La Maquila (de triturar subjetividades)

 

La obra de Valeria Medina es una metáfora cruda de esa realidad que, oculta, mata antes de que sueltes tu último aliento.

Por Teresa Gatto

"¿Crees tú que la mejor de las sociedades comunistas
podrá modificar de manera fundamental
estos condicionamientos de las relaciones individuales?
Yo creo que, al menos por algún tiempo, seguro que no.
 Y me parece que tales sentimientos
 son propios de las clases explotadas,
 no de la burguesía”
 A. Gramsci, Cartas a Yulca

Una maquila  (en inglés sweatshop)  vocablo desconocido hasta los albores de este siglo XXI, es una fábrica generalmente situada en países periféricos, lo que significa empobrecidos, de allí a pensar exclusión, indigencia y trabajo esclavo no hay más que una pequeña asociación.

La maquila o maquiladora como sistema de explotación y ensamblaje, se dio a conocer cuando los feminicidios de Juárez tomaron estado público pero no por ello cesaron. Cesó la vida de quienes reclamaban por esas mujeres abusadas y arrojadas al desierto de esa zona árida que conforma la frontera de México con EEUU. Estas maquiladoras son legales. Hasta tienen un propio sistema de transporte que lleva a las trabajadoras desde el centro de Juárez hasta el desierto en que se desvanecen.

Pero hay otras “maquilas”,  las de la industria textil, éstas además de esclavizar a los trabajadores, matan de modo silencioso, no sólo por la ausencia de libertad sino porque el mismo sistema de trabajo diezma la salud de los que, explotados y arrojados a la impiedad, soportan este antisistema para lo legal pero que es un sistema del que muchas clases hacen uso para enriquecerse.  Existen en Argentina muchas causas durmiendo en los cajones de los juzgados, implicando a importantes personajes públicos  que por los parentescos con  ilustres procesados  jamás  van al estrado.

La maquila, es una puesta en escena de Paula Etchebehere, con dirección de actores de Raquel Albeniz.  Su autora, Valeria Medina ha ganado el 3er Permio del Concurso de Dramaturgia “Estampas de la Argentina Actual”.  Medina escribió este texto en torno de improvisaciones con un grupo de actores haitianos y otros actores afrodescendientes en Córdoba y luego debió adaptarlo a las nuevas nacionalidades ya que muchos enunciados estaban en creole, como se habitúa a denominar a los idiomas nacidos en la fusión de dos culturas, la de origen haitiano en este caso y la nuestra.

El espacio asfixia, entelado por doquier  en el diseño de escenografía de Magali Acha logra sofocar a la platea. Pero nunca ese ahogo será igual al que sienten los trabajadores esclavos de esa industria textil. Escapar. Huir. Respirar. Inhalar un poco de aire cuando de modo yuxtapuesto el mundo del glamour hace un desfile a beneficio por las víctimas de Haití.

Una lograda y significante puesta en escena que logra dimensionar  el des-orden. Un espléndido presentador de desfiles, a cargo de  Julián Duffy, pisotea las telas que son el material de trabajo y a la vez la cadena y el grillete de Esteya, una trabajadora paraguaya en la piel de Coral Gabaglio de gran labor en escena que trata inútilmente de convencer a Rosa María, en otra excelente labor de María Forni que el único futuro reside afuera.

Yakes, un maquilador chino cuenta los botones y en una suerte de ecolalia se repite y nos repite una dulce canción china, Ignacio Huang, logra mostrar un rostro de la desesperación que es un gesto tibio y acunado a veces por Esteya o por Rosa María cuando su desesperación o temor estallan. Si al menos pudiera huir con Esteya, tal vez cruzar la frontera. ¿Cuál frontera? La de la libertad, el diseño audiovisual muestra una colina, ésta se hace cuesta arriba, llegar a esa cima sería ser libre.

Las migraciones están resonando durante todo el devenir de la obra, no sólo por la cuestión multiétnica  que  silba y susurra sino además porque ellas son causa de la existencia de las maquilas. Es sabido como en todo el mundo pero en Mesoamérica y Sudamérica más, son constantes las muertes y desapariciones de los que, en busca de un salario, caen en las redes de la producción en serie de estos infiernos. Los capataces que no son mucho para la patronal pero invierten la lógica del amo y el esclavo, descargan todo su poder contra esos cuerpos que sólo imaginan una suerte de paz escapando o muriendo. Así, Vicente Santos como Apo, logra no sólo mantener a raya el trabajo sino usar los cuerpos para algo más. El miedo que ya lo ha entregado los deja poseerse.  Mientras tanto el sólo nombre de Cutó, a cargo de Carlos Lombardi, genera el miedo de la golpiza, el castigo y el oprobio.

Una petite mannequin noir, a cargo de la colombiana Adriana Julio, completa el cuadro en el que moda, glam y esclavismo son un solo magma y un oxímoron toda vez que la belleza de las pasarelas es fruto de la declinación de los valores más primordiales que el género humano pierde en su avaricia por el dinero.

De modo sostenido, Lucila Tolis, Camila Santillán y Emilia Ramos, logran coreografías que metaforizan las caídas y el arrastre que los sujetos en situación de esclavitud experimentan de modo continuo.

Este grupo de trabajo que hace tiempo transita los escenarios con calidad e investigación, entrega una puesta que para cualquier espectador con conciencia social o una visión de la equidad se vuelve interesante e insoslayable.

 

Ficha Artístico/Técnica
Autora: Valeria Medina
Actúan: Julián Eduardo Duffy, María Forni, Coral Gabaglio, Ignacio Huang, Adriana Julio, Carlos Lombardi, Vicente Santos
Bailarines: Emiliano Ramos, Camila Santillán, Lucila Tolis
Vestuario: Julia Moretti
Iluminación: Magali Acha
Diseño de escenografía: Magali Acha
Realización de escenografía: Sergio Sagiryan
Música original: Lautaro Cottet
Fotografía: Pablo Kalhat
Diseño gráfico: María Forni
Asistencia de escenario: Rodrigo Parise, Tomás Valenzuela
Asistencia de escenografía: Sol Soto
Asistencia de dirección: Daniela Martínez
Prensa: Tehagolaprensa
Producción ejecutiva: Anabella Valencia
Supervisión dramatúrgica: Ignacio Apolo
Dirección De Visuales: Pablo Kalhat
Coreografía: Paula Etchebehere, Marina Svartzman
Puesta en escena: Paula Etchebehere
Dirección de actores: Raquel Albeniz
Dirección: Paula Etchebehere

TEATRO EL POPULAR
Chile 2076
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Teléfonos: 2051-8438
Web: http://www.teatroelpopular.com.ar
Entrada: $ 100,00 / $ 50,00 - Sábado - 22:30 hs


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.