Querido Ibsen: Soy Nora

 

La más reciente obra de Griselda Gambaro reestrenada bajo la dirección de Silvio Lang es un múltiple ataque contra la autoridad en el plano artístico y social. Una operación desequilibrante del poder puesto en jaque por su propia creación.

Por Germán Tosto

Abre la escena un piano intervenido por una cuchara. Entra Nora marcada por el paso de la música en un recorrido rectilíneo, filoso, casi mortuorio. Es este recorrido marcado por la intervención de un símbolo del decoro burgués en un escenario casi despojado el que dispara la transgresión en la obra de Griselda Gambaro.

Henrik Ibsen, vuelto personaje, es ahora obligado a dialogar con su propia creación y paulatinamente se ve incapaz de moldear el destino de Nora. Con ese gesto, la obra quiebra con la línea de poder que subyuga al personaje y en ese diálogo metartístico patea el tablero del sistema de autoridad. El borramiento de los límites del verosímil ficcional, de los planos diferenciados de las figuras de la realidad, la escena y el texto que la precede, abre el juego entre personajes que de lo contrario no comparten la misma dimensión. Pierden el orden, su lugar seguro. Dios-autor-padre-esposo de pronto se ven incluidos en evoluciones de cuerpos que los cuestionan – golpes, saltos, arrojos, bailes de marionetas que quieren dejar de serlo. Ibsen lucha contra el desajuste. Intenta una y otra vez imponer el orden sobre una creación que ya no le responde. La Nora hiperbólica de Gambaro esquiva una y otra vez los designios supuestos por la tragedia burguesa de quien, en el desasosiego, falta a la autoridad masculina, al decoro, a la ley literaria y social.

La coyuntura en la que por amor Nora quiebra la regla moral no se traduce en su condena, su muerte. Esta vez se echan los dados y la palabra del autor ya no es omnipotente. “Si hay un problema, bailemos”, pero el baile es esta vez de a dos, y Nora deja de ser una muñeca para elegir su paso. Diseña sus propias reglas y se niega a ser condenada por la ley que no le pertenece; la que la define en su rol de personaje, de mujer y de madre. Escapa, se emancipa y con esa transgresión es ella la que impone sobre Ibsen el camino de regreso. El autor camina su propia tragedia al ritmo de la música ajena.


Ficha Artística/Técnica
Autora: Griselda Gambaro
Actúan: Patricio Aramburu, Belén Blanco, Edgardo Castro, Pablo Cecere, Ezequiel Díaz, Pochi Ducasse, Esteban Masturini, Victoria Roland
Vestuario: Renata Schussheim
Escenografía e Iluminación: Gonzalo Córdova
Música: Pablo Cecere
Asistente de producción: María Ines Sovanni
Prensa: Tommy Pashkus
Producción: Miriam Bendjuia
Dirección de arte: Renata Schussheim
Dirección: Silvio Lang

Funciones: Lunes a las 21 hasta el 28/07/2014
Duración: 90'

Teatro Hasta Trilce
Maza 177 (mapa)
Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Tel: 4862-1758
http://www.hastatrilce.com.ar


MAS CENIZA, escrita por Juan Mayorga y dirigida por Adrián Cardozo, por Teresa Gatto