Bossi Big Bang Show



En este nuevo espectáculo Martín Bossi supera a los anteriores: M, El Impostor y El Impostor Apasionado, no porque el nuevo sea mejor sino porque este actor que baila, canta e imita no se sienta sobre laureles a repetirse.

por Teresa Gatto

"La risa, ella sola, ha cavado más túneles útiles que todas las lágrimas de la tierra"
Julio Cortázar

 

Nunca voy a los estrenos comerciales, prefiero que la opinión popular y la crítica los homologue, en especial cuando sobre ellos existe ese maniaco prurito de pensar que la cultura popular debe siempre apelar a lo ya sabido.

Este no es el caso de Martín Bossi cuya espléndida perfomance deja sin aliento al más pintado. No sólo porque sus imitaciones son cada vez más milimétricas y no en el sentido de la mimésis que espera ver a un Elton Jhon idéntico a sí mismo, sino porque logra captar la sustancia de esos personajes que en la colección de la nostalgia tienen importancia en nuestra evocación. De manera que Rod Steward, Freddie Mercury (sumamente emocionante), Frank Sinatra, Ray Charles, Axl Rose, Michael Jackson, Louis Armstrong, John Lennon y otros de la galería del recuerdo, se hacen presentes desde el comienzo del show marcando un ritmo que no decaerá jamás; los cuadros se van sucediendo sin que las variaciones de registros produzcan mesetas de ninguna especie.

El verdadero Big Bang es el estallido de rememoraciones (como aquellos asaltos juveniles en los que las chicas llevaban la comida y los chicos la gaseosa y todos proveían sus discos) en los que Bossi apela a modos de la diversión perdidos no sólo por caprichos de modernidad sino porque algunos de sus aspectos han hecho y siguen haciendo una burla de la comunicación dejándonos cada vez más solos. El teléfono celular y la internet han terminado provocando ficciones comunicacionales e incluso amores virtuales en los que la pantalla es el verdadero espejo: estamos solos. Y nada más que en el encuentro dejamos de estarlo. Volvamos al potrero a jugar a la pelota, abjuremos y hagamos abjurar a nuestros pibes de esa cárcel llamada Play o Wi y que se saquen por un rato ese grillete llamado joystick. Esos valores que no por nostálgicos son menos importantes aunque la modernidad nos pase por encima.

El segmento dedicado a los capo cómicos tiene un cierre fenomenal en el que la nostalgia y aquel humor (hoy es cosa de niños comparado con las aberraciones televisivas) alcanza momentos de una emotividad única, tal vez porque en los sectores populares se siga sintiendo mucho la falta de Borges y Álvarez con la que muchos nos íbamos a dormir los viernes por la noche.

La presencia de Manuel Wirzt, no sólo como director musical sino también como actor y cantante, logran junto a la esplendida banda que puede hacer rock, fusión, jazz o cumbia y a un cuerpo de bailarinas y coro magnífico, todo lo que un espectador necesita para sentir que le han devuelto mucho más que el precio de su entrada, le han devuelto la sonrisa, la emoción y hasta el bailar "lentos" como hacíamos hace tiempo, para que en esas casi dos horas de espectáculo el mundo sea un poquito menos oscuro.

Bossi, artista todo terreno, actor, bailarín e imitador, gracias por las noches de todos tus espectadores.


Funciones: Martes a domingos en Teatro AstralAv. Corrientes 1639 (mapa), Ciudad de Buenos AiresTel: 4374-5707 / 4374-9964
http://www.teatroastral.com.ar

Ficha Artística/Técnica:

Martín Bossi, Manuel Wirzt, Jorge “Carna” Crivelli

Big Bang Orquesta: Cristian Torres , Mauro Bianchinelli , Ivan Barrios , Nauel Aschei , Ignacio Bartet , Catriel Galvan , Pablo Gimenez , Julian Santagada , Juan Cordima , Francisco Cordima , Nelson Gesualdi , Pablo Tomas Raffo , Nicolas Fridman , Julio Morales

Big Bang Coros: Paula Tapia , Martina Lupardo , Lila Frascara , Gabriela Laguzzi , Sonia Savinell

Dirección: Emilio Tamer
Director Musical: Manuel Wirzt
Director Coreográfico: Alejandro Lavallen
Productor General: Diego Djeredjian
Productor Asociado: Jonatan Kassir
Produce: MD+
Prensa: Alejandro Veroutis

MAS CENIZA, escrita por Juan Mayorga y dirigida por Adrián Cardozo, por Teresa Gatto