Las creadoras de Sólo lo frágil vuelven al ruedo enrocando sus roles (hoy Paula Ransenberg dirige a Luciana Dulitzky), con una obra inédita de Mauricio Kartun que indaga, al igual que aquel primer trabajo que hicieron juntas, en el desamparo de una mujer sola y el coraje que implica la supervivencia.
Por Mariu Serrano
Tan solo una actriz atrincherada en la esquina del escenario necesitó Ransenberg para instalar el mundo de La suerte de la fea. Con exquisito ojo, Alejandro Mateo diseñó un vestuario de época y una escenografía vintage que generan de inmediato la atmósfera de principios de siglo en que se emplaza esta historia. A media luz, Federico Berthet ejecuta su viola y acompaña el discurso de Dulitzky, que declama el intrincado texto rodeada de un vacío estremecedor. Uno de los logros de esta puesta es el diseño de luces de Fernanda Balcells, sutileza clave que va en consonancia con los cambios de ritmo y las evocaciones de la actriz.
Ella tiene el talento, el estudio, una viola de concierto y otra de estudio. Lo que no tiene es la talla delgadísima, la suavidad en los rasgos, la delantera prominente. Es fea y va al foso. No nació para ser mirada. Arriba habitan las figurantas, jóvenes modelos, rozagantes de elegancia, que no entienden ni jota de lenguaje musical, pero ¡qué bien que fingen! Viola, la intérprete real, se encarga de instruirlas en el oficio de imitar sus gestos en silencio, y todo va relativamente bien hasta que llega Yolanda.
Las noches anodinas de correcta ejecución para un público sordo, que sólo va para pasear la mirada por los cuerpos de las falsas ejecutantes, se convierten entonces en algo mucho más poderoso: una experiencia dionisíaca en la que el títere troca en titiritera, y gracias a su impulso surge una música inesperada. La fea consigue trascender la partitura, arrastrada por la que está sobre el escenario, y juntas componen un género que erotiza las butacas. Un éxito de taquilla. Ferrandiz, el mercenario que las contrata, aprovecha ese envión para reducir el espectáculo al mínimo y llevar ambas caras de la moneda a producir cuantos billetes puedan antes de gastarse.
El monólogo que tiene a este usurero como interlocutor nos irá evocando pantallazos de una historia que va más allá del lugar común de las lindas-tontas y las feas-sagaces; es más bien una reivindicación de la autonomía personal. Sin estar pensado en clave feminista, el mero hecho de tener una mujer no hegemónica como centro hace de La suerte de la fea una pieza con perspectiva de género. La sabia pluma de Kartun da en el clavo nuevamente, componiendo una parábola que desliza una pregunta sobre el valor de la belleza. En una reciente entrevista de Candela Gomes Diez para Página/12, el autor declaraba: “¿Qué es la belleza del artista? Se habla mucho de esto, de estar observando a una presencia bella. Con el paso de los años, me di cuenta de que el arte embellece y de que hay algo que se produce arriba del escenario cuando un cuerpo está en estado creativo que genera un parámetro propio de belleza de una extraordinaria atracción. Y esto no tiene que ver con ciertas condiciones convencionales de lo que uno llamaría la belleza, sino que es la belleza del cuerpo creando.”
El paralelo con el siglo pasado es una característica que la directora también utiliza en la construcción de Para mí sos hermosa, y no resulta casual. Más allá de la decisión estética, que incluye un buen caudal de utilería de corte retro, late una cuestión de fondo: todas estas mujeres atraviesan situaciones plausibles actualmente. La dependencia de la mirada de un hombre, la máxima de que una mujer soltera o sin hijos está incompleta, el mandato de tener que encajar como sea en el corsé de lo considerado agraciado o sensual, siguen vigentes tanto como antaño. En otras palabras, de Lisístrata a La señorita Julia, de 1910 a 2010, el argumento de la sumisión femenina y el poder del erotismo resultan inagotables.
Ficha artístico técnica:
Dramaturgia: Mauricio Kartun
Intérprete: Luciana Dulitzky
Dirección: Paula Ransenberg
Asistencia de dirección: Marcelo de León
Composición musical e intérprete en escena: Fede Berthet
Diseño de escenografía y vestuario: Alejandro Mateo
Realización escenográfica: Los Escudero
Realización de vestuario: Lucina Tropini
Diseño de iluminación: Fernanda Balcells
Pelo: Granado
Prensa y difusión: Marisol Cambre
TIMBRE 4
Boedo 640 (Boedo)
Teléfono: 4932-4395
Web: http://www.timbre4.com/
Entradas $180 - Domingos 17 hs.