Evocación de un réquiem palpable. Hamlet está muerto. Sin fuerza de gravedad



Con motivo del cumpleaños número noventa y cinco de una abuela deleznable, los cuatro vértices del cuadrado terminan asistiendo al funeral de otro joven. Un eco bastante lejano del príncipe de Dinamarca nos reitera que, como antaño, el mundo está fuera de quicio. Nosotros, si prestamos la debida atención, iremos capturando los esbozos de lo sucedido.

 

Por Mariu Serrano

 

“Una obra de cuerpos atraídos por la fuerza de la tierra. Una obra de almas que deambulan perdidas, haciendo los mejores intentos de subsistencia, necesitadas de un contacto que pueda restablecer la confianza, cierto orden.”
Lisandro Rodríguez

 

Desde que pasamos a la sala de espera, donde está proyectada la cara de Mirtha Legrand en la pared del fondo, deducimos sin mucha dificultad que la puesta renegará de convenciones. Tras un video insólito nos hacen pasar a la verdadera antesala, que en este caso es el lugar de la acción. Los seis actores ingresan desde la calle, nos saludan y se acomodan en cinco butacas que miran al frente. A la izquierda, una cocina. A cada extremo, una suerte de corona de velorio hecha con papel maché. Sobre sus cabezas, un montón de lucecitas blancas. Algo así como una casa de sepelios kitsch, posdramática al tope.

LisandroRodríguez (Pudor en animales de inviernoLa mujer puerca) hace buen uso de su propio espacio, el Elefante Club de Teatro, resaltando con la cercanía del público lo intimista del texto. Esta obra es fruto del cruce que propuso el Festival Internacional de Dramaturgia Europa + América,  del cual participaron otros directores independientes como Guillermo Cacace, Ana Katz y Román Podolsky, entre otros. Eligió Hamlet está muerto. Sin fuerza de gravedad, del austríaco Ewald Palmetshofer, que incluso cuando es intrincado y atonal, es un obstáculo bien sorteado los actores, que sostienen largos coloquios cruzados, circulares, repitentes.

El argumento se presenta casi obvio, las acciones son mínimas y sin embargo algo late en esos cuerpos. Algo del hastío, de la desolación, de saberse en el ojo del huracán. Los eslabones se repelen pero la sangre tira. Andrea Strenitz y Claudio Da Passano, los padres, se lucen más allá de las líneas que les hayan tocado: entran y salen del modo indirecto, de la acusación mutua a la confesión a público al relato de lo que sucede. Del mismo modo Vanina Montes, fría y altanera, interviene exacta con su elegante cinismo, y manipula a su compañero Paco Gorriz, correcto en su papel sumiso y complaciente. La otra pareja se caracteriza por su exceso de decibeles y su nihilismo, y si bien Sofía Britos tiene una solvencia creíble para el llanto, no sucede así al momento de declamar.

Diré al final que en Almagro el teatro independiente tiene una trinchera que ruge, y quien la visita se va con inquietudes.


Ficha Artístico/Técnica

Dramaturgia: Ewald Palmetshofer
Traducción: Pola Iriarte Rivas
Elenco: Sofía Brito, Claudio Da Passano, Andrea Strenitz, Vanina Montes, Paco Gorriz y Claudio Mattos
Luces: Matías Sendón
Dirección y puesta en escena: Lisandro Rodríguez
Asistencia técnica: Lucas Ciro Bustamante
Dirección: Lisandro Rodrigue

ELEFANTE Club de Teatro

Guardia Vieja 4257 (Almagro, CABA)
Teléfono: 4861-2136
Miércoles 21 hs. Entradas: $150

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.