Después de 15 años y con los nuevos cambios de paradigma de género, Mariela Asensio lo hace otra vez. Asume la dramaturgia y dirección de una puesta notable en todo sentido. Actuaciones brillantes, agilidad sin baches y la dramaticidad justa en el momento adecuado. En el Teatro El Picadero, los viernes y sábados a las 22.00 hs.
Por Teresa Gatto
Hubo un tiempo en que caminaste sola, escribiste sola
estudiaste sola y te vestiste sola. Recuerda ese momento.
Monique Wittig
Las mujeres son multiorgásmicas y los hombres no.
¿De verdad somos inferiores?
Mary Swift
La compañía femenina me ha hecho ver el verdadero
sentido de fuerza, determinación y valentía.
Franz Kafka
Cuatro closets con inodoros y algún espejo, más un soporte que recuerda las barras que se colocan cuando hay adultos mayores en casa, son toda la escenografía que necesitan las actrices. ¿Para qué más?
¿Qué hacen las mujeres en el baño? ¡Todo! Comenzando por la depilación, masturbación, chat de citas, necesidades fisiológicas, poses, hacer de actrices, leer, escuchar música con auriculares sin ser intervenidas por molestos reguetones y por sobre todo: Vomitar todo lo que no pueden decir. Sos lo que querés ser, dale, dale, empezalo a fantasear.
Por supuesto, la hilaridad de todos estos hechos fácticos no falta a la cita y la clase de masturbación puede ser un momento en el que el espectador, como si estuviera en la calle Corrientes y saliera une de eses popes y todo se parara en una comedia de enredos o en un Hamlet, aplaudiera. La puesta ya es desopilante. El aplauso cerrado, un indicio de que ya existe otra predisposición para ver a las mujeres: (Que los Dioses del Olimpo se alineen de una buena vez Dionisio, vos el mito de la doble gestación).
La puesta en su texto espectacular reitera un hilo conductor: el reclamo de un ventilador, hay que presenciar la puesta completa para saber que ese objeto tan caro en el estío es sólo la sinécdoque de lo que se pierde cuando sos vos la que te vas y dejas todo, incluso lo propio. Como si marcharse no fuera un acto de valentía enorme. Salir con lo puesto a remar la angustia y el dolor de lo que no fue. Les tengo una noticia: ya no es una condena estar buena o no estarlo. Pruebas de campo demuestran que un perfil falso con una mujer bellísima e inalcanzable, en una red de citas, puede sacarle a un sujeto masculino caucásico y millennial una declaración amorosa más fácil que agua a un ladrillo. Sí, mis querides evolucionandes. O dejan de ser previsibles o todas congelaremos nuestros óvulos si deseamos maternar alguna vez.
Obviamente la deriva de la obra, no deja tópico sin tocar. Si estás excedida de peso estás condenada, si comes comida chatarra también, sino te guste el fitness serás expatriada y ni hablar de lo que se puede llegar a escuchar sobre eso: “No sos fea, sos particular” Pero por qué no te particularizas el cerebro machirulo precámbrico. Ándate callado. No adjetives que la arruinás darling, estás a un cm del olvido.
Como se advierte estas palabras que tratan de no mostrar el placer infinito y no valorativo, están escritas por una investigadora de Género Independiente que no se va aponer a teorizar sobre otra cosa que una obra de teatro que le resultó el momento más grato en lo que va del año. Y éste hecho está vinculado sólo a la agilidad, diversión en medio de la interpelación y que el Teatro Histórico, otra pasión, puede ser un dolorazo.
La dramaturgia les calza como guante a medida a todas estas mujeres como vos o como yo.
Esther Goris con su Alicia, cuyos artefactos de cocina son un apéndice de su cuerpo como sus manualidades, alcanza un registro pleno, lejos de Eva Perón, es sumisa, tímida y pasea el escenario como ella misma dice: una sexagenaria que irá soltando todas y a cada una de sus amarras. Excelente.
Iride Mockert, a quién alguna vez llamé fiera escénica, no deja nada sin poner en la parrilla. Entrega nada menos que su instrumento sagrado (el cuerpo) para decir que no está dispuesta a sostener ningún mandato ni canon de belleza impuesto por un afuera que, la más de las veces, no sabe nada.
Maida Andrenacci, la chica selfie, la de los likes, poses y con ínfulas de influencer ensaya todas las posibles poses hasta deconstruirse por completo. Las mujeres juntas se potencian. No querrás un aquelarre en tu casa, o acaso ¿No somos unas Brujas? (Maradona dixit)
Laura Cymer, la que lo dejó todo y busca en un ventilador una solución para un calor que no viene del clima, alcanza momentos de dramatismo inusual, sobre todo porque el texto propone un objeto tan mecánico como melancolía de lo perdido que es imposible no empatizar con ella siempre.
Laura Conforte, da clases de canto y actuación. Todos los temas de la puesta son fantásticos y ella como una maestra de ceremonias, además de poner su cuerpo a disposición, hace temblar las butacas con su voz que reclaman el blues, el jazz, el soul, el funk y todos los géneros y subgéneros y actúa maravillosamente.
Los créditos también se los lleva Vessna Bebek que como vestuarista multipropósito no falla jamás. La música de Mauro García Barbe acompaña de un modo tan empático que es imposible no bailar en la butaca y acceder a la propuesta de acompañar con palmas.
La iluminación de David Seldes acentúa la diégesis y los climas por lo que transitan estas mujeres y todas las que tengan algo para decir acerca de su existencia femenil.
Del mismo modo, el diseño de escenografía de María Oswald permite con una sencillez enorme, que esos baños móviles no clausuren jamás la presencia insoslayable de estas actrices que dejan todo y más. Hoy cuando una puesta excede los 60 minutos es muy difícil que la atención se sostenga y en este caso acontece que el espectador siente que la obra se le escurrió entre las manos.
Mariela Asensio con la excelente producción de Paola Luttini, imaginó hace mucho esta puesta que tuve el placer ver en su trilogía[i], que era una cosmovisión semántica de un estado de cosas y hoy la retoma, con los mecanismos textuales que son su sello: repetición para reforzar, coro para sellar el significante y un estribillo que jamás puede faltar.
De manera tal que “que te vengas, que me venga o que nos vengamos juntos” esa imposición machista gritada entre jadeos en el momento clímax del encuentro amoroso, es un modo de amalgamar a estas mujeres en el baño que hace 15 años manejaban otros paradigmas. Con coreografías de Tini Santamaría que les permiten lucirse a todas y posar la vista sobre Goris que acompaña desde el ser de su personaje.
Género es un modo de transitar el mundo. No tengo una sola duda. Género con Praxis Vital es un modo de militar el Feminismo que nos eleve de categoría para igualar no para sobrepasar. Género es, además, una manera de transitar la calle, el baño, la cocina y la cama. Género es lo que se teatraliza históricamente o de modo novedoso para quitarle a veces esos clises que tienden a colocar todes los ignotes que circulan por el condado.
Bienvenida esta puesta tan renovada para los que seguimos el trabajo de M. Asensio desde los comienzos.
FICHA ARTÍSTICO/TÉCNICA
Dramaturgia: Mariela Asensio
Actúan: Maida Andrenacci, Laura Conforte, Laura Cymer, Esther Goris, Iride Mockert
Vestuario: Vessna Bebek
Iluminación: David Seldes
Diseño de escenografía: María Oswald
Redes Sociales: Lucia Peralta
Música original: Mauro García Barbe
Diseño gráfico: Lucía Peralta
Asistencia de dirección: Valeria Tollo
Prensa: Varas & Otero
Producción ejecutiva: Guadalupe Cruz
Producción General: Paola Luttini
Coreografía: Tini Santamaria
Dirección: Mariela Asensio
Duración: 80 minutos
Clasificaciones: Teatro, Presencial, Adultos
TEATRO PICADERO
Pasaje Santos Discepolo 1857
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: (+54 11) 5199 5793
Web: http://www.teatropicadero.com.ar/
Entrada: $ 1.800,00 - Viernes y Sábado - 22:00 hs - Del 14/01/2022 al 29/01/2022