teatrales del Uruguay)

 

Ficha Artístico/Técnica

Dramaturgia: Giampaolo Samá
Actúan: Miriam Odorico
Vestuario: Julio Suárez
Diseño de luces: Giampaolo Samá
Diseño gráfico: Paola Bilancieri
Producción: Perbacco
Dirección: Giampaolo Samá

Socilto de Otoño de Sebastián Bayot, interpretado por Ana Padilla, por Teresa Gatto