Por María Luciana Gandolfo
Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza y Carla Rímola se entregan, con una exigencia física extrema, a un trabajo coreográfico que gira en torno a la violencia. Una violencia que se denuncia, se exhibe y se padece. Y como siempre, solemos ir tras la pregunta de cómo representar aquello, en la forma y el sentido. Pablo Rotemberg lo hace a partir de la música de Wagner, el movimiento arrollador y la desnudez completa, suscripto a una estética de la crueldad. Sobre los cuerpos de La Wagner se inscribe una historia de sometimiento, la historia de la cultura occidental y sus represiones, los estigmas y mandatos sobre el cuerpo femenino, los disciplinamientos y las relaciones de poder. Para contar esa historia (que incluye tantos silencios) no basta el logos. Son necesarios el movimiento y el grito. La coreografía como un grito de hartazgo. La corporalidad, en su fuerza creativa, como bandera de denuncia.
I Wagner
Wagner es la figura elegida en tanto condesa esa lectura diacrónica del cuerpo en el mundo occidental. Ponderado por Nietzsche en un primer momento, su música dionisíaca puede acompañar ese grito de denuncia ante la decadencia de Occidente. Luego el mismo Nietzsche se encargará de detractar a Wagner y arrepentirse de su inicial devoción al compositor y a Schopenhauer, al considerarlos cómplices de esa decadencia. Parsifal o Tristán e Isolda, con sus temas medievales, esgrimen los ideales del Romanticismo, la sublimación del cuerpo, la piedad cristiana. Wagner es complaciente con una cultura que no busca transformar al mundo, sino evadirse de él. Su antisemitismo y su nacionalismo son dos de los bastiones que, en su invocación, más daño han hecho a la humanidad y más heridas han infligido a los cuerpos.
El espectador de La Wagner se enfrenta, por ello, a una belleza hiriente. En consonancia con esta visión nietzscheana, la escena deviene ámbito de exploración cruel. La crueldad en el teatro, en tanto exigencia afirmativa de una vida desalienada, como esgrimían tanto Nietzche como Artaud, es la que permite ver y enfrentar la crueldad negativa de la historia.
II Movimiento arrollador
Pablo Rotemberg compone junto a las bailarinas, acompañados por un diseño de sonido e iluminación impetuosos, coreografías cuyo rasgo pregnante resulta la vigorosidad y la repetición. Analítica del movimiento y referencia a la danza y a su historia, en relación a su concepción del cuerpo y a las relaciones de poder sobre el mismo. Allí, la revisión del relato hegemónico que la danza contribuyó a construir y la redefinición de sus roles femeninos. Si el ideal era la sublimación del cuerpo en el espíritu, aquí los cuerpos caen e insisten en caer violentamente con la fuerza de la gravedad. Si el ideal intentaba borrar los rastros del esfuerzo físico, aquí el esfuerzo es redundante. Caídas, esfuerzos, agotamientos son tan literales que se vuelven metáfora: “¡Mirá, tomá espactador, deleitate con esto!”. Al mismo tiempo, los cuerpos tan entrenados, tan técnicos, son los que pueden gritar con el movimiento, confrontar los ideales y poner en relieve las contradicciones.
III desnudez completa
En este recorrido de gritos y denuncias resulta imprescindible exaltar el cuerpo y darle el lugar que merece luego de ser oprimido y silenciado. El cuerpo habla, el cuerpo siente, el cuerpo piensa, el cuerpo padece. También oprime y también resiste. La desnudez es la vulnerabilidad pero también la fuerza. Es la manera de desafiar estereotipos. Como versa el paratexto de la obra, La Wagner, en su búsqueda cruel, trabajalaunión de los opuestos: erotismo y pornografía, banalidad y sublimidad, irreverencia y consagración. También lo masculino y lo femenino y la puesta en cuestión de sus funciones.
Desafiante e incómoda experiencia cuando la escena grita tanta realidad.
Funciones:
Sábados 21 hs. Hasta el 30/07/2016
ESPACIO CALLEJÓN
Humahuaca 3759. CABA
Teléfonos: 4862-1167
Entrada: $ 180,00 / $ 150,00
Ficha Artístico/Técnica
Dramaturgia y Dirección: Pablo Rotemberg
Intérpretes: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola
Coreografía: Ayelén Clavin, Carla Di Grazia, Josefina Gorostiza, Carla Rímola, Pablo Rotemberg
Iluminación: Fernando Berreta
Diseño de espacio: Mauro Bernardini
Edición musical: Jorge Grela
Banda de sonido: Jorge Grela, Phill Niblock, Pablo Rotemberg, Armando Trovajoli, Richard Wagner
Sonido: Guillermo Juhasz
Video: Federico Lastra, Francisco Marise, Soledad Rodríguez
Fotografía: Paola Evelina Gallarato, Juan Antonio Papagni Meca, Hernán Paulos
Diseño gráfico: Guillermo Madoz
Asistencia de iluminación: Facundo David, Héctor Zanollo
Asistencia de dirección: Lucía Llopis
Prensa: Marisol Cambre
Producción: Emilia Petrakis
Colaboración artística: Martín Churba.