Ribetes en tu piel rojos quedaron



Si Darío Bonheur escribe dramaturgia poética exquisita, Eloísa Tarruella la dirige de manera sutil y maravillosa, tan sutil y maravillosa como es la presencia de María Nydia Ursi Ducó en escena. Queda una sola función y ojalá haya triplete.

Por Teresa Gatto

“Se los advertí. Les señalé la página técnicamente perfecta.

Les avisé de los peligros. ¡No agotar un filón! ¡Humildad!

¡Buscar, perderse en tierras desconocidas!

¡Pero con cordada, con migas de pan o guijarros blancos!

Sin embargo yo estaba loco, estaba loco por culpa

de mis hijas, por culpa de ellos, (...),

y no me hicieron caso”

Roberto Bolaño

Monólogo de Quim Font en Los detectives Salvajes.

 

Si de bucear en tierras desconocidas de trata, Darío Bonheur es un experto. Su poética, aborda desde un lugar, oblicuo siempre, aquellos tópicos que, conocidos o no, proponen un extrañamiento que los redime de la repetición y los convierte en nuevas formas literarias (dramatúrgicas) en algo nuevo.

Veamos el título, no es agramatical pero está construido al revés, todxs diríamos Rojos quedaron ribetes en tu piel o Quedaron rojos ribetes en tu piel.  Sin embargo no se puede atribuir al azar el paratexto  porque en la obra, el proceso de los devenires de ambos personajes, interpretados de manera magistral por María Nydia Ursi Ducó, ofrecen la contrapartida de lo que un espectador puede esperar.

Cuando en el primer monólogo Estelita narra su afición por la música, esa que la hizo acreedora de un piano soñado, nadie imaginará cuál será la historia que, contada con un amor y un candor magnifico, la convirtió en otra cosa. Estelita no tiene quejas, recorrió el mundo, escuchó miles de manos aplaudiendo el talento y la música que de alguna manera también fueron para ella.

En el siguiente monólogo “el Hombrecito”, nos contará y re-presentará aquel anhelo de tocar frente a una multitud y que su madre lo apruebe de una buena vez. Qué bien sonará esa obra con sus manos acariciando el piano.

Ursi Ducó es capaz de mutar en segundos, no se nota, porque la música en vivo en el piano que interpreta Florencia Caruso nos mece en aquellos temas que conocemos mucho o de oídas pero que son el acompañamiento ideal porque estas historias hablan de música, de músicxs, de intérpretes, de sueños, de anhelos y de cómo llevar con amor y hasta alegría un cambio de destino.

El diseño de vestuario y escenografía de Sabrina López Hovhannessian, son de enorme iconicidad y a la vez de minimalismo que propone que la atención se fije en el personaje sin distracciones en ambos casos. Agregando un toque de ternura extra en el Hombrecito, que luce esmirriado y languido tal cual veremos luego su devenir, en el caso de Estelitla será una sinfonía de rojos que Ducó lleva con la elegancia que la caracteriza. 

En torno a la iluminacion que juega un papel importantísimo, Carolina Rabenstein ha sabido hacer una grabación de luces exactas y manejarlas como un personaje más de la puesta.

La tentación de enmarcar esta obra en una poética del fracaso ha sido mucha pero no resulta acertada porque no hay fracaso colectivo, toda vez que los personajes han vivido y soñado con amor una vida cercana a la música, dentro de ella, una vida que con notas de Schumann, Schubert o Mozart han dado sentido a aquellos amaneceres y noches no sólo de ellxs, sino de cada sujeto que dispuesto a que el Arte forme parte inmanente de sus vidas, se acunaron en la esperanza. Y por qué no decirlo, de todxs los que de algún modo bañados en alguna desesperación eterna o pasajera, hemos recurrido a la música, a la literatura, esa compañera entrañable, ambas artes creadoras de mundos “otros” que en la vida y en la Dirección estupenda de Eloísa Tarruella, resuena en cada espectador que no pudo menos que aplaudir de modo sostenido esa identificación no sólo con los sueños, sino con los despertares que no fueron tan amables como los soñó.

Queda una sola función, el domingo próximo a las 18. El espacio es Hasta Trilce que invita al café, la charla y el encuentro.

De lo que sucede en la sala será el espectador el que juzgue no sólo el artefacto artistíco contruido con seriedad, rigurosidad y  con amor y respeto hacía el texto espectacular, sino además la devolución de esta humilde mirada que por trajinada no deja de sorprenderse jamás. Allí reside la magia del buen Teatro.


Autor: Darío Bonheur

Intérprete: María Nydia Ursi-Ducó

Diseño de vestuario: Sabrina López Hovhannessian

Diseño de escenografía: Sabrina López Hovhannessian

Realización de escenografía: Julieta Muro Frangi

Músico En Escena: Florencia Caruso

Diseño De Iluminación: Carolina Rabenstein

Fotografía: Amarellano

Diseño gráfico: Juan Francisco Reato

Asistencia de dirección: Alejandro Charo

Prensa: GarBo Prensa

Producción ejecutiva: Ale García

Dirección Audiovisual: Cristian Holzmann

Dirección:Eloísa Tarruella

Duración: 60 minutos

Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos

TEATRO HASTA TRILCE
Maza 177 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4862-1758
Web: http://www.hastatrilce.com.ar
Entrada: $ 800,00 - Domingo - 18:00 hs - Hasta el 29/05/2022

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.