No olvidar ni el olvido

 

Federico Luppi demuestra que 79 años no es nada cuando se es un actor de raza. "El reportaje" de Santiago Varela, con Susana Hornos y dirección de Hugo Urquijo en Teatro El Picadero

Por Mariu Serrano

El concurso “Nuestro Teatro”, convocado por la Secretaría de Cultura de la Nación el año pasado, consagró ganadoras a casi veinte obras, dentro de las cuales se encontraba el texto de Santiago Varela. Convocado para dirigir en el ciclo, Hugo Urquijo se inclinó por esta obra que versa sobre aquella nefasta noche de 1981 en el que el Picadero fue incendiado. Restituido desde el 2012, este teatro con barra lujosa y estética moderna, dista arquitectónicamente de aquel bastión independiente que fuera sede del mítico Teatro Abierto, pero mantiene algo de su carácter.

Ingresa a escena una periodista española (Susana Hornos), ultima los detalles para comenzar su entrevista. Deberá tragarse su aversión y ser convenientemente dócil a las palabras de su interlocutor, pues de otro modo no hay reportaje posible. El retirado General (Federico Luppi), esposado, se sorprende de que un canal internacional no haya enviado a un hombre para representarlo. Detrás suyo, la constante custodia del policía (Tony Chávez), quien, además de ser asistente de dirección, no tiene otra función que liberarle las muñecas y permanecer erguido y silencioso durante una hora y media.

Luppi demuestra que 79 años no es nada cuando se es un actor de raza. Encarna lo más áspero del conservadurismo: aquel deleznable uniforme que quemó un teatro, y con él un símbolo de defensa artística, aprovechando la distracción masiva del espectáculo de Sinatra. Como toda su casta, carece de culpas y siente injusta la condena social de la vuelta democrática. ¿Cómo pueden ser así de crueles con él, un hombre que nunca lastimó a nadie? Cumplía órdenes. Quemó libros, ¡había que desmalezar!, quemó un teatro, ¡pero estaba vacío! La cultura es peligrosa.

Repetidamente los tiros le salen por la culata. Hoy está venido a menos, tartamudea, se le pierden los nombres. La gente ya no respeta su investidura, más bien la rechaza. Y aquella tentativa de cerrar el teatro sólo consiguió una mayor asistencia, una mejor resistencia. Sin embargo no era personal, porque se reconoce un aficionado de las tablas. De hecho, resultó ser amigo de actrices desaparecidas Alicia Palanco y Silvia Shelby, también admirador de Lola Membrives y García Lorca… Pero no, debe haber un error, él nunca dijo eso. Es un recio derecho y humano.


“¿Va a censurar su propia entrevista?”, aventura la periodista, sentada de espaldas al público. El General se sobrepone a su notorio fastidio, explicándole la relación simbiótica entre poder y censura, tan vieja como la Humanidad. Desde Adán y Eva, pasando por los frisos de Miguel Ángel, hasta la dictadura (“¡El Proceso de Reorganización Nacional! Así lo llamaron todos.”), la censura es “saludable, cívicamente equilibradora”.

Puede ser que desde los altos mandos militares hayan montado una ficción, ¡pero era constructiva! Se le oculta al pueblo aquello que no necesita saber. Sentencia: “Vox populi, vox dei. Éramos vox dei nosotros”. Tampoco necesitan ser iguales: esas son estupideces que dice la izquierda torpe e intelectual, esa minoría que sólo aspira al desorden.

Habitar la orilla opuesta con finura, sin distorsiones socarronas, es lo que propone el guión y lo que Luppi logra con maestría, sin olvidar ni los olvidos. La hilacha se muestra sola y cada cual tiene la libertad de sacar sus propias conclusiones. La toma de postura –intrínseca en cualquier obra que tenga un mínimo de poesía- es evidente, y aun así, se atiene a la prédica castrense de tal manera que es una crítica per se. Esta puesta, que fácilmente podría reducirse a un monólogo, sirve de homenaje a aquellos corajudos de antaño que plantaron una semilla de arte político que hoy sigue floreciendo, contra fuego y ceguera. Concluyo como la obra: “El que piensa que el teatro es pura ficción, está total y rematadamente loco”.

Ficha Artístico/Técnica

Dramaturgia: Santiago Varela
Intérpretes: Tony Chávez, Susana Hornos, Federico Luppi
Diseño de vestuario: Valeria Cook
Diseño de escenografía: Valeria Cook
Diseño de luces: Adriana Antonutti, Hugo Urquijo
Operación de luces: Adriana Antonutti
Diseño gráfico: Diego Heras
Asistencia de dirección: Tony Chávez
Producción ejecutiva: Gabriel Baigorria
Producción general: Sebastián Blutrach
Coordinación de producción: Romina Chepe
Dirección: Hugo Urquijo

TEATRO EL PICADERO
Pasaje Santos Discépolo 1857
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Web: http://www.facebook.com/teatropicadero
Entradas desde: $ 180,00 - Sábado - 18:00 hs - Hasta el 29/08/2015



Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.