Con un gran texto de Pehuén Gutiérrez y una enorme actuación de Ana Padilla, Cornea es un unipersonal de gran calidad que cuenta una historia aparentemente pequeña que se agiganta.
Por Teresa Gatto
“...días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,..”
Jorge Luis Borges
“Nunca se ha establecido la relación entre lo que vemos y lo que Sabemos. Todas las tardes vemos ponerse el Sol. Sabemos que la tierra gira alrededor de él. Sin embargo, el conocimiento, la explicación, nunca se adecua completamente a la visión” dice John Berger[i]. Y es posible que cierta adecuación del mundo tenga que ver con el recuerdo. Para que el que no ve, hay un mundo que tiene los colores de los recuerdos. Ellos, tiñen afanosos una catarata traída a fuerza de rememoración, evocación y esfuerzo al presente, devuelven al ahora ese mundo perdido de colores que habita en lo profundo.
De este modo, esa mujer que con su cartera y su bastón se aventura a la plaza en la que en la que un viejo ex empleado se desempeña ahora como jardinero y guardián nocturno, debería responder a su necesidad. Va a buscarlo, sin ver el presente, mirando desde sus cuencas yermas un pasado en el que ambos construían.
Para que una historia mínima alcance una dimensión máxima, es necesario que quien la narra/representa posea no sólo la habilidad de narrar sino también de encantar a sus receptores. Ese exquisito talento de hipnotizar a quién escucha/mira. Esa delicada posibilidad de convertirlo todo en una historia.
Así, Ana Padilla, sola en medio de su espacio escénico que sólo se aclara u oscurece debido al diseño lumínico y a las proyecciones que sobre las paredes laterales dibujan una arboleda, se desplaza entre la habilidad de encontrar todos los matices para el recuerdo y la imposibilidad de ver cómo es el mundo nuevo de ese viejo colaborador.
Los sentidos que pone a funcionar la guían y nos guían, tilo o lavanda, los colores que recuerda se reponen desde su memoria hasta nuestro presente.
Si se sospecha que ese bastón blanco es un sostén, pronto se advierte que no, que la memoria lo es, que los recuerdos son su sostén y que un impulso de vida que no ve pero recuerda y siente, la mueve a la búsqueda no sólo de un pasado en el que podía ver sino en el que podía hacer.
Las pausas, los tonos, la persuasión y lo imperativo, son manejados por Padilla con gran acierto y entonces no importa que “él” no responda, porque ella lo repone, no importa que no esté porque ella lo presentifica. Ella ha ido en busca de un pasado que recuerda y desea hacer presente, porque sólo el hacer nos mantiene vivos, más si no podemos ver.
Córnea, es un hermoso texto de Pehuén Gutíerrez pero es, además, una membrana transparente y dura que se encuentra en el globo del ojo, y como un vocablo derivado del latín corrneus, der. de cornu, cuerno, demuestra que la fragilidad es sólo aparente y esa mujercita ciega que llega a la plaza en la que los tilos son el indicio de un hacer, dará mil golpes duros/córneos de palabras a un hombre del pasado y al espectador para demostrar que la vida en el ayer o en presente necesita de una chance en la que residir viendo sin ver, con una voluntad inalienable.
No hay historias prqueñas, hay puestas enormes, Córnea es una de ellas y es un unipersonal lo que la dimensiona mucho más.
Ficha Artístico/Técnica
Autor: Pehuén Gutiérrez
Intérprete: Ana Padilla
Diseño de vestuario: Maite Corona
Diseño de luces: Lucas Orchessi, Héctor Zanollo
Diseño sonoro: Mariano Rótolo
Fotografía: Nacho Ansa
Ilustrador: Maite Corona
Diseño gráfico: Facundo Sorba
Asistencia de dirección: Rosalba Menna
Prensa: Carolina Alfonso
Producción: Pablo Elías Quiroga
Dirección: Pehuén Gutierrez, Nery Mucci
Duración: 50 minutos
ELKAFKA ESPACIO TEATRAL
Lambaré 866 (mapa)
Capital Federal - Buenos Aires – Argentina
Reservas: 011-4862-5439
Web: http://elkafkaespacioteatral.blogspot.com
Entrada: $ 100,00 / $ 70,00 - Sábado - 19:00 hs - Desde el 12/04/2014