Gustavo Pardi, actor de culto y el estreno de Señorita Julia

 

El próximo viernes 10 de febrero se estrena en la bella sala El Extranjero, Señorita Julia de A. Strindberg. Conversamos con Gustavo Pardi acerca de sus trabajo que es dirigido por el talentoso Marcelo Velázquez.

Por Teresa Gatto

Ante el inminente estreno de Señorita Julia de A. Strindberg, Puesta en Escena conversó con Gustavo Pardi, que se desempeña en "Noche de Reyes" y que el año pasado brilló en "Los invertidos" "La importancia de Llamarse Ernesto".

Puesta en Escena -¿Cómo se produce tu acercamiento al teatro?

Gustavo Pardi -mi acercamiento al teatro empezó por el cine y desde chico tuve la suerte, gracias a mis padres, de ver del mejor: Polanski, Fellini, Bergman. Me lo inculcaron como la música y la pintura. Mi padre es actor aficionado, y a pesar de ser comerciante siempre tuvo (y sigue tendiendo) esa inquietud. Formaba parte de grupos barriales. Yo tenía 11 años y lo iba a ver a alguna que otra Sociedad de Fomento haciendo con amigos obras de Fontanarrosa. Y mI madre es artista plástica.

P.E. -El arte estuvo siempre…

G.P. -El arte estuvo siempre. Yo estudiaba dibujo humorístico en la escuela de Carlos Garaycochea. A los 13 años empecé un taller de teatro, más que nada como complemento del dibujo, pero me enamoré del teatro y no hice nada más. Tuve la suerte tener profesores que me estimularon mucho y mis padres me apoyaron desde un principio.

P.E. -Y tus maestros, los que te marcaron.

G.P. -Yo viví mis primeros años de teatro en Lomas de Zamora. Y uno de los primeros actores profesionales con los que tuve contacto, Eduardo Nicolau (con quien todavía mantengo una gran amistad) me dio uno de mis primeros trabajos. Y él siempre es una guía para mí. Es un tipo que ama la actuación más allá de todo lo externo, me hace entender o volver a las raíces. Cuando no sé para donde ir con un proyecto, me aconseja. Y otro gran maestro para mí es Alberto Félix Alberto, con quien hice dos obras. Me dio una nueva concepción de lo que es el teatro.

P.E. -En tu CV yo leía que vos pivoteas entre Shakespeare y Castillo y aunque para otros Castillo no esté en el canon, para mi si, es un cambio de registro importante…

G.P.- Yo tengo un gran amor por los clásicos y para mí Castillo es un clásico, “Los invertidos” es un texto maravilloso. La oportunidad de hacer éstos textos es imperdible para mí.

P.E. -Hay varias cuestiones allí, yo que te omití en mi crítica y luego advertí que odié a ese reprimido. Y hubo incomodidad en la platea también. Gente muy incómoda en la platea, una persona muy joven que se incomodó con la temática.

G.P.- Pasó mucho eso: risitas incomodas en la platea. O personas que se levantaban en medio de la función. Y es curioso porque nosotros nunca pusimos el énfasis en la temática homosexual, sino el del amor en disputa; y en mi personaje se trabajó la cobardía, el encierro que tenía que ver con el contexto social, pero en definitiva es una tragedia amorosa. Increíblemente todavía genera discusión la temática.

P.E -Pero es un ocultamiento y lo qué ocurre cuando se devela una verdad. Por eso los clásicos son vindicativos de algunos temas. En Shakespeare esta todo.

G.P. -Te permite experimentar todo. Y además son eternos, por eso “Noche de Reyes” (en la que estoy trabajando en el Cubo, con dirección de Jorge Azurmendi), permite un montaje musical.

P.E. -¿Cómo estás trabajando con Marcelo Velázquez, ese talentoso?

G.P. -Nos conocimos en la primera temporada de “El incidente Nora”, de Eduardo Narvay y trabajamos muy bien. Ahora, ya con ese terreno de la confianza ganada, la alegría de volver a coincidir con él es muy placentero. Al igual que con mis dos compañeras que son Josefina Vitón  y Paula Colombo. Con ellas estuvimos haciendo “La importancia de llamarse Ernesto” (con dirección de Hugo Alvarez). Sumado a esto, la versión de “Señorita Julia” es de Enrique Papatino, con quién además de coincidir en varias obras somos amigos. Y el resto del equipo es un lujo: Nicolás Nanni en el vestuario y la escenografía, Pedro Rossi en la música original, David Robles en la asistencia, Silvina Pizarro en la prensa y Alejandro Le Roux en la iluminación. Es un honor trabajar con gente tan talentosa. Así que estamos en un clima de mucho trabajo y armonía, transitando un texto arduo.

P.E-Vuelven a tocar el tema del otro, el sexismo, las clases sociales, es un gran texto…

G.P. -La mentira, la ficción creada y las máscaras, que terminan cayéndose. También está la contra propuesta de Marcelo: hacer una ficción dentro de otra ficción, arriesgar sobre un autor como Strindberg. Para hacer estas cosas no hay que tener miedo. Hay respeto pero hay desafío, porque entre otras cosas la suerte de hacer clásicos es que te dan mucho material. Debo enamorarme del personaje que hago, aunque sinceramente lo detesto. Sin embargo debo quererlo para hacer de él lo que es. Ahora recuerdo a Bruno Ganz  en La caída, que debía encarnar a Hitler…

P.E. -Tuve que hacer 3 intentos para verla, no podía concebir a un Hitler humanizado, es el gran fracaso de la modernidad como decía Adorno.

G.P. -Da náuseas. En una entrevista él dice que se lo propusieron y dijo no, luego lo pensó y dijo “sí, debo mostrarlo, tengo que comprenderlo para poder mostrarlo”.

P.E. -Como Flórez en “Los Invertidos” y como los personajes de “El incidente Nora”, que son de esa clase rancia…

G.P. -Menos dañinos, tal vez, pero imperdonables igual.

P.E. -¿Y en “Señorita Julia”?

G.P. -No tengo ningún punto de conexión con Juan, el sirviente y no estoy de acuerdo en nada de lo que hace. Tengo que entender sus miserias para llevarlo a escena.

P.E. -¿Cómo se comprenden las miserias de alguien que no es de carne y hueso?

G.P. -Yo creo que el secreto está en la obra, en leerla una y mil veces. En este caso Strindberg tiene un estudio preliminar a Julia en donde comparte los porqué de la obra, y es todo un anexo. Y allí se entiende. Incluso dice que el actor deberá tomar sus decisiones, y hasta lanza hipótesis sobre el futuro de Juan.

P.E. -¿Y cómo ves el teatro hoy?. Bueno, los teatros, porque tenemos comercial, independiente, independiente a caballo del comercial, oficial, oficial intervenido, un panorama bastante heterogéneo.

G.P. -El que hago es el que defiendo. En algunas intervenciones que tuve en el circuito comercial no me logré sentir identificado. En una obra como Julia yo soy parte, de hecho fui uno de los impulsores: quería hacerlo y este era el año. Pero aunque no forme parte del inicio de un  proyecto, puedo decir que no me importa la sala donde vamos a estrenar, sino el producto, porque es necesario como artífice de esta creación. En el circuito independiente la obra se vuelve tuya y depende de vos; en otros proyectos más grandes, por más que quieras involucrarte en la totalidad sos casi un empleado y te quedas afuera. La estructura es la que te  dice “quedate ahí”. Allí el trabajo de uno sólo es actuar lo mejor posible, que no es poco.

P.E. -Ser el empleado del mes.

G.P. -Siempre trabajo para ser el empleado del mes. Pero con la oferta que hay en el off nunca te vas a quedar sin trabajo, si lo querés hacer lo hacés. No dependés de otras decisiones. No será el vestuario majestuoso del Cervantes…

P.E. -No tiene porque serlo.

G.P. -No claro, no tiene porque serlo. Lo que hacemos en teatro independiente tiene que ver con la esencia, con lo que se plantea en la tarea del actor, y se necesita un director que logre lo mejor de nosotros. Con Marcelo estamos trabajando al igual que con Mariano Dossena: se trabaja la puesta, pero se hace hincapié en la actuación. Y tienen algo que es fantástico para el actor que es que exigen mucho y piden la opinión. Cada actor tiene que dar su opinión del personaje, su versión del personaje. El proceso es muy intenso y de mucho crecimiento.

P.E. -Es que Velázquez y Dossena son maravillosos directores y creadores. ¿Cómo sigue tu año?

G.P. -“Señorita Julia” se viene, seguimos con “Noche de Reyes” y en marzo comienzo un largometraje como protagonista.   

P.E. -Cambios de registros…

G.P. -Si, por un  lado con un Strindberg íntimo y oscuro; y por el otro con un Shakespeare cómico y musical; con un elenco múltiple y heterogéneo.

P.E. -El teatro independiente se puede dar ese lujo…

G.P. -El teatro independiente se lo puede dar. Sino cómo explicas que un grupo de personas se pasen meses estudiando, gestionando, sin cobrar un mango (poniendo de su bolsillo, incluso) sólo para contar historias. Si luego ganás algo económicamente, bárbaro, sino, bárbaro igual. Uno vive de otras cosas como las clases, que subvencionan lo que uno desea hacer de verdad. Y hacer lo que gusta no tiene precio. Incluso aunque sea incómodo, porque muchas veces incomoda.

PE. -Como Ibsen, Edda me saca...

G.P. -Claro, por eso con estas obras me conecto tanto y no las quiero dejar nunca. Con otras es más fácil cumplir un ciclo y cerrarlo.

P-E. -¿Cuando se cumple un ciclo?

G.P. -No se sabe. El año pasado estuve desde febrero hasta noviembre con Oscar Wilde y José González Castillo. Con ambas me sucedieron cosas enormes interna y exteriormente. Mucho público, muy buenas críticas, nominaciones, compañeros extraordinarios. Cuando terminaron las temporadas me sentí muy triste por un lado, pero por el otro me di cuenta que era tiempo de pasar a otros desafíos. Que el ciclo se había cumplido con pasión, felicidad, compromiso, angustias, errores y mucho aprendizaje. Y que el camino, largo y sinuoso, continúa.

P.E. -Lo mejor para Srta. Julia y para tu año.


Sobre Gustavo Pardi

Teatro / 
Trabajó con reconocidos directores como Alberto Félix Alberto, Cristina Banegas, Hugo Álvarez, Ita Scaramuzza, Marcelo Velázquez, Omar Aíta, Jorge Azurmendi y Mariano Dossena; realizando temporadas en C. C. Cooperación, C. C. Recoleta, Corrientes Azul, C. C. San Martín, Teatro Bauen y Complejo Roxy (Mar del Plata), entre muchos otros espacios.

Premios / Estuvo nominado al Premio ACE como Revelación Masculina por "Los Invertidos", de José González Castillo. Por su papel en "Sacco y Vanzetti", de Mauricio Kartun, ganó el premio Estrella de Mar a la Revelación Masculina; y por la obra "Sueño de una noche de verano", de William Shakespeare, ganó el Premio al Mejor Actor otorgado por la Comediade La Provincia.

Festivales / Participó en festivales y encuentros nacionales e internacionales; entre ellos el Festival Iberoamericano de Teatro de Ovalle (Chile), el Festival de Teatro de La Serena(Chile), el Festival Internacional de Teatro de Barranquilla (Colombia), la Fiesta Nacionalde Teatro (Mendoza) y el Encuentro de Teatro del Mercosur (Corrientes).

Cine / Participó en los largometrajes "Lo de Vidal", de Víctor Miguel; "La verdadera historia", de Gustavo Corrado; y "Un amor que sangra", de Gabriel Beck; en los cortometrajes "Perder", de Javier Colongo, "El rincón de las cosas", de Stella Maris Santiago; y “La Resistencia”, de Federico Atehortua Arteaga, entre otros. Escribió, dirigió y protagonizó el cortometraje “Eternamente te veo”.

Televisión / Actuó en los programas “Los únicos” (El Trece), "El puntero" (El Trece), “El elegido” (Telefé), "Teatro y Televisión" (Canal 7), "Amas de casa desesperadas" (versión Colombia), "Epitafios" (HBO), "Valientes" (El Trece); y en programas de Canal (á) y Canal Encuentro. Realizó publicidades para SubTV, Roche, Sony y Dos Tonos.

Estudios / Estudió en la Escuelade Teatro Andamio `90 (de Alejandra Boero) y en la Escuela Municipalde Arte Dramático de Lomas de Zamora. Cursó seminarios con Eugenio Barba, Rubén Szuchmacher, Hernán Zabala, Jorge Eines, Walter Neira y Augusto Fernandes.


MAS CENIZA, escrita por Juan Mayorga y dirigida por Adrián Cardozo, por Teresa Gatto