Berlín en Buenos Aires, la onda expansiva de la shoah que no cesa

 

La obra escrita por Jessica Schultz e interpretada por ésta y Fernando Migueles, nos transporta a un lugar lejano de los sucesos pero que demuestra que la barbarie del Holocausto se perpetua aún en "los salvados". Con gran dirección de Carlo Argento, la puesta se mece en esas zonas en las que culpar aún por amor, y sentir culpa por lo que se dejó detrás son una tensión dramática nodal en las historias de barbarie.

Por Teresa Gatto

“No es lícito olvidar, no es lícito callar.
Si nosotros callamos, ¿Quién hablará?”
Primo Levy en “Los hundidos y los salvados.

 

La Shoah es un desvelo absoluto. Al menos para los sujetos de bien. Su onda expansiva se sigue sintiendo en remotos espacios de la subjetividad. Los relatos, las puestas teatrales, vienen a re-presentar justamente esa expansión de lo inefable que debe ser necesariamente la experiencia del Campo como en Jorge Semprún y Primo Levy, ni siquiera en las palabras de Adorno “El holocausto es el fracaso de la Modernidad”, no alcanza a mensurarlo.

Detrás de un hundido o un salvado, hay mucho más que ser un nazi que migró a nuestro país o a otro, hay bastante más que ser un judío que escapó o que intuyendo un destino que se repetiría en persecuciones y exilios, se suicida como Walter Benjamin con salvoconducto en mano.

“Cada vida es un pozo de soledad que va ahondándose con los años” decía Juan José Saer en El Entenado, este saber ontológico no remite a desdichas amorosas, remite creo, a que cada sujeto con sus saberes y experiencias, crece al punto tal de querer ser honestamente quien quiere ser y esa decisión entraña mucha soledad porque nacemos solos y así nos vamos.

Berlín en Buenos Aires narra la historia de una pareja, ambos artistas que luego de la caída de Berlín recalan en Buenos Aires. Hans, colaboracionista nazi, salva a Helga cambiándole el apellido. Él, director de orquesta y ella una cantante de fama.

La primera exaltación de la pérdida de identidad es el cambio de apellido de Helga y la segunda pasar de ser una artista de nombre a una mucama en la casa de un empresario alemán muy rico. Hans será una suerte de mayordomo. Profundamente enamorado de esa mujer talentosa y bella tratará de que el dueño de casa la escuche cantar y así los presente en una velada que podría ser el comienzo de una nueva carrera, como sí la vida pudiera empezar otra vez sin los estertores y recuerdos de ayer. Como si el triunfo artístico borrara las identidades. No hay hecho que sea más fundante que la identidad. Aun así, Helga, interpretada por Jessica Schultz, en la doble tarea de actriz y cantante, ambas facetas desempeñadas con honores, porque no sólo muestra su angustia por lo perdido sino que interpreta bellas canciones en Alemán, Idish y Francés con una dicción perfecta, que invita a seguir escuchando esa música maravillosa que parece esconder el horror, demuestra desde el inicio una incomodidad. Podría ser el traje de mucama, o todos los bronces que le falta limpiar para la fiesta en la que cantará. Tal vez puedan ser los barrotes de las ventanas que como cárcel le recuerdan a su familia cautiva en Alemania, lo cierto es que esa incomodidad se siente desde el minuto uno y sólo se esconde como un fantasma cuando canta.

Hans, en una gran labor de Fernando Migueles, se encuentra entra la nada y la eternidad, olvidado ya su colaboracionismo con el nazismo, sólo quiere que brillen como en Berlín, comenzar del nuevo, otra vez, como si fuera posible que el pasado no se presentificara para decir: Te observo, soy tu parte indisoluble. Nunca te abandonaré aunque tu ética sea dudosa y tal vez ruinosa.

Cantar que es lo que podría salvar de la melancolía que se despierta en ella en una abundante saga de recuerdos, su baúl aún tiene las fotos de los suyos que son el amuleto para no olvidar sus rostros. No puede no volver a mirarlos una y otra vez, ellos son ella, que aunque salvada es Judía y con orgullo, escondido por las circunstancias que son de amplio saber entre todxs, pero algo del orden de la sangre y la creencia se hace carne en esa mujer que puede cantar como un ángel y sufrir como un animal herido de muerte.

Él, ha conocido el mal, ha colaborado con él y su redención sería comenzar otra vida, con ella su “salvada”.

La explicación de si esta obra podría haber sido un musical que no es, reside justamente en el nodo que es su dramaticidad. En New Orleans cantan en los entierros, en los cultos Bautistas y Metodistas también. Además los familiares y amigos entregan discursos de homenaje a los que asisten. Sin la re-presentación del texto espectacular, la narración de Fernando Migueles y las acciones que importan un conocimiento de la subjetividad de Helga en ese mismo momento, no sería comprensible la dimensión de lo que supone la pérdida de identidad, raíces y la propia sangre.

De hecho, el último  tema completo que canta Helga es La bohème, que según define el diccionario de Oxford es la existencia de "Especialmente un artista, escritor o actor que lleva una vida irregular o libre de ataduras, medio vagabundo y que desprecia los convencionalismos".

Eso quiere Helga, vivir sin ataduras, volviendo a su nombre, recuperando la identidad perdida sabiendo que nunca dejará atrás aquellos tiempos en los que sobrevivió siendo otra.

Como decía José Emilio Pacheco; “No se puede Olvidar, no se puede Perdonar, sólo se puede volver a narrar mil veces lo ya narrado”

La música de Diego Mizrahi es impecable, la escenografia minimalista y el diseño de vestuario de Juan Miceli es funcional en toda la obra. Las luces juegan como las diseñó su director: el juego de la esperanza de uno y la melconlía del otro.

Excelentes trabajos de equipo que ameritan que la obra esté hace varias temporadas en cartel. Y no olvidar ninguna onda expansiva del Holocausto es un deber que Berlín en Buenos Aires cumple con creces


Ficha Artístico/Técnica

Autora: Jessica Schultz
Intérpretes: Fernando Migueles, Jessica Schultz
Restauración De Objetos: Pablo Graziano
Maquillaje: Analía Arcas
Diseño de vestuario: Juan Miceli
Diseño de luces: Carlo Argento
Música original: Diego Mizrahi
Fotografía: Josefa Fernández
Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia
Entrenamiento En Piano: Gaby Toker
Entrenamiento lingüístico: Flavia Vitale
Asistente de producción: Solange Álvarez Argento
Asistencia de dirección: Cynthia Corn
Prensa: Silvina Pizarro
Dirección: Carlo Argento
Duración: 90 minutos

Este espectáculo formó parte del evento: 12 Festival Internacional de Buenos Aires - FIBA 2019

Clasificaciones: Teatro, Adultos

MAIPO KABARET

Esmeralda 449 2do Piso
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4322-4882/8238
Web: http://www.maipo.com.ar
Entrada: $ 600,00 - Domingo y Sábado - 20:00 hs - Del 08/02/2020 al 26/04/2020


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.