De Ascensores, a reír que se acaba el mundo

 


Dos obras breves de Patricia Suárez dirigidas por Pato Azor, tienen a un ascensor como el disparador de acciones reideras y desopilantes. Si usted creía que en los ascensores la gente habla del clima, la economía o el aumento de las expensas, los 4 maravillosos intérpretes lo llevarán a una dimensión en las que ellos, pueden decir y hacer de todo en un metro cuadrado.

Por Teresa Gatto

Primera Obra:

El Banco de Londres

“Aunque tengas 70 consejeros, aconséjate primero a ti mismo”
Proverbio Judío.

La música bien podría ser la de un film de Hollywood de los años ‘40 o ’50. Para acceder al banco de Londres, al sector de cajas de seguridad, una idishe mame, es llevada por su hijo a fines de guardar a buen recaudo esos ahorros que no deberían estar en casa. La madre yiddish, muestra una renuente fobia a los ascensores y en una enorme interpretación de Mirta Mato, que desde adentro hacia afuera compone a una anciana que no es, trata de convencer a su paciente hijo con miles de excusas y en una  gran labor de David Páez, siendo en su convicción lo más adorable posible, éste le demuestra con miles de argumentos que es necesario poner ese dinero a resguardo. Las nuevas generaciones optan por modernizar los modos del ahorro y así de paso, no sufrir el sofoco de la paranoia materna.

El ascensor, como no podía ser de otro modo, se detiene después de varios estertores y allí sobreviene lo que el espectador sentirá como el mejor humor y a la vez como un modo de ver la vida. Nunca ha sido fácil ser judío en ninguna parte. Y la mame es sobreviviente de un progrom, sabe lo que es sobrevivir y sabe también que cualquier centavo vale porque para entonces y hoy casi seguro, esa estirpe ha tenido que remar y mucho.

Por ello, ella quiere seguir teniendo su dinero en el colchón porque la acecha la sospecha de que el dinero que se deja fuera de casa migra hacia el enemigo y no hacia los aliados. Para cuando el ascensor se arregle, bueno para ese momento debe ver la obra porque la idishe mame tiene grandes sueños para su hijo que usa todas las argumentaciones posibles, ella lo desea Presidente porque como muy bien señala en un guiño del texto: “Este dinero soy yo”.


Segunda Obra:

El Infierno Lujurioso

 

“Amor ch'al cor gentil ratto s'apprende”
Dante Alighieri, Infierno, V, 100, (Francesca de Rimini)

Si usted no leyó la Divina Commedia de Dante Alighieri, tal vez no sepa nada de estos amantes. Francesca era hija del Príncipe de Ravena y por razones políticas fu obligada a casarse con  Gianciotto Malatesta de Rímini, pero era un matrimonio forzado y la soñadora Francesca se enamoró de su cuñado Paolo. Esta historia que Dante trata con mucha piedad, seguramente por sus amores imposibles con Beatrice, no es óbice para que se los destine al Círculo Segundo del Infierno, el de la Lujuria. Así en el Canto V uno asiste a esta historia de las más sonadas de la Commedia porque Dante sin ningún resquemor, colocó en cada círculo a los personajes de la época, sobre todo a los Gibelinos, partido contrario al que pertenecían él y su familia, los güelfos.

Pero estamos en el Siglo XXI y se desciende al infierno en ascensor. Así los amantes que ya están en un grado de confianza y complicidad que no guarda los modos de del año 1287, sostienen toda suerte de conversaciones triviales, y se lucen Débora Longobardi (en u papel insusual pata su trayectoria dramática) y Sebastián Dartayete. No alcanza cuántas obras benéficas haya hecho Francesca, como juntar tapitas plásticas, ella no desea ir del Purgatorio al Infierno que es justamente adónde se dirigen, Dartayete, en un gran trabajo haciendo juego con su compañera, se halla en ropa interior lo que además de un gesto de intimidad aporta a las conversaciones entre ambos, cierta tensión sexual. ¿Quién será el gerente del Hotel Alojamiento? Tal vez el mismísimo diablo. Eso no lo revelo.

Las decisiones de vestuario son sumamente acertadas en ambas obras así como también el diseño de luces que parpadea cuando el ascensor tiene sus inconvenientes. La escenografía que consiste sólo en un ascensor permite ver todos los movimientos de los actores y está muy bien concebida por Ana Díaz Taibo.

Hay que elogiar el trabajo de 4 actrices y actores y la dirección precisa de Pato Azor que los hace mecerse como peces en el agua en un habitáculo reducido que les permite el guiño, la mirada socarrona, el miedo, el ida y vuelta sin taparse ni empujarse en una caja de cristal minúsculo.

Si usted ya vio otras obras de Patricia Suarez, sabe que su capacidad dramática es inagotable, pero esta es mi primera vez con el humor y agradezco esta chance de reír. Porque sin estirpe judía, ni habiendo pasado por el infierno, esos personajes tienen algo de nosotrxs y cuando nos reímos, también lo hacemos por nosotrxs que necesitamos una cuota de humor para sobrevivir.

Quedan dos funciones, si yo fuera usted me apuraría, o, vería la chance de reservar para una tercera función, porque la obra lo merece.

¡Y no lo olvide Reír Alaaaaargaaaa la Vida!

 

Ficha Artístico/Técnica

Dramaturgia: Patricia Suárez
Intérpretes: Sebastián Dartayete, Débora Longobardi, Mirta Mato, David Páez
Escenografía: Ana Díaz Taibo
Diseño de luces: Lucas Orchessi
Fotografía: Silvina Macri
Diseño gráfico: Pato Azor
Prensa: Silvina Macri
Producción ejecutiva: Patricia Franco
Producción general: Silvina Macri
Dirección general: Pato Azor

Duración: 50 minutos

Clasificaciones: Teatro, Adultos

TROMVARTE

Pasaje Santa Rosa 5164 Palermo
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 2-312-9657
Web: https://tromvarte.wixsite.com/tromvarte
Entrada: $ 300,00 - Jueves - 21:00 hs - Hasta el 05/03/2020
Entrada: $ 300,00 - Jueves - 22:15 hs - 05/03/2020



Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.