Luego del suceso de Greek, que se repone el 8 de febrero para asombrar a quienes aún no la han visto y permitir volver a verla a los que nos maravillamos, conversamos con uno de sus protagonistas.
por Teresa Gatto
La vida de un actor es un sube y baja en el que muchos factores influyen para que logre eso que se denomina éxito. El prestigio es otra cosa. El prestigio se obtiene con estudio, sudor, trabajo y con buenas elecciones o cuando el artista es elegido por un buen director. Claro, no siempre el actor está en condición de elegir. He tenido el placer de ver a Martín Urbaneja en varias ocasiones sobre un escenario y mi conclusión es siempre la misma: cuando un actor brilla es que se hizo cargo del ser de su personaje y cuando fracasa, es el director quién perdió el rumbo. Por suerte, en este caso, Urbaneja ha sabido usar su experiencia para demostrar que es un artista completo y que a través del tiempo consolida su prestigio porque ha dado con las obras y los directores indicados, el hombre aprende de los que se equivocan. Martín, es uno de esos artistas con los que las entrevistas se convierten en charlas que podrían ser interminables. No sólo por su experiencia de vida, su amor por el arte y su curiosidad por todo lo que signifique Cultura, sino además porque es un ser agradable y cálido pero firme en sus conceptos y con un norte bien claro.
La primera pregunta no tarda en llegar porque es el abc de una entrevista.
Puesta en Escena. - ¿cuándo y cómo comenzó este amor por el teatro?
Martín Urbaneja -Yo comencé a hacer teatro en el colegio secundario, soy de Trenque Lauquen, del interior y asistí a un colegio que ya no existe Centro Polivalente de Arte, con doble escolaridad, allí tuve pintura, escultura, teatro, y una profesora de Literatura (Alicia París), que haciendo honor a su profesión me enseñó a empuñar la palabra como un arma y me llevó de la mano al encuentro con grandes escritores. En ese tiempo también formaba parte del Grupo Juvenil Municipal de Teatro y luego trabajé con el Grupo de Teatro Independiente Caminos. Todo de manera amateur hasta que terminé el colegio y partí a Buenos Aires a estudiar teatro. Ella fue determinante en la elección y luego en tercer año ya sabía que quería hacer esto. De modo que al terminar la escuela vine a Buenos Aires, al Conservatorio y allí hice la carrera de Actor Nacional, y apenas terminé, Roberto Villanueva que me había visto haciendo la residencia, me llamó para hacer una obra de Alejandro Tantanian. Y lo primero que hizo Villanueva conmigo fue derribar todas las teorías con las que yo venía, me mandó a leer filosofía, Bataille, Spinoza, entre muchos otros. Y ese fue el camino que decidí tomar y seguir siempre, que tiene que ver con el cuerpo. Tuve la fortuna de hacer varios géneros y trabajar con muchos directores, desde José María Muscari (con quien hice “Electra-Shock” y “Grasa”) hasta Villanueva. Y también hice teatro antropológico, me parece que para ser un buen actor hay que meter las patas en el barro. Pasé por lugares importantes, por ejemplo entrenar con Guillermo Cacace que luego me dirigió en “Las Bacantes”.
P.E. -Cacace tiene eso de poder meterse con todos los géneros y lo hace muy bien, puede hacer a Discépolo y un clásico griego... Y entonces comenzó otro camino.
M.U. -Y es que esa práctica me fue llevando a cambiar la forma en que yo pensaba que tenían que hacerse las cosas, por lo tanto, a partir de esa experiencia tenía que aprender a producir teatro, me refiero a la producción poética de materialidad escénica, esto es, la posibilidad que tiene la persona que actúa de afirmar esa experiencia que percibe en el momento de actuar: el mundo se amplía en sus niveles de percepción y todo se vuelve más pleno. En todo esto se vuelve imprescindible nombrar a quienes desde su lugar de maestros o directores fueron definitorios para mí como persona y como actor.
P.E. -Como te llega la propuesta de “Chiquito”, no te vi en Buenos Aires, te vi en el Iberoamericano de Mar del Plata y me dije me tengo que reivindicar con este chico…
M.U. -Yo también me tenía que reivindicar. “Chiquito” es una obra de Luis Cano, para mí de los mejores y más complejos dramaturgos que tenemos y eso me interesó.
P.E. -Y ahí me di cuenta que en “El beso de la mujer araña” no te habían dirigido, bien al menos. Con esto retomo lo que dije al principio sobre logros y desaciertos, si el director considera que el actor no es el indicado o no pudo elegirlo por exigencias del contrato, tiene que bajarse o hacer otra cosa, no abandonarlo a su suerte. Pero te reivindicaste en “Chiquito”, al menos conmigo. Yo me dije, a este chico no lo dirigieron o lo hicieron muy mal. Y me hago cargo, como de todo lo que digo.
M.U. -A mi me encanta que me dirijan y con Analía (Analía Fedra García, directora de “Greek” y “Chiquito”) me pasa algo interesante; ella me jaquea, me lleva a lugares que no son habituales, me exige mucho, muchísimo. Es muy culta y estudiosa, sabe qué quiere y cómo. Trabajando con ella experimenté un crecimiento enorme.
P.E. -A mi me pasó que cuando vi “Greek”, tardé mucho en levantarme de la butaca, no me pasa siempre, hay un momento en que la obra me doblega, de “Guardapolvos” me sacaron dos actores conocidos, porque yo lloraba no por el texto ni por la situación histórica, sino porque no podía creer lo que había hecho Tamara Kiper, cuánto talento. Y con “Greek” no lloraba pero estaba perpleja.
M.U. -¿Fuiste a las primeras funciones?
P.E. -Fui al estreno. Y me cuestioné la crítica porque me pareció muy analítica y yo me preguntaba si les serviría como difusión pero esa fue la que me salió porque la obra me disparaba cosas todo el tiempo. Después cuando vi que muchos medios titulaban sus reseñas o críticas “la peste moderna”, me dije bueno, al menos dije otras cosas.
M.U. -A nosotros nos sirvió mucho tu crónica, no sé hasta donde la crítica sirve como difusión, a nosotros nos sirve que alguien haga una crítica analítica y desenmarañara cosas que nosotros estábamos trabajando. Hablaste de las actuaciones, la escenografía, el dispositivo, no todos lo hacen, no todos pueden.
P.E. -¿Cómo llegó “Greek” a tu vida?
M.U. -Debo decir que no fui la primera opción, creo que no es un material sencillo…
P.E. -Pero es que el material es tremendo, tu personaje es de una potencia discursiva y tiene un texto complejo y cuantioso. ¿Cuánto ensayaron?
M.U. -Ensayamos durante dos meses, después de estudiar el material y eran ensayos de ocho horas diarias, durísimo, alguna vez hasta me he ido llorando. Debo reconocer que mis compañeros, Ingrid Pelicori, Roxana Berco y Horacio Roca, además de grandes actores fueron excelentes aliados para que yo pueda llevar adelante mi trabajo, grandes actores y hermosos compañeros.
P.E. -Es un personaje casi desagradecido ese, cuando comprende que lo ha perdido todo, no sólo en “Edipo Rey”, sino en esa Inglaterra de Thatcher. La escena con la esfinge es notable y maravilloso el trabajo de Ingrid Pelicori.
M.U. -Cuando leí la obra me parecía inaccesible e inabordable como actor, la idea era que esté el cuerpo en primerísimo lugar, en una puesta minimalista en la que todo se juega en el texto, me sirvió mucho nutrirme del imaginario. Volví a leer “Edipo Rey”, ví documentales, leí sobre el contexto histórico y me nutrí con películas como “Edipo” de Pasollini, “La Luna” de Bertolucci, entre otras. Fueron dos meses de intenso trabajo y de mucha indagación muy fructífera.
P.E. -¿Y el proyecto de “A Chopin” cómo te llega?
M.U. -Me convocó José Miguel Onaindia, el mismo productor de “El beso de la mujer araña”, le importaba mucho que el actor que encarnara ese personaje tuviera una buena relación con la palabra, una sensibilidad particular con la literatura. Son textos de Marguerite Yourcenar que dialogan con piezas de Chopin interpretadas por la gran Marcela Roggeri y todo bajo la mano segura de Alejandro Maci que nos dirigió. Es un desafío hermoso para mí, estoy solo con una pianista y es un diálogo entre la música y la palabra.
P.E. -Me lo perdí y quiero verlo. Qué interesante esto de mezclar lenguajes porque la palabra contiene a la música (Borges dixit).
M.U. -Yourcenar también lo dice en un pasaje de su novela. Yo leo mucho, ahora ando de la mano de Pessoa y recorriendo un poco el mundo de Sylvia Plath, ella es tremenda. Sensibilidades al límite ambas. La literatura salva, es un espacio para ponerse a salvo.
P.E. -Qué maravilla tu mundo Martín Urbaneja, decime entonces tus planes para el 2013.
M.U. -El 8 de febrero reestrena “GREEK”, en el Centro Cultural de la Cooperación, vamos a hacer funciones los viernes y sábados a las 22:45 hs. “A Chopin” está planeado hacerlo durante abril acá y en gira. Seguramente se estrene comercialmente “Ante la ley”, un documental que se estrenó en el BAFICI 2012 dentro de la competencia nacional, sobre un cuento de Carlos Correas (“La narración de la historia”) que fue censurado en la década del ’70.
P.E. -Definí al Arte y a tu ser de actor.
M.U. -El arte nos protege de la muerte y mejora la vida. Ser actor me ayuda a ser mejor persona. Trato de ser un actor militante, creo que toda manifestación artística de alguna manera ya es un acto de militancia, un hecho político. Me interesa el teatro que formula interrogantes, no el que da respuestas, el teatro como una forma de vivir de otra manera y de pensar el mundo de otra manera.
Al menos, eso es lo que intento en mis elecciones y en los proyectos que elijo. Nuestro trabajo es una forma de resistencia, operando sobre problemas concretos con la ilusión siempre de provocar al menos una pequeña rebelión. Claro que también creo que hay otras formas de hacer teatro y como en la política se puede ser corrupto, superficial y vacío y obviamente, estoy lo más lejos posible de todo eso. Es imposible manifestarse artísticamente, sea cual sea la forma en que lo hagamos, sin estar con los pies en la tierra y muy conscientes de la realidad. Somos parte de una sociedad, de un sistema y todo lo que hagamos debe ser un gesto revelador y sincero a cerca de las dificultades del vivir. De todo aquello que nos aqueja como seres humanos y como sociedad, y cuando todo eso ocurre llega la catarsis, lo más positivo de esto que hacemos. En definitiva siempre en el teatro hablamos ni más ni menos que de la vida.
El teatro es el lugar de las bestias, de la alegría, del dolor, donde vamos a morir sin morir y amar sin amar.
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Greek, de Steven Berkoff, se presentará del 08/02/2013 al 30/03/2013 en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543 (mapa), Ciudad de Buenos Aires, los viernes y sábados a las 22:45
Crítica realizada por Teresa Gatto para Puesta en Escena: GREEK, a la griega o los hijos de la Tyché
Ficha Artística / Técnica:
Autoría: Steven Berkoff
Traducción: Rafael Spregelburd
Actúan: Roxana Berco, Ingrid Pelicori, Horacio Roca, Martín Urbaneja
Vestuario y Escenografía: Pia Drugueri
Diseño de luces: Marco Pastorino
Diseño sonoro: Miguel Angel Pesce
Entrenamiento corporal: Florencia Rapan
Asistencia de dirección: Marcio Barceló
Prensa: Walter Duche, Alejandro Zarate
Dirección: Analía Fedra García
https://www.facebook.com/pages/Greek-A-la-griega/195144467248351
Premios y nominaciones de Greek:
Ganadora de 2 Premios ACE 2012??
Mejor dirección en teatro alternativo (Analía Fedra García)?
Mejor actriz en teatro alternativo (Ingrid Pelicori)?
Nominada cinco veces en los premios ACE por:
- Mejor Espectaculo Off
- Mejor Dirección (Analía Fedra García)
- Mejor Actriz (Roxana Berco)
- Mejor Actor (Martín Urbaneja)
- Mejor Actriz (Ingrid Pelicori)
Nominada en los premios TEATRO DEL MUNDO 2012:
Mejor adaptación: Ingrid Pelicori / Analía Fedra García
Mejor dirección: Analía Fedra García
Mejor Actor: Martín Urbaneja
Nominada en los premios MARÍA GUERRERO 2012:
Mejor actriz de reparto: Ingrid Pelicori
Mejor actor de reparto: Martín Urbaneja
Mejor actor de reparto: Horacio Roca
Mejor directora: Analía Fedra García
Nominada en los premios FLORENCIO SANCHEZ:
Mejor Iluminación: Marco Pastorino
Mejor actor de reparto: Martín Urbaneja