Daniel Veronese reestrena en el Picadero, con un gran elenco, un drama familiar donde se ponen en tela de juicio los valores del matrimonio, la crianza de los hijos, las relaciones fraternales y la fidelidad. En el Teatro El Picadero, los martes a las 20.00 hs.
Por Mariu Serrano
“—Entre nosotros las gentes se casan sin ver en el matrimonio más que el acoplamiento, de ahí sólo resulta la mentira y la violencia. Cuando se trata de una mentira, se soporta fácilmente. El marido y la mujer se limitan a engañar al mundo, presentándose como monógamos cuando en realidad son polígamos. Es malo, pero, en fin, eso es llevadero. Mas cuando marido y mujer, como a menudo sucede, después de haberse comprometido a vivir juntos toda la vida se encuentran con que ya al segundo mes sienten deseos de separarse, y, sin embargo, siguen viviendo juntos, entonces sobreviene esa existencia infernal en que las víctimas se embriagan, se disparan pistoletazos, se asesinan, se envenenan.”
La sonata a Kreutzer, León Tolstoi
Vigilia de noche es una pieza, escrita por el sueco Lars Norén en 1985, que gira en torno a la forzosa e inesperada visita de Alan (Luis Machín) y su esposa, Mónica (Mara Bestelli) a la casa del hermano, John (Walter Jakob) y su respectiva mujer, Charlotte (Pilar Gamboa). Los rasgos comunes de ambas parejas saltan a la vista desde el cruce inicial: dos matrimonios erosionados y tensos, dos hermanos prepotentes y profundamente envidiosos, dos esposas sumisas a pesar de sus arrebatos y notablemente insatisfechas en lo sexual.
Como bien puntuó el director en una entrevista de Carlos Pacheco al momento del estreno: “Son dos parejas desintegrándose. (...) Norén la escribió con un gran distanciamiento, con cierta frialdad. Los actores argentinos se toman en serio estas pasiones. Nosotros somos muy itálicos. No hay forma de no sufrir en la vida.” Esa distancia es un abismo cuando leemos la obra en clave latinoamericana, porque si bien Veronese se jacta de un “realismo exacerbado”, en este caso puntual muestra un espejo trunco de un cotidiano de élite. La gran mayoría de los divorcios o conflictos maritales, así como buena parte de las picas entre hermanos al quedar huérfanos, se ven necesariamente atravesadas por otros condimentos en estas latitudes: inestabilidad económica, enemistades ideológicas, explotación laboral, ostentaciones o vicios. La obra coquetea superficialmente con algunos de estos tópicos, pero no deja de notarse que su autor pertenece a -y elige reflejar- una nación con uno de los mejores estándares de calidad de vida. Aquí, en el último confín de Latinoamérica, ese realismo es tan palpable como la ficciones televisivas.
El prolijo trabajo de los actores saca la mejor tajada de este argumento tan ajeno, potenciando su humor ácido y sus zonas más dramáticas. Los diálogos se cruzan, los parlamentos se truncan, y los cuatro actores efectúan perfectamente el juego del desoír al otro. Sin embargo, tras el encantamiento de estos cuerpos tan vivos, las discusiones circulan y redundan: los conflictos están planteados desde el primer gesto y, a pesar de que la trama desarrolla nuevos aspectos, ningún carácter se ve afectado, tan sólo muestra algo que intuíamos que traía consigo.
TEATRO EL PICADERO
Pasaje Santos Discépolo 1857, CABA
(11)5199-5793
http://www.teatropicadero.com.ar/
Martes 20 hs. - Entradas desde: $200
Ficha Artístico/Técnica
Autor: Lars Norén
Versión y Dirección: Daniel Veronese
Interpretan: Pilar Gamboa, Walter Jakob, Luis Machín y Mara Bestelli
Traducción: Francisco J. Uriz
Asistente de dirección: Adriana Roffi
Asistente artístico: Sebastián Blutrach
Iluminación: Juan Ramos
Vestuario: Laura Singh
Escenografía: Franco Battista
Producción ejecutiva: Gabriel Baigorria
Coordinación de producción: Romina Chep
Producción General: Sebastián Blutrach