"The Old Woman" o la subversión de "OuLiPo" en teatro

 



Los protagonistas, Mijail Baryshnikov y Willem Dafoe hacen explorar todas las posibilidades de la lengua hasta el infinito. Teatro Ópera Citi, últimas funciones.

Por Silvana R. López

En una síntesis brutal (me hago cargo), Robert Wilson comenta que comienza el proceso creativo de un proyecto teatral con la luz, a la que luego agrega el movimiento, el texto y el audio. Más tarde, boceta las escenas, las cruza, las altera, le agrega ciertos detalles. Por último, trabaja con el maquillaje y el vestuario y define la construcción del tiempo y del espacio. Todo en un proceso signado por la libertad de armar y desarmar que lleva adelante con su grupo de trabajo en el Watermill Center de Long Island (NY), fundado en 1992, por Bob Wilson, para que los jóvenes artistas tengan un espacio de creación y de exploración en el teatro y en las formas de arte relacionados.

El teatro experimental de Wilson trastorna las categorías de aquella representación que narra en una secuencia de tiempo lineal, en un espacio establecido y con un texto en el que los actores, hilando principio, medio y fin,  nos toman de la mano y nos conducen por la puesta hasta la caída del telón. El proceso de creación y de producción no es, sin embargo,  de inversión sino de subversión, de transformación de la jerarquía de los conceptos (espacio-tiempo-movimiento-texto-música-personajes), ya que, al eludir la noción de principio fundante e inscribirse en la elipsis y la fragmentación, en la digresión y en la anfibología, en la repetición y en la diferencia, se hace posible una infinidad de perspectivas. Wilson no sólo trastorna la escala de esas categorías sino el espacio mismo en el que esa escala se ubica. El espectador debe volver a sentarse y aceptar el pacto que deconstruye el juego.

“The Old Woman”impacta por la luz, un blanco lunar u otros colores en la que los personajes A y B, o B y A, o acaso uno solo, y los objetos, aparecen suspendidos, flotando o marcando un recorrido, una cartografía, un circuito, entre las millonésimas partículas trasmutadas en colores que componen la escena. Los protagonistas, Mikhail Baryshnikov yWillem Dafoe, vestidos con un clásico frac negro, un maquillaje y un peinado que alude al de los mimos, actúan el texto repitiendo frases y onomatopeyas. En una de las escenas, A y B, o B y A, o A=B, sentados en una hamaca gigante, suspendidos en el blanco lunar – un avioncito rojo rompe la composición en blanco y negro- cambian la posición del cuerpo en un ínfimo movimiento, mientras repiten una y otra vez la misma frase en diferentes tonos, inflexiones y estilos, como si exploraran todas las posibilidades de la lengua hasta el infinito, debido a que el martilleo que resuena en esa representación fragmentada que repite y difiere lo proferido y lo representado hace que la diferencia también produzca sentido.

 

Darryl Pinckney, que trabaja con Wilson hace mucho tiempo, realizó una genial adaptación de los textos de Daniil Kharms. Me comenta Irina Bogdaschevski –quien junto a Laura Estrín se ocupa de la edición de textos de escritores rusos-  que la obra de Kharms es fragmentaria, un conjunto de relatos, cuentos, microtextos, diálogos, algunos más cortos otros más largos, muchos de los cuales han sido rescatados y reunidos luego de la muerte del escritor. La adaptación, que no se ciñe exclusivamente al relato conocido con el nombre de “La Vieja”, alude a ese conjunto de textos así como a ciertos aspectos biográficos. Kharms, agrega Irina Bogdaschevski,“el Artaud de Rusia”, vivió en condiciones infrahumanas bajo el régimen soviético y denunció a través de su escritura, en un registro satírico, irónico y humorístico, las calamidades de la humanidad. En esa dirección, “The Old Woman” comienza con un poema sobre el hambre que nos instala ineludiblemente en Rusia, en el período entre guerras, en la persecución a los artistas y en la supuesta muerte del escritor por inanición en su celda. El poema, que se repite como una letanía, alude al hambre que no es sólo hambre de alimentos sino también “hambre de contacto humano, y en esa repetición, se lee el ser desesperado que es Daniil Kharms”(IB) en esa realidad. El gesto de Bob Wilson de aceptar la sugerencia de Wolfgang Wiens sobre la adaptación de la obra de Kharms, la actuación de Baryshnikov y el plus del idioma ruso en sus alocuciones, así como el trabajo impecable de Dafoe y el de todo un equipo, han contribuido a extraer la obra de un escritor genial, poco leído incluso por los mismos rusos, y colocarla en el circuito mundial de las artes escénicas.

 

“The Old Woman” avanza mediante la repetición y la alusión y así, un fragmento del texto de Kharms se desprende, se independiza, y rueda por los distintos actos, como la dentadura de la vieja y el reloj detenido en la hora tres menos cuarto. En el relato del escritor ruso, la vieja pierde la dentadura cuando muere en la casa del escritor y el reloj señala el comienzo del texto, el momento en el que el protagonista le pregunta la hora a esa misma vieja. La indecibilidad entre sueño y vigilia que se lee en el texto de Kharms es representada en “The Old Woman” mediante objetos quebrados y suspendidos en la escena y movimientos repetitivos de los actores. Si en el texto de Kharms, el protagonista esconde a la vieja muerta en una valija para escaparse en un tren, en la obra de teatro, esa valija deviene una valija gigante que ocupa gran parte del escenario. La repetición que también se inscribe como procedimiento en los textos de Kharms (“-Soy escritor. -En mi opinión, eres una mierda […]/-Soy un artista.-En mi opinión, eres una mierda […]”) se hiperboliza en la poética de Wilson.

Las luces, la música, las canciones, los sonidos, la intrusión de objetos, el armar y desarmar la escenografía, el profuso recorrido de los protagonistas por la escena, el texto en ruso, inglés y español, los gritos o exclamaciones onomatopéyicas, la expresión de los rostros cubiertos de polvo blanco, el baile, los giros, los movimientos, el reloj que cruza y entrecruza los distintos actos, por una parte, y por otra, la repetición, el fragmento y el contrapunto como dispositivo escénico, producen un afecto digresivo que nos lleva a la reflexión sobre la existencia de infinitos sentidos, de infinitas posibilidades del lenguaje, del texto, del contexto y de la representación. Acaso como un posible modo de contar la complejidad que se dimensiona en toda historia en la que los hechos no acontecen como puntos sobre una línea sino como el resultado de una sobredeterminación.

Todo ello, sin embargo, bajo la maquinaria perfecta del TIC-TAC del reloj que no invalida la paradoja de Aquiles y la tortuga. Cada gesto, cada palabra, cada cambio de luces, es producida bajo el régimen de un cronómetro.  Esa maquinaria perfecta que se teje desde el encendido de la primera luz y en bambalinas,  como no podía ser de otra manera, también es representada en la escena por una asistente de escenario, que sobre el final, llevándose el reloj, guiña un ojo y saluda al público, develando así el procedimiento o el envés subvertido de esa trama disparatada.


Ficha Artístico/Técnica

Idioma original: Inglés / ruso, con subtítulos al español
Dirección, Concepto de Escenografía e Iluminación: Robert Wilson
Texto: Daniil Kharms
Adaptación:  Darryl Pinckne
Vestuario: Jacques Reynaud
Música: Hal Willner
Diseño de Escenografía: Annick Lavallee Benny
Diseñador de Iluminación: A.J. Weissbard
Dramaturgia: Tilman Hecker
Diseño de Sonido: Marco Olivieri
Director Técnico: Reinhard Bichsel
Asistencia de Dirección: Lynsey Peisinger  y Charles Otte
Manager de la Cía: Simona Fremder
Prensa y Comunicación: Alejandro Veroutis - 

Una Producción de Baryshnikov Productions, Change Performing Arts y The Watermill Center project. Comisionado y co producido por Manchester International Festival, Spoleto Festival dei 2Mondi, Théatre de la Ville – Paris/ Festival d’Autonmé  à Paris, deSingel Antwerp. Produccion Ejecutiva en Change Performing Arts colaboración con el CRT Centro Ricerche Teatrali.

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.