La puesta de Rubén Pires es una maravillosa ocasión para saber algo más o suponerlo del genio de Beckett y presenciar el nacimiento de una amistad que no se queda en la superficie.
Por Teresa Gatto
"Ningún nombre bastaría a ningún todo más que
un instante de tiempo. Eso no para de suceder"
S. Beckett
Un cotidiano y casero Samuel Beckett (Carlos Weber) contrata a un casi graduado en Antropología (Carlo Argento) para que le ayude a clasificar y ordenar archivos. Tanto se ha dicho de la tarea del archivista. Pero ésta es tremenda cuando se ejerce en soledad, o no. ¿Quién sabe?
Cada día Martín, el asistente, llega a la casa de Beckett - seguramente el maestro Osvaldo Pelletieri diría que esta es una obra “de encuentro” en la que ese momento crucial desencadena acontecimientos- es posible. Pero en la obra de Rubén Pires, la cuestión es más compleja. Se construye amistad. Así como el amable Martín se asombra y aprende del maestro, el legendario escritor irlandés también observa a su asistente en medio de un cotidiano muy bien logrado por ambos en el que no escasean consejos, aprendizajes, se nos revela un Samuel gourmet y acontecen distintas situaciones que dejan al descubierto que nadie está limitado a lo público. Que interior y bien custodiado existe un mundo casi imposible de imaginar para los que inferimos constatemente cómo son los encumbrados.
La revelación de la existencia de varias colmenas en la terraza de Beckett y la noticia de que se representará Esperando a Godot en una cárcel sueca parecen no guardar similitud pero ¿qué es una abeja encerrada en su colmenar en un techo parisino produciendo miel? Un milagro.
¿Y un preso encerrado en una cárcel haciendo la obra más conocida de Beckett? A propósito de este suceso comprobable: "Un periodista del San Francisco Chronicle, enviado a cubrir el evento, descubrió que los reclusos no tuvieron ninguna dificultad en entender la obra. Uno de ellos le dijo "Godot es la sociedad". Otro dijo "es el afuera". Un maestro que trabaja en la prisión observó: "ellos saben lo que significa esperar... y saben que la llegada de Godot, cuando suceda, será decepcionante”[1].
Así de eventual, con salidas y reflexiones cotidianas que parecen quedarse allí en la superficie pero calan profundo, Carlos Argento y Carlos Weber construyen esa amistad que si es buena nos hace aprender jugando. Pires ha elegido muy bien a sus intérpretes porque contrastan en todo y eso los vuelve más ricos. Uno exhala sabiduría, humildad humor ácido y el otro, deseos de aprender, tanto es así que escribe su tesis.
No recomiendo lanzarse a cualquier encuentro. Hoy puede ser peligroso pero sí presenciar éste. Donde dos actores brillan en medio de una precisa y acogedora escenografía de Sabrina López Hovhannessian, un vestuario preciso de Mercedes Uría y la maravillosa música de Federico Mizrahi.
El mundo de las abejas se vuelve más amplio que una colmena o cien de ellas cuando uno asiste a las reflexiones y alumbramientos mutuos que son el comienzo de una amistad que cuando se logra deja detrás las asimetrías anteriores.
Ficha Artístico/Técnica
Autoría: Rubén Pires
Traducción: Pablo Rey
Actúan: Carlo Argento, Carlos Weber
Diseño de vestuario: Mercedes Uría
Diseño de escenografía: Sabrina López Hovhannessian
Diseño de luces: Rubén Pires
Video: Pic By Lis Arte En Imagen
Música: Federico Mizrahi
Fotografía: Pic By Lis Arte En Imagen
Diseño gráfico: Nahuel Lamoglia
Asistencia de escenografía: Mariana De Sancho
Asistencia de dirección: Liliana Andrade
Prensa: Silvina Pizarro
Dirección: Rubén Pires
TEATRO LA COMEDIA
Rodríguez Peña 1062
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: 4815-5665 / 4812-4228
Web: http://www.lacomedia.com.ar
Entradas desde: $ 250,00 - Sábado - 19:00 hs - Hasta el 01/10/2016