Susana Hornos y Zaida Rico. Conversaciones con hacedoras de Libertad y Conciencia sobre las tablas

 

Mañana se estrena Pinedas Tejen Lirios en el Extranjero Teatro, conversamos con Susana Hornos y Zaida Rico acerca del proceso creativo de la puesta y también de lo ineludible: Memoria y Libertad.

por Teresa Gatto

Puesta en Escena- ¿Cómo nace la idea de retomar a Mariana Pineda, la real que es inescindible de la lorquiana y que conlleva un sino trágico pero libertario?

Susana Hornos- Creo que como española, hay una parte de mí que no sabe en que momento Mariana Pineda formó parte de mi imaginario, es como pensar en el Quijote o en Max Estrella. Pero lo real es que era la Pineda lorquiana la que transité siempre, cuando nos pusimos con Zai a investigar su vida, a adentrarnos más, la Mariana real resultó ser más libertaria si cabe, no sólo mandó bordar una bandera, también ayudó a escapar a presos, conseguía pasaportes falsos, pero sobre todo vivió según sus cánones, no según la sociedad dictaba, por eso después de viuda se permitió enamorarse, tener hijos sin casarse, algo que en el 1800 era impensable en una mujer. Su figura y su vida nos disparó cantidad de preguntas, pero una fue el gran tótem de la obra: ¿quienes serían las Marianas Pinedas de hoy? Responder a esa pregunta fue crear la base y como siempre decimos, el homenaje, de Pinedas tejen lirios.

Zaida Rico- Creo que toda actriz tiene autores y personajes en su lista de deseos escénicos. En mi caso tanto Lorca como Mariana Pineda son uno de ellos. El germen de Pinedas tejen lirios está sin duda en Granos de uva en el paladar. En seguir investigando sobre la lucha de la mujer, esa gran silenciada; en las mujeres con nombres y apellidos que han trascendido, pero también en las anónimas, en las que aquellos que escriben la Historia siguen empeñados en silenciar. Si Lorca y su imaginario nos regalaron a la Mariana Pineda que todos conocemos a través de su poesía, Elda Munch nos regaló a Susana y a mí la Mariana Pineda real. Ella lleva muchísimos años de su vida investigando sobre esta mujer. Vive en Rosario y durante una escapada a Buenos Aires pudimos reunirnos con ella. Ya ni recuerdo las horas que estuvimos conversando, las preguntas que le hicimos… Su lucha y su vida (que inevitablemente va ligada a su muerte) nos condujeron a esta gran pregunta: ¿quiénes fueron las Marianas Pinedas en otros tiempos y latitudes? Y, quizás lo más importante… ¿Quiénes son las de hoy?

P. E.- Parece que Granada ha tenido varios muertos pero no es la única y es necesario pensar estas categorías hoy porque no hablamos sólo de una heroína que encontró a su autor en 1925 con Federico, sino de una resurrección de lo heroico sin romanticismo literario, lo heroico puro que se convierte en metáfora porque vamos,  la libertad real es una quimera aún.

S. H.- La libertad real no existe creo. Al menos se ha terminado digiriendo como una entelequia y no como algo potencial. Creo que lo que ocurre con muchas de las Pinedas de la obra, ya sea la primera Mariana de 1800 o la Mariana en la Argentina de los 70, que son las personas las que les hemos dado la denominación de heroínas, pero dudo mucho que ellas pensaran por un momento que lo eran, ellas lo que defendieron era su igualdad con el otro, su autoestima, esa fue su dignidad. Pienso que también por eso hemos dejado de lado en la obra el romanticismo, el propio Lorca reconoció que al estar la dictadura de Primo de Rivera y ser su primera obra, se enfocó en lo romántico más que en el activismo político. Hace no mucho un periodista me hablaba de “Granos de uva en el paladar”, según su punto de vista, las mujeres que en España lucharon activamente por la República era por que seguían a “su hombre”, tenía la idea de que ellos tenían el compromiso político y ellas les seguían por amor. Por supuesto tuve que mostrar mi desacuerdo. Todavía hoy se cree que la lucha es cosa de hombres. Es un pensamiento sesgado y muy débil, lleno de agujeros históricos sobre la construcción y el desarrollo de los países. No deja de ser curioso que por otro lado quien comenzó dando un lugar a las heroínas fue justamente el romanticismo literario del XIX, no creo que sea una casualidad que se haya necesitado de un movimiento así para que ellas tuvieran un lugar en la literatura.

Z. R.- LIBERTAD... (Así, en mayúsculas) siento que es una de las palabras que muchos seres humanos nos planteamos como objetivo de vida y quizás tan sólo se consigue tocar de a segundos con las yemas de los dedos…  Porque la Libertad no es un concepto individual, siempre se topa con un otro.  En mi caso mirar al pasado siempre me otorga claridad para replantearme el presente. Y hablando de conceptos, el de lo heroico creo que siempre llega a posteriori. Si hoy podemos catalogar a Mariana Pineda como heroína no sólo es por la entidad que Lorca le dio, sino porque tenemos la distancia y el conocimiento suficiente para saber cómo era el contexto político, social y cultural en el que estaba inserta Mariana Pineda y cuán importantes por lo tanto fueron sus comportamientos, sus respuestas como mujer en relación a los espacios que les estaban destinados. En Pinedas tejen lirios intentamos trabajar sobre ese concepto libertario, en ir acercándolo hasta nuestros días: transformándolo de algo casi inasible a algo más concreto.

P. E.- ¿Cuánto demoró ese proceso creativo y cómo se llevó a cabo?

S. H.- Aproximadamente un año; siempre hacemos mucha labor de investigación previa antes y después el trabajo con los actores necesitamos darle su tiempo, que todo ese mundo que antes Zaida y yo hemos estudiado y llevado a papel, ellos tengan también el espacio para transitarlo. Juárez fue un ejemplo claro, Zaida y yo por nuestra cercanía a México habíamos leído mucho sobre los feminicidios y aun así el horror de las imágenes y los relatos era muy doloroso, no podíamos arrancar con el texto de la Mariana mexicana sin antes hablar entre todos de lo que allí ocurre, mandarles blogs, prensa, fotos... asimilar. Después había que trabajar. Somos conscientes de que hay otros ritmos en lo teatral, ahora mismo nuestro camino sigue siendo ese.

Z. R.- Nuestros procesos son largos. No somos de las que producimos obras como churros. Consideramos que toda búsqueda requiere de un proceso de decantación natural y eso, como los vinos o como el cocinar a fuego lento, requiere su tiempo. El proceso de Granos de uva en el paladar todavía fue más largo que el de Pinedas tejen lirios. Pero de todas formas, desde que comenzamos con el brainstorming hasta que estrenamos, suele pasar como mínimo un año... Tratamos temáticas en las que es muy fácil caer en lo panfletario, en la famosa bajada de línea. Y huimos mucho de todo eso. Quizás no siempre lo logremos… Pero cada palabra, cada coma o punto y a parte pasa por un proceso de reflexión. Además como no trabajamos con ficción sino con hechos y procesos históricos muy concretos, nos tomamos mucho tiempo para leer, entrevistar, procesar. Y después ese trabajo también es necesario transmitírselo a los actores. Nuestro trabajo con ellos es como el proceso de la cebolla mientras va creciendo entre sus propias capas que la envuelven... Hay ensayos muy duros. Hay momentos de escritura muy jodidos también. Y todo eso consideramos que requiere de tiempo. En noviembre del pasado año hicimos dos funciones de pre-estreno y han tenido que pasar casi dos meses de distancia con el material para que, a la vuelta del inicio de año, nos cayeran las fichas de aquello que nos estaba haciendo ruido a nivel dramatúrgico, de puesta en escena, actoral e incluso estético. Crear com creamos es un viaje comprometido. Si sólo buscáramos un producto que debe salir más o menos rápido nos perderíamos de un camino plagado de aprendizaje.

P. E.- ¿Cómo han trabajo este tiempo? ¿Cuáles fueron las premisas que guiaron el objetivo de dar sentido a la puesta?

S. H.- En lo personal me quedo con la premisa que de hecho remarcamos ya en las palabras de las directoras, no queríamos un punto de vista feminista. Decidimos no encarar un tema como la violencia de género, viendo a la mujer únicamente como la víctima y el hombre el malo. A menudo en los medios se llega a ese reductivismo, pero eso nos deja en un lugar aparte como sociedad. ¿Qué valores transmitimos cada día en las escuelas, las radios, la publicidad, en casa...? ¿Que estamos haciendo como grupo humano para que todavía hoy la mujer sufra por el mero hecho de serlo? No es un tema de hombres contra mujeres. Si la mujer es sólo una víctima la debilitamos y eludimos la responsabilidad en ella y en nosotros, en su familia, en su entorno. No es agradable escuchar esto, lo sabemos.

Z. R.- Además de lo que apunta Susana, hay otra cuestión: la confianza ciega que tenemos en los actores con los que trabajamos y este camino plástico-teatral que hemos elegido, en el que todo lo que ocurre en escena es generado por el actor y su potencia. Quizás por eso elegimos que un intérprete siempre haga varios personajes, quizás por eso elegimos que nunca salgan de escena... De esta forma el trabajo tanto de puesta como en el resto de sus aspectos (también el político) se enriquece, se llena de aristas y nos ayuda a repensar continuamente los ejes de los temas que estamos tratando, sus luces y sus sombras.

P. E.- Esta sociedad Hornos/Rico, Rico/Hornos es fructífera y con mucho beneplácito he notado que al recomendar Granos de Uva, no me ha fallado ni una vez, siempre, me devuelven mails agradecidos y emocionados. ¿Cuál es el secreto además de la libertad como Norte para seguir dando frutos frescos?

S. H.- Hablarlo todo, hay muchas frases entre nosotras que siempre arrancan de la misma forma: “esto quizás sea una locura pero ¿y si....?”. Nunca pensamos que se nos ha ocurrido algo que no va a ser posible, todo lo es. Hablamos y hablamos. Y de ahí vamos destilando. Y volviendo a empezar. Gracias por recomendarnos...

Z. R.- Creo que una de las cosas más importantes en este trabajo que realizamos juntas es la ausencia de ego. Para nosotras las ideas no tienen dueño. Cuando una se atora, la otra la empuja; cuando una tiene una imagen loca, la otra retruca. Muy a menudo estamos de acuerdo en casi todo, pero también hay momentos en los que nuestras posiciones ante la resolución de una escena son radicalmente opuestas. Y ahí siempre hay un trabajo de entendimiento del otro, de correrse de la defensa exacerbada de su postura. Además creo que otro de los aciertos de esta unión es la confianza que tenemos depositada la una en la otra y, sobre todo, el respeto. En muchos aspectos somos muy iguales, en otros radicalmente opuestas y eso siempre intentamos que sea aunado en pos del material en el que estamos trabajando.

P. E.- Cuándo se estrena Pinedas y qué expectativas hay en torno a lo que traerá. Granos supera toda expectativa y creo que hay una necesidad de recupero de la Memoria aquí y en otros lares, España, por ejemplo que es imprescindible para poder mirarnos al espejo.

S. H.- Se estrena el domingo 2 de marzo. Expectativas, todas y ninguna. Que el público la disfrute y se emocione como nosotras en cada pase y que después ocurra como en Granos, ese boca a boca que hace que sintamos que vamos en el buen camino.

Esta vez hemos necesitado que Argentina esté también presente, son muchos años viviendo aquí y nos debíamos hablar también de nuestro otro país, aquí la memoria se respira, cierto, siempre es poco, pero en comparación con España hoy todos sabemos las diferencias que ambos países tienen en ese sentido. Con Pinedas hemos tomado el testigo de la memoria de Granos de uva y nos hemos centrado en la igualdad, van de la mano como van de la mano los dos montajes. Una de las frases que se repite en la obra pertenece a la carta de despedida de una de las 13 rosas a su familia: Julia Conesa “...que mi nombre no se borre de la historia”. Imprescindible la memoria.

Z. R.-: ¡Pinedas se estrena yaaaaaaa! (grito de felicidad, temblequeo en las rodillas). Nunca, ni en nuestros mejores sueños, imaginamos que con Granos de uva fuera a pasar lo que ha pasado. Han sido, y siguen siendo, tantas alegrías las que esta obra nos ha dado… Ahora es más difícil todavía. Quizás Granos ha dejado un listón alto en relación al devenir que pueda tener una obra de teatro. Y claro, ahora nos encantaría que esto también ocurriera con Pinedas. Sabemos que los temas que tratamos son terrenos movedizos, que no pretenden ser complacientes y esto es un riesgo. Para mí si esta obra genera en alguien del público aunque sea un segundo de reflexión, ya sea como individuo insertado en una sociedad o como persona que tiene un pasado propio, el objetivo está cumplido.

En relación a la Memoria... Quizás porque venimos de un país desmemoriado tenemos esa necesidad intrínseca de gritarla a los cuatro vientos. Pero es que también fuimos a parar a un país donde esta palabra está en el lenguaje cotidiano y, sobre todo, en el tejido de la política de Estado. Argentina funciona como un espejo para nosotras. El océano de distancia entre ambos países es el que nos permite crear sin odio (aunque no sin dolor). Julia Conesa nos acompaña en Pinedas como si de un cordón umbilical se tratara: “Que mi nombre no se borre de la historia”. Que no se sigan borrando nombres, que no se sigan silenciando cuerpos, “sólo pedimos eso: nuestras hijas de regreso a casa” se repite en la parte dedicada al feminicidio de Juárez.

P. E.- Cada pueblo que sufrió dictaduras y autoritarismo tiene su propia fecha, la nuestra es el 24 de marzo, pero hay otros inicios fatales para esta peste llamada dictadura. Y observo un patrón común. Mucho terror que da como resultado muchas víctimas que comporta un círculo vicioso de: tortura/muerte/silencio/ y ese silencio es una muralla que hay que trabajar porque hoy es posible gritar libertad, hablar gallego, o catalán y también bucear en la profundidad del horror. Ustedes se sumergen sin concesiones y los resultados están a la vista pero hay dolor detrás...no hay función en la que la catarsis sea completa porque hay silencio aún ¿o me equivoco?

S. H.- Hace pocos días los leones de piedra del Congreso de diputados aparecieron amordazados como protesta a la “Ley de protección de seguridad ciudadana”, denominada por todos Ley mordaza o Ley anti protesta, ya que vulnera los derechos mínimos de libre expresión y reunión. No se si hoy es posible gritar libertad en España, si un agente decide llevarte preso puede, y además, si tu quieres recurrir su decisión tienes que hacer pagándolo gracias a Gallardon. Se están poniendo multas por protestar de hasta 30.000 euros. El problema en España es que el silencio después de tantos años quiere irse, la gente ha tomado la decisión de plantarse ante el autoritarismo y el despropósito de la calaña que nos gobierna, por eso para ellos es necesaria la represión y volver a las leyes franquistas de los años 50 y acallar todas las muertes que está habiendo por suicidios, falta de recursos en sanidad, desnutrición...

Eso sí, más represión, más teatro.

Z. R.- Pertenecemos a sociedades marcadas por las fechas, por el antes y el después que esos momentos sellan. Nosotras desde el escenario no podemos cambiar las cosas, supuestamente para eso hay toda una serie de trabajos articulados en torno a garantizar un Estado de Derecho, un cumplimiento de los Derechos Humanos, una defensa de la Libertad de las personas… supuestamente. Si algo intentamos hacer desde nuestro lugar escénico es generar el replanteo ante determinados aspectos, pero no desde un lugar de poder, sino desde un lugar que se encuentra más cerca de la palabra “semilla” que de la palabra “verdad”. En cuanto a lo que preguntas sobre la catarsis, por ejemplo, ahora que me encuentro desde la temporada pasada encarnando al Miguel de Granos de uva en el paladar, la catarsis es muy compleja. En nuestro país hay más de dos mil fosas comunes con más de ochenta mil cuerpos sin descanso. Saca la cuenta de las madres que se han muerto ya sin saber dónde están sus hijos… es un trabajo muy difícil, una frontera muy débil. Hay muchos Migueles silenciados, hay muchas Marianas bajo tierra… jamás podremos hacerle justicia a todos, jamás nos dará el tiempo para conocer todas sus historias... Pero también, y ahí creo que reside después de todo el optimismo que encierran nuestras obras, hay mucha gente que lucha incansablemente, que teje lirios, muchos lirios.



Pinedas tejen Lirios desde el domingo 2 de marzo a las 19
 

Ficha artística-técnica

Elenco: Arantza Alonso es Mariana  | Laura Lebedinsky es Petra  | Ariel Pérez de María es Pedrosa
Iluminación: Nacho Riveros
Vestuario y escenografía: Daniela Taiana
Realización: Javier Laureiro, Valeria Álvarez y Mariana De Paoli
Maquillaje: Ana Noguera
Peinados: Néstor Burgos y Ana Noguera
Percusión: Carmen Mesa
Versión "Romance de Mariana Pineda" (anónimo): Luis Pastor
Fotografía: Akira Patiño
Diseño gráfico: Sergio Calvo
Realización gráfica: Silvia Barona
Prensa: Marisol Cambre
Producción ejecutiva: Silvia Barona y Lorena Carrizo
Dramaturgia y dirección: Susana Hornos y Zaida Rico

Funciones: Domingos a las 19
Teatro El ExtranjeroValentín Gómez 3378 (mapa), Ciudad de Buenos Aires
Localidades: $100 | Estudiantes y jubilados: $70
Reservas: www.elextranjeroteatro.com|www.alternativateatral.com.ar
Más información: www.pinedastejenlirios.blogspot.com.ar

En Facebook: Pinedas tejen lirios | Duración: 60 minutos


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.