La piel de Elisa


La obra de Carole Fréchette encuentra en la dirección de Silvina Katz un aire que la vuelve intemporal. Como atemporales son aquellos amores que dejan huellas en la piel que se pueden revivir después semanas, meses o años. Dana Basso y Lisandro Penelas se lucen con sus roles cambiantes y diversos en una fiesta de amor y una reflexión acerca del paso del tiempo.

Por Teresa Gatto

"El lenguaje es una piel. Yo froto mi lenguaje contra el otro.
Mi lenguaje tiembla de deseo. La emoción proviene de un doble contacto:
 por una parte, toda una actividad discursiva viene a realzar discretamente,
 indirectamente, un significado único, que es "yo te deseo",
 y lo libera, lo alimenta, lo ramifica, lo hace estallar
 (el lenguaje goza tocándose a sí mismo);
por otra parte, envuelvo al otro en mis palabras,
 lo acaricio, lo mimo, converso acerca de estos mimos,
me desvivo por hacer durar el comentario al que someto la relación"
Roland Barthes- Fragmentos de un discurso amoroso

 

La sala del primer piso del Camarín de las Musas se transforma en un bar, el espectador/parroquiano, encuentra un café y papel y lapicera. Claro, Danna Basso va a romper la cuarta pared por varias razones, porque nos necesita como interlocutores atentos y porque nos hará varias preguntas.

Se trata del amor y del paso del tiempo. Rememorar. Sólo se rememoran los amores y las pasiones arrasadoras, lo demás, si la vida es rica y sigue dando oportunidades se olvida. Y no se trata de cuestión del tiempo que duró el vínculo, se trata de la intensidad.  No cualquiera te deja una huella en la piel.

Entonces comienzan a tejerse las historias, todas diversas, a las que el cello de Fabio Loverso les irá poniendo música o sonidos incidentales. En la puerta Lisandro Penelas, será él, esperando el momento justo para entrar en acción. Todos los él con los que ella se cruce, recuerde o converse.

Entre cada una de estas historias de amor o pasión fulminante, la protagonista interpela al público. La menopausia no es pavada, lo único que no se cae es el cerebro (y en algunos casos) entonces fijará su atención y nos las hará fijarla en sus brazos, rodillas, quiere saber si están bien plantadas, si se cayeron o les sobra piel. El mito de la belleza sigue vigente. ¿Nos querrán mayorcitas?

Lo cierto es que La piel de Elisa es un ejercicio para el espectador que ríe o reflexiona, no sólo por la organicidad fantástica de sus dos protagonistas sino porque cada historia es una indagación en sí misma sobre el amor/pasión y mencionamos juntos porque deberían ir siempre de la mano. Pero no.

Se nos pide que escribamos un nombre o lo digamos a viva voz y entonces ese así se llamará el próximo protagonista. También, antes de irnos podemos dejar una historia resumida que nos haya dejado huella.

Muchas veces el amor sigue y la pasión se acaba. The End, sin pasión es imposible sostener hasta un fósforo y otras se va la pasión y llega la resignación, es complejo comenzar de nuevo, no salgamos de la zona de confort. En ocasiones no hay amor, sólo hay piel, sexo, empatía de piel, encuentro de cuerpos, gratos y acrobáticos ejercicios amatorios que tal vez para los protagonistas sea el Kama Sutra y para otros una enorme decepción, pero los interesados son los que tienen la palabra.  

Lo cierto es que los nombres desfilan, femeninos y masculinos y a cada Margarita le toca su Carlos, pero en primer plano y durante 50 minutos, el público no podrá quitarles su atención no sólo por las historias maravillosas que se representan sino también porque es posible ser interpelado.

¿Usted sabe en cuántas pieles dejó huella? ¿Usted sabe que puede haberla dejado sin tocar? Sólo con su perfume en un saludo. Y no se trata de divinizar al Amor sensual como si fuera algo sin lo que no se puede vivir, no. Se trata de pensar que una extraña fusión se produce en un encuentro que puede ser accidental. A veces se fusiona uno solo sin que el otro se entere, se fusiona como en La piel de Elisa. Hay amores y pasiones de todo, hasta, como decía Walter Benjamin: Amores a última Vista.  Esa mujer o ese hombre que viste en una multitud y que existen nulas chances de volver a ver porque un semáforo te dio 30 segundos para que se erice la piel y Adieu.

La cuestión es que la obra de Carole Fréchette, excelentemente bien dirigida por Silvina Katz, nos da una cátedra de vínculos para que ese escapista llamado amor muestre muchas de las indelebles marcas que nos deja en la piel.

La obra cuyo trailer se ve debajo, se representa ahora en El Camarín de las Musas

 

 

Ficha Artístico/técnica

Autora: Carole Fréchette
Traducción: Daniela Berlante
Actúan: Dana Basso, Lisandro Penelas?
Músicos: Fabio Loverso
Vestuario: Ana Nieves Ventura
Diseño de espacio: José Escobar
Fotografía: Akira Patiño
Asistencia de dirección: Vicky Brudny
Prensa: Carolina Alfonso
Producción En Gira: Ale García
Dirección: Silvina Katz
Duración: 50 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos

 

EL CAMARÍN DE LAS MUSAS
Mario Bravo 960
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 4862-0655
Web: http://www.elcamarindelasmusas.com.ar
Domingo - 18:30 hs - Hasta el 24/11/2019

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.