Stéfano. Las ilusiones perdidas





La obra de A. Discépolo, se redimensiona en la puesta de Osmar Núñez con un elenco que hace honor y un protagìnico consagratorio. Los sábados a las 21.00 hs en Teatro La Máscara.

Por Teresa Gatto

 
"¿En suma, si el éxito privado del liberalismo retacea la realización social del inmigrante y del rescate inmediato de los héroes de [Armando] Discépolo, es porque ¿el liberalismo necesitaba del fracaso del inmigrante y del hombre con carencias para asegurar su sobrevivencia?"
 
David Viñas, Grotesco, inmigración y fracaso: Armando Discépolo, Corregidor, Buenos Aires, 1973, Bs. As. pág 126  
 
Muchos e interesantes han sido los estudios crìticos que se han hecho sobre el devenir del Sainete en Grotesco Criollo. Y así como el primero era una forma importada, que dio su frutos por estos lares, como las formas teatrales estàn vivas, fue mutando a lo que conocemos como Grotesco. Se producen muchas confusiones cuando se habla de Grotesco Trágico, porque no hay un anclaje en la canónica tragedia griega. De manera que lo trágico que es invariablemnete el fracaso y a veces la muerte, son consecuencias no del devenir posible que el  dramaturgo haya elegido sino que, cuando narran la historia de las diferentes oleadas de la inmigraciòn en Argentina, podemos rastarear desde la Generaciòn del 80' liberal, xenofòbica y discriminadora, una posiciòn casi determinista al fracaso. Y si bien es cierto que los autores que, apropiándose de Emile Zola eran naturalistas y deterministas (!Ay! las modas y la falta de tradiciòn) no fueron los ùnicos que impulsaron un lugar ex-cèntrico para aquellos que venidos desde lugares remotos creìan que L'Amèrica era prometedora. Para el criollo patricio eran una chusma repugnante de la que huir era imperioso, refugiándose en "el campo".  
Por eso no es casualidad el epìgrafe elegido, porque si bien el Maestro Pellettieri ha trabajado el género con seriedad y la debida historizaciòn, David Viñas estaba leyendo toda la realidad sociopoloìtica argentina y su influencia  en los artefactos artísticos que el campo popular hacia circular y el modo de producción de Armando Discépolo,  nada menos.
Stéfano es la historia de un fracaso individual y familiar. Individual porque es el primero en llegar en una de las oleadas inmigratorias posteriores a la Primera Guerra y su sueños de músico son tan poderosos que embarca hacia aquí a sus padres.
También consruirá una familia y se pondrà al hombro el tratar de manetenerlos a todos. 
Que sea un grotesco, en la humide opiniòn de esta publicaciòn, no amerita la carcajada, a menos que la consideremos una explosiòn de tensiòn emocional. Desde el cocoliche que hablan los padres del protagonista y él mismo sostenido a la perfección siempre, pasando por los diálogos entre su padre y su madre que tienen una cuota de hilaridad pero dramáticos, todo se enmarca en esa cosa inasible y difusa que es un destino que se cumple sólo porque es narrado.
Pero más aláà del detalle de cómo "mirar" a este género teatral, lo único que debemos decir es que la puesta esá dirigida de un modo minucioso y calibrado por Osmar Nuñez, que los hace lucirse a todos.
Los padres de Stéfano intepretados por Elena Petragila (Marìa Rosa) y Jorge Paccini ( Don Alfonso)  son un par indisoluble que sostiene diálogos sobre la desgraciada miseria en la viven y algunos reproches de el padre  porque Stéfano siempre fue el preferido de María Rosa. Ella sí creía que su trombòn llegaría lejos y que podrìa finamente componer aquella ópera soñada que lo lanzarìa al éxito. Ambos poseen una organicidad en ascenso conforme se llega a al climax.
Los hijos, al menos dos de ellos están en una situaciòn indecidible entre la debilidad emocional y la incompresiòn del mundo, Ñeca, muy bien interpertada por  Paloma SantosPatricio Gonzalo como Radamès que porta con solvencia la ternura de aquellos a los que les cuesta comprender que están al borde del abismo y Lucas Soriano, el que nos deja la intriga con su logrado Esteban de, si de un modo determinista fracasarà como todos o si "afuera" del sofoco de ese sótano lúgubre, logrará concretar algún sueño, casi  por intervenciòn del azar.
La esposa de Stéfano interpretada por Marìa Nydia Ursi Ducó, logra momentos de alta tensiòn dramática porque ya no puede sostener nada màs. Ni su vida,ni su amor incondicional, ni esa existencia tan mìsera como los ropajes que la cubren. Gran desempeño.
Pablo Mariuzzi, el mensajero de las malas noticias y muy a su pesar, es quién desata la última desgracia y a la vez, coopera con amplia solidez, en el descenlace.
Norberto Gonzalo, en un papel que llamaremos consagratorio no sólo porque protagoniza con solvencia sino porque no hay una sola cuerda de su instrumento que desafine al ponerle el cuerpo a su Stèfano. Gonzalo, sabe qué y a quién está representando, no porque el resto del elenco no, sino porque sin un sólo gesto de apropiaciòn del espacio escènico, que es todo el escenario, y por ser esa cabeza de familia, sabe, como se sabía antes, como era menester hacer en aquellos tiempos, que debe cumplir con los sueños propios para dar lo mejor a los suyos.
Pero esto es Argentina lectores, y podríamos discutir durante añares no sólo las políticas inmigratorias sino ademàs en qué condiciòn y con qué sueños llegaron. 
Las decisiones estéticas de la obra cumplen con creces con el diseño de vestuario y escenografía de Alejandro Mateo y la puesta de luces de Cristina Lahet.
Hoy sabemos que cumplir sueños en nuestro suelo es difìcil y esporádico pero también que sin aquellos que llegaron de muy lejos, no tendrìamos una mixtura de razas maravillosa y todo lo que el multiculturalismo le aporta a la cultura.
Stéfano es un clasico polìtico, ni exitencial ni moral ni filosòfico. El hecho de ascender social y económicamente lo es, con Mateo queriendo persistir en la tracción a sangre, sin poder adherir a una nueva modernidad ni alcanzarla.
Es polìtico porque da cuenta de la carencia, el agobio y la frustraciòn que significa  no poder vivir de lo que se desea y sí de lo que te ofrecen en formato explotaciòn.
Gracias Discèpolo, Gracias Stèfano, Gracias teatro.
 
 
Duración: 90 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
TEATRO LA MÀSCARA
 Piedras 736 
Entrada: $ 1.000,00 - Sábado - 21:00 hs - Hasta el 30/07/2022apaCapital Federal - Buenos Aires - Argentina
Reservas: 4307-0566
http://www.lamascara-
 
Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.