UNA. Cuando lo maravilloso finalmente se hace presente por Teresa Gatto



Con la adaptación libre de Uno, Ninguno y Cien Mil de Luiggi Pirandello, Giampaolo Samá que también dirige a Miriam Odorico, consigue una maravilla escénica ya que ella encarna como nadie la disolución de la personalidad de la que hablaba el Nobel Italiano, pero además nos lleva de paseo a tiempos y espacios que casi se pueden tocar. Sublime Interpretación.

Por Teresa Gatto

 

“Un nombre no es otra cosa que un epígrafe funerario.

 Sirve para los muertos, para quién terminó.

Yo estoy viva y no terminé. La vida no termina.

Y no conoce de nombres, la vida.

Un árbol, eso soy. Sí: árbol, nube, libro, viento”[i]

 

Como bien señala Jorge Luis Montiel en el prólogo de UNA, “Uno, ninguno y cien mil (Uno, nessumo e centomilia) es la última novela de Pirandello que él mismo nombró su testamento literario y así se cumplió.

No se puede decir, luego de leer esta adaptación, que haya habido osadía. Es más que claro que Giampaolo Samá no sólo conoce los materiales con los que va a trabajar, sino que, además, sospecho que también conoce a la actriz fabulosa a la que le va a encomendar la tarea de llevarla a escena.

Y que la obra original tuviera como protagonista a un hombre “Moscarda”, le suma a esta adaptación un plus y no porque el personaje sea femenino ni porque se vean los sesgos de género. Aunque valdría la pena mencionar aquello de las Subjetividades Nómades que tanto alumbraron los estudios de género[ii] , ya que deberíamos hacer pie en esa cualidad intrínseca del Género Femenino que consiste en migrar, no de pueblo, ni a nuevo de espacio, sino más bien de modos de ver una nueva cosmogonía que en la que se puede insertar renunciando o no a parámetros preestablecidos. Mirarse y mirar.

Pero ésta tratará de ser una crítica teatral. Una crítica de cómo se constituye UNA y cómo, la sociedad Samá/Odorico llevan adelante no sólo el rito sagrado del hecho escénico.

 

Un día, el esposo de Angélica, Aldo, le dirá que tiene la nariz torcida. Ella irá a comprobar este hecho que le pasó desapercibido en cada ocasión en que se vio en el espejo. Tal vez se vio, pero no se miró. Éste hecho que parece banal, desatará un sinfín de cambios en Angélica. Porque esa mujer que no podía avanzar demasiado comienza un camino que no finalizará jamás.

 

En un escenario absolutamente despojado, con una iluminación que la abraca por completo y oscurece el resto (lo que no importa) Miriam Odorico comenzará su viaje.

Un viaje existencial y real. “Gengé” como la apoda su esposo, sólo necesitó de esa aseveración para comenzar a irse y a llevarnos a todos los mundos posibles que atravesamos con preguntas y actos.

Se asume que cuando una puesta es brillante, superlativa y más, el crítico/a, debería encontrar con facilidad los adjetivos que den cuenta de una actuación memorable.

Ocurre que es más difícil. Porque esa dama que, sentada en una silla, sin maquillaje y vestida de un modo sobrio y sin estridencia de color o aditamentos, hace tanto pero tanto. Dice tanto pero tanto, conduce la historia de desde aquella mañana en la que se vio en el espejo y con torciones de registro magistrales puede ir al pasado, puede recorrer el presente en el que se hará cargo de todo, saltando esta vez, esas piedritas que antes la detenían.

Capaz de un entregarle a su personaje todo su ser, no escatimará en nada en lo absoluto. Y repondrá con un chasquido de su boca, las gotas de lluvia que golpean unas viejas chapas.

Gengé, Angélica, Miriam, nos están llevando de paseo por su vida que, finalmente no es demasiado diversa, en sentido filosófico a la suya o a la mía. Acompañando el pensamiento de Gilles Deleuze, el sentido se plantea momento a momento y se resuelve en cada situación, en cambio el acontecimiento es lo que dispara el sentido.

En UNA un aparente pequeño acontecimiento dará el puntapié para que Gengé encuentre el sentido no sólo de su vida. Sino de los muchos rostros que nos construyen.

¿Cuántos somos? Cada uno de nosotrxs es quién cree ser, el que los otros decidieron que es y el que nosotrxs mismos creemos ser.

Podría aquí, deshilvanar cada suceso/acontecimiento que la vida de la protagonista afronta poniéndose a cargo de su vida y sus posesiones y también de la comprensión de que cada mirada puesta sobre nosotrxs mismxs es, además de la nuestra, una buena o mala edición del ser puro, acotado, con segmentos claros y oscuros. Con aristas que ninguno descubrió.

Eso sería caer en el facilismo de contar un argumento, más teniendo la obra a la izquierda de mi ordenador.

Prefiero que el Lector/Espectador/Receptor, conozca a UNA, que la vea de frente y verifique como primera acción, cuántos seres lo habitan y a mismo tiempo y sin solución de continuidad advierta que no está frente a una actriz más.

Miriam Odorico no sólo pertenece a lo mejor de su generación, sino que además en esta puesta en particular, entrega todo aquello que acopio como actriz en su vida. Y es muchísimo. Tanto que retornó el asombro a cada gota de sangre de mis venas.

No hay un solo gesto sobreactuado, hay delicadeza extrema hasta para sin levantarse de la silla, figurar con su cuerpo y su gesto una pelea, hay cambios de registro asombrosos que se eclipsan en el momento perfecto. Tan perfecto como el cambio de luz que Samá (que también diseña la iluminación) modifica según los tempos de la representación y los sucesos.

Y así se cumple la maravilla, somos Uno, Ninguno y Cien Mil, pero en el escenario de Timbre 4 los sábados a las 20.15 hs. Sólo hay UNA y el asombro, el deleite y la teatralidad colmada a un punto de éxtasis total e irreversible. Nadie es el mismo después de ver UNA.

 

Ficha Artístico/Técnica

Autor: Giampaolo Samá

Actúan: Miriam Odorico

Vestuario: Julio Suárez

Diseño de luces: Giampaolo Samá

Diseño gráfico: Paola Bilancieri

Dirección: Giampaolo Samá

PREMIO FLORENCIO SÁNCHEZ

TEATRO EXTRANJERO

URUGUAY 2022

Este espectáculo formó parte del evento: LUZ DE SALA, 6° Festival de Teatro Independiente (virtual)

Web: https://www.timbre4.com/teatro/626-una.html

Duración: 70 minutos

Clasificaciones: Teatro, Adultos, Artes Escénicas, Monólogos, Unipersonales

 



[i]Samá, Giampaolo, UNA, versión libre de “uno, Ninguno y Cien Mil de Luiggi Pirandello. Ediciones del Camino, Bs. As. 2023, pág. 57.

[ii]Braidotti, Rosi, Feminismo, Diferencia Sexual y Subjetividad Nómade, Gedisa, México, 1996.

Socilto de Otoño de Sebastián Bayot, interpretado por Ana Padilla, por Teresa Gatto