A veces ser Vitalicio es una injusticia. A cuántos mediocres conocemos que viven de aprovechar el lobby que hicieron allá lejos y hace tiempo. En cambio hay artistas pre-claros, talentosos que reman una vida entera sin conseguir los galardones que merecen por no tranzar con el sistema.
Por Teresa Gatto
“Un golpe de dados nunca abolirá el azar”
Stéphane Mallarmé
¿Cómo sobrevive un artista? ¿Cómo se escapa de la cadena insondable de eslabones que en tierras como la nuestra le dedica a la Cultura el menor presupuesto posible?
A veces con astucia, otras con lobbys. No es el mejor ni lo será jamás pero consiguió subsidios para no tener que preocuparse por nada en el extenso o breve futuro que le espera.
Vitalicios es una puesta que en tono farsesco desentraña no sólo la arbitrariedad de algunas entregas de premios sino que además muestra cómo quiénes deciden están pregnados de una medianía absoluta.
Encerrados en el quinto subsuelo de un edificio vetusto, 3 seres de la resignación deben nominar y decidir a quién le entregarán el Premio Vitalicio en distintas disciplinas del Arte. Viejas estanterías que clasifican las disciplinas artísticas amontonan como archivo viejo, carpetas que contienen los nombres de los agraciados o desdichados no elegidos.
Algunos caen en un cajoncito de deshechos, otros, muy pocos serán aceptados.
José Sanchis Sinisterra, su autor, metaforiza una estado de cosas que en la coyuntura en la que escribió esta obra, era desesperante en su tierra, España. Paro y desahucio. Abuelos recibiendo nietos e hijos caídos en la desgracia de no poder pagar la hipoteca. Lo único vitalicio de esos seres excluidos es la miseria.
Aquí, en ese subsuelo polvoriento, los 3 personajes encarnados por Cecilia Cósero, María Rosa Frega y Pablo Flores Maini, deciden, una canta los nombres y la otra acepta o deniega, Esa denegación manda al tacho al candidato.
Cada tanto los ruidos acechan el espacio. No se sabe si el “montacargas” que puede traer unas medialunas pura levadura o si es una orden. También puede ser un terremoto, la Cultura tiembla en esa cueva.
Bellas Artes, Teatro, Danza, Cinematografía, Literatura y más, son el descarte en una secuencia espacio temporal que arbitrariamente elige. arroja a un cesto sin la menor consideración. Incluso, los nombres que se barajan no ameritan la más mínima mención. Son ilustres desconocidos para los referatos que intervienen.
Es posible pensar que así se manejan muchas cuestiones no sólo de la cultura sino de otros quehaceres.pero si hasta el Premio Nobel es un azar atribuido a la política o posición del candidato. Aquí se trata de recortar.
¿Le suena recorte? ¿Ajuste? ¿Achique? ¿Devaluación de todos los imperativos que un sujeto necesita para vivir?
Las actuaciones son orgánicas y logran no sólo la hilaridad sino también ciertos descubrimientos en torno a lo camaleónico de los 3 artistas en escena. La dirección de Mónica Benavidez es tan precisa que no hay un sólo piolín suelto que se note.
La escenografía de Eduardo Spindola y el vestuario de Jorgelina Herrero Pons, junto al diseño sonoro de Sergio Klanfer, completa una puesta ágil y bien actuada pero necesaria para entender en qué mundo vivimos.
Ser Vitalicio tiene sus privilegios, para ser outsider sólo hace falta transitar las calles.
FICHA TÉCNICO ARTÍSTICA
Autor: José Sanchis Sinisterra
Actúan: Cecilia Cósero, Pablo Flores Maini, María Rosa Frega
Vestuario: Jorgelina Herrero Pons
Escenografía: Eduardo Spindola
Musicalización: Sergio Klanfer
Diseño gráfico: Leandro Correa
Asistencia de iluminación: Matias Noval
Asistencia De Producción: Rocío Cárcano
Asistente Fotografía: Walter Cesar Remus
Asistencia de dirección: Claudia Díaz
Duración: 60 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
Duración: 60 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
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Viernes - 20:00 hs - Hasta el 30/09/2022