Por Denise Pascuzzo
"Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido,
allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao...
sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido"
Martín Fierro (“La ida”), José Hernández
Matarás a todos de Martín Bontempo demuestra que es posible reírse mucho en el teatro viendo una puesta con actores de un inmenso talento, una vez más en una sala del teatro off como el Teatro Mandril.
La obra explora los procedimientos del culebrón (o folletín) que se combinan muy bien con los aspectos trágicos y cómicos de una situación en pleno campo argentino, logrando una fusión de géneros en una puesta teatral excelente. Allí se establece un cruce entre el oficio actoral más refinado con la música (hay músicos en escena y los actores cantan) y hasta la danza, por enumerar algunos de los elementos que uno ve desarrollarse en la obra.
Así es que el texto revisa determinados temas muy habitualmente asociados con el imaginario del campo o la pampa argentinos, fusionados con las operaciones típicas del culebrón o folletín: el capataz de estancia adinerado, el problema de la herencia, el desengaño amoroso, el secreto, los peones, la maestra rural.
La obra dispone de un nutrido acervo cultural, echa mano e incorpora un montón de aspectos que son propios de nuestra cultura y juega con ellos, fundamentalmente para hacernos reír, pero a partir de los cuales es posible pensar determinadas cuestiones. De ese modo se produce la risa ante elementos conocidos, que en general constituyen un fondo común cultural. Resuenan el Martín Fierro (tanto la musicalidad de sus versos como algunos de sus temas), el bolero, el folletín, el juego de cartas, fenómenos asociados con la fe popular, etc.
El trabajo con el lenguaje es muy interesante, porque se hace un registro muy minucioso de frases de nuestra cultura, y más específicamente del ámbito rural. El lenguaje en Matarás… es un elemento que transgrede, que no está exento de violencia; en ese sentido la obra se muestra como una instancia en la que se incluyen todo tipo de cuestiones, generando la sensación en el espectador de que no hay límites para el teatro en términos de lo que tiene para decir. Eso nos hace pensar que en la literatura, y en el teatro en un sentido más específico, todo puede ser pensado, exhibido y expresado –acaso transformado– bajo su forma, la forma del arte.
Hay un procedimiento interesante a partir del cual en la obra se asocia lo marginal, la enfermedad y la fe popular de un modo que reconcilia, reúne o legitima lo que se encontraba apartado y aquello en quien nadie confiaba. Aparece el tópico de la develación de un secreto que finalmente termina por asociarse con algún orden vinculado con la justicia, al menos simbólica. Seresignifican aspectos de la trama a partir de los cuales por determinadas inversiones lo marginal queda redimido. Por qué no pensar que haciendo honor, tal vez, a la literatura de Boedo, se trata de una puesta que se presenta con un estilo similar al de los textos de esos autores pero con un cambio de tono. Al modo de aquellas vertientes de la poética naturalista presentes en aquella literatura, la obra presenta un cuerpo enfermo y marginal que se redime y pasa a ocupa un lugar. No es poco en una obra que trabaja sobre la distribución del dinero a partir de las disputas por la propiedad.
Interesante ejemplo de la posibilidad que tiene el arte en términos de que una forma –trágica o cómica– cuenta una trama, explora una estética y también plantea una visión de mundo, un estado de cosas o una pregunta por la jerarquía en los rangos sociales.
A través de la risa la obra se atreve a pensar cuestiones de orden incómodo, mete la cuña, es filosa; irrumpen en escena temas y palabras que laceran, de algún modo poniendo en crisis el sosiego de lo establecido. Es una risa que se teje a partir de una urdimbre de temas, palabras y cuestiones que interpelan al espectador a partir de un velo de risa que esconde lo amargo, la violencia, sirviéndose de todos esos géneros que la puesta introduce. La parodia de géneros en este caso funciona para, a través de la inversión y apropiación de esos códigos, pensar en determinados elementos a partir de la comedia. Más que nunca aquí la risa recupera su valor basado en subvertir lo establecido o repensar los órdenes de determinados temas. De un modo similar, este procedimiento se da en el carnaval uruguayo, más específicamente en las categorías denominadas de humoristas y parodistas. En ambas, de un modo distinto pero a través de la forma humorística, se presentan temas que están sobre el tapete, ya se trate de cuestiones de orden político contemporáneo como también elementos que pertenecen a la cultura uruguaya en general.
Así es que, desde el sentido más estricto del concepto del carnaval, Matarás a todos tal vez esté postulando –como plantea Martín Kohan en su artículo “Las fronteras de la muerte”– “una risa ligada con la desacralización y la inversión de jerarquías, en el sentido específico en que Mijaíl Bajtin lo propone para caracterizar a la cultura popular…”
Por eso es que, como en el carnaval –y como en el teatro–, viendo Matarás a todos uno puede sentir que el mundo real se suspende por unos instantes para acceder a una dimensión imaginaria y de risa, con todo lo que ello implica.
La presente crítica corresponde a la función del domingo 10 de agosto a las 20 hs.
Ficha Artísitico/Técnica
Autoría: Martin Bontempo
Actúan: Martin Bontempo, Pablo Grey, Mercedes Moreno, Ana Clara Ochoa, Mariela Rey
Músicos: Javier Prazak, Ricardo Scalise
Diseño y realización de vestuario: Mariela Rey
Diseño de luces: Magdalena Berretta Miguez
Video: Alejandro Gómez, Milton Muller, Laura Otero
Fotografía: Lula Bauer, Federico Feliziani, Eliana Saihueque
Ilustrador y diseño gráfico: Horacio Petre
Asistencia de dirección: Anita Conde
Dirección musical: Ricardo Scalis
Dirección: Gabriela Biebel, Andrés Sahade
Duración: 90 minutos
Funciones: Los domingos a las 20:00 hasta el 31/08/2014
Teatro Mandril
Humberto Primo 2758 (mapa)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina
Tel: 4308-6253
http://www.arcoyra.com.ar/
Localidades: A la gorra