En enero comienzan los ensayos en Madrid de "El tiempo está después" la obra escrita por Jorge Acebo* que obtuvo el apoyo del Fondo de ayudas para las Artes Escénicas Iberoamericanas (IBERESCENA) para ser realizada en coproducción con España. Puesta en Escena conversó con el dramaturgo y director acerca de su obra y del proceso de producción y escenificación en España junto con la compañía teatral El Aedo.
Puesta en Escena:- ¿Cómo describirías la experiencia de Iberescena, en términos de gestión y producción teatral? En ella se reúnen artistas, dramaturgos, directores que aúnan esfuerzos en una suerte de intercambio cultural.
Jorge Acebo:- Todavía no la he vivido. No puedo decir nada desde la experiencia por ahora. Pero sí puedo hablar por haber sido seleccionado, la verdad, es que es un verdadero halago. Creo que recibir el apoyo de la Fundación de Ayudas para las Artes Escénicas Iberoamericanas ya es arrancar con un reconocimiento importantísimo. Es que este apoyo nos permite aunar nuestro arte, nuestras pasiones, nuestros esfuerzos en un mismo proyecto en común, vivamos donde vivamos. Tendremos la experiencia de poder trabajar dos equipos teatrales juntos de dos países distintos. Dos continentes. Es un verdadero reto y un verdadero intercambio. Como decía anteriormente, no puedo hablar de la experiencia de lo no vivido, pero sí puedo hablar de la ansiedad que tengo y de las ganas de llevar adelante este proceso de trabajo con todos los que vamos a conformar este proyecto. Hace ya casi un año que llevamos reuniones de pre producción por Skype (hay que agradecer a las nuevas comunicaciones inexorablemente) y gracias a ello nos conocemos absolutamente todos los integrantes. Ahora viene el momento de concretar por fin y ya todos estamos con mucha adrenalina esperando esta gran oportunidad de conocernos en un escenario.
P.E.- ¿Cómo se deciden los elencos? ¿Las compañías tienen integrantes fijos o hay una circulación de actores y creadores que las van cambiando?
J.A.- En este caso, la elección de elencos fue muy particular. Hace dos años aproximadamente tuve la buena fortuna de dirigir en Madrid una obra de teatro que ya había dirigido en Buenos Aires, “Solas No Más” (que aún sigue en cartel en Madrid). En ese período tuve la posibilidad de conocer muchos actores, elencos y gente de teatro. Uno de esos grupos que pude conocer fue la compañía de teatro “El Aedo”, quienes están dedicados al teatro clásico. Es una compañía de gente joven y talentosa que viene siendo reconocida por el trabajo de llevar a escena espectáculos de teatro griego, isabelino o del siglo de oro español. Cuando los vi sobre un escenario me encantaron. No pensé en nada en ese primer momento. Los vi trabajar, disfruté de su arte y, al culminar la función, acudí a los camarines a felicitarlos. Ahí tuve la oportunidad de conocerlos en persona y hablar un poco. Luego, también logramos coincidir en algunas oportunidades con parte del elenco durante mi estancia de trabajo en Madrid. Cuando vine a Buenos Aires nuevamente, al tiempo, comencé a escribir este material, para el cual tomé el mito de “La vida es sueño”. Tomaba ni más ni menos que uno de los más reconocidos textos del Teatro del siglo de oro español. El tema es que había construido un trabajo contemporáneo y bonaerense. Ahí volvieron los integrantes de “El Aedo” a mi cabeza y se me ocurrió la idea de presentarles este trabajo a ellos y ver la posibilidad de nutrir el espectáculo con la experiencia de teatro clásico que ellos tienen en sus espaldas, más todo el trabajo que venimos haciendo con la gente que me acompaña en el día a día del trabajo teatral en Buenos Aires, con el teatro contemporáneo. La oportunidad era única. Solo tenían que gustar todos del texto, de las ganas de entregarse a esta experiencia y tentarse tanto como para poder armar una co-producción. Sé que no parece poco, pero por suerte, así fue. De esta manera, es que logré cerrar la selección de actores que no simplemente son “actores”, sino como explicaba anteriormente, partícipes activos del proyecto desde la gestación casi del mismo.
P.E.- ¿“El tiempo está después” es una adaptación o una re-escritura de“La Vida es Sueño”? sabemos que son cosas bien distintas aunque el sustrato del hipotexto esté siempre presente. Y en cualquiera de los dos casos, ¿cuál es la idea, que como núcleo, se sostiene?
J.A.- “El tiempo está después” es una re-escritura de “La vida es sueño”. El mito tiene una concentración de sentido y es extrapolable de una época a otra y de una situación a otra y eso construye una nueva situación. Eso es lo que sucedió con este trabajo. Me centré particularmente en la trama principal, la que implica la relación del padre con su hijo. La obra plantea por qué motivo hoy, un padre puede criar a un hijo en cautiverio, encerrado en un sótano. Es una historia cruel. Un teatro muy cruel, pero necesario.
P.E.- En pocos días comienza el proceso de ensayos y montaje de la obra, ¿cómo es ese proceso? ¿Se trabaja con tiempos perentorios y hay una flexibilidad a la hora de decidir el momento en que se sube a escena con la conformidad de que el trabajo alcanzó su punto de maduración?
J.A.- Eso lo fuimos gestionando en todos estos meses de pre producción. Hay un cronograma de plan de trabajo técnico que implica el tiempo que yo puedo quedarme en España físicamente trabajando, que es el mes de enero. El proceso de investigación, experimentación y ensayos arranca el 2 de enero. La idea es llegar a finales de enero con la posibilidad de ir mostrando una aproximación del trabajo al estilo Work in progress, de manera que podamos confrontarlo con otro, (el público) y ver qué sucede con las reacciones que genera el mismo con ellos y con cada uno de nosotros. Luego de esa prueba, dejamos unos días más para seguir trabajando y retocando. La idea del trabajo es que quede montado en el mes de enero y, para eso, todos los integrantes unificamos criterios y sacrificios y vamos a estar trabajando de domingo a domingo para lograrlo. Esos son los costos que conlleva todo este esfuerzo y que siempre se hacen pensando en lo que vendrá… Lo bueno es que todos accedimos y estamos dispuestos a esto. Luego, desde la producción, una vez que el espectáculo ya esté montado, se buscará la fecha para poder estrenarlo y los trabajos sucesivos serán con el asistente de dirección y supervisados por mí, vía tecnología, claro está.
P.E.- Ya has recogido premios y halagos en España y en estos últimos años existe algo que podríamos denominar un tráfico fluido entorno a lo teatral entre ambos países. ¿Cuáles son las diferencias y cuáles las similitudes en el modo de trabajo? Me refiero a los acuerdos tácitos y los no tanto en términos de “puesta en escena”.
J.A.- En términos artísticos, no hay tantas diferencias. Tal vez, las diferencias mayores están en las gestiones de trabajo. Somos muy distintos para gestionarnos. En España hay otra forma de trabajo. Todo se concibe como producción o empresa antes de ponerse a trabajar. No es que esté bien o mal, es muy distinto. Creo que si aquí trabajáramos de la misma manera, no podría sobrevivir lo que llamamos el Off, que es el espacio del cual yo provengo. Me encantaría que las condiciones de trabajo puedan ser iguales en todos los países, y siempre pensando en beneficio de los trabajadores, por supuesto, pero no lo son.
P.E.- Un dramaturgo escribe por motivaciones muy sui géneris pero siempre hay una idea nuclear que lo lleva a desentrañar un tema. La obra de Calderón puede ser vista desde múltiples ángulos, las distintas lecturas que se hacen de ella abarcan lo filosófico, el estilo que en que originalmente se convirtió en materia dramática y también la vigencia de esa cuestión tan intrínsecamente vinculada a la libertad y la coerción. ¿Cómo apareció en tu hoja en blanco, en tu horizonte de escritor? Considerando que revisar los clásicos es considerado, al menos por esa publicación, como un desafío que es necesario llevar adelante.
J.A.- La hoja en blanco empezó a llenarse con la tercera opción, con la idea de libertad y coerción. Siempre me interesó la idea de trabajar con “La vida es sueño”, pero una tarde, me encontré en una revista un reportaje que le hacían a una víctima de cautiverio alemana, luego de cumplirse algunos años de su libertad. Me atrapó intensamente. A partir de ahí comencé a leer material de gente que vivió en cautiverio gran parte de su vida. Leía sin parar, cual literatura. Todos casos europeos. Quería ver qué pasaba con las conductas y la psicología tanto de las víctimas como de los victimarios. No lo podía entender. Luego, como todas las historias eran de Europa, empecé a pensar qué tendría que pasar para que aquí sucediese una historia así. Posteriormente comencé a trabajar con el texto original de Calderón, los estudios preliminares y demás, pero ya siempre enfocado en lo extrapolable de la historia. No sé si tenía ganas de escribir algo de estilo filosófico, sino más bien creo que el estilo contemporáneo hace que pueda referirme más al deterioro social. A la caducidad que pueden poseer los valores mundanos. Por eso es una historia cruel y por eso creo que este tipo de teatro es importante hoy. El teatro motiva, incita, molesta, interesa. Hace que la obra te llegue de alguna manera. Y convertir una historia de crueldad en una obra, en un espectáculo, me parecía un desafío importante. Eso es lo que me provoca a mí y lo que logró transmitir al resto de los integrantes del grupo de trabajo. Ahora veremos cómo hacemos para llevarlo a escena e intentar que la historia sea tan tentadora para el público, como lo es para cada uno de nosotros.
¡Muchas Gracias!
* Sobre el autor y director: Jorge Acebo (Buenos Aires, 1974). Es Profesor Universitario en Artes del Teatro, egresado del Instituto Universitario Nacional de Arte. También cursó la carrera de Director Teatral, en el Colegio de Artes del Teatro y la Comunicación. Su formación actoral la realiza en la Escuela de Teatro de Buenos Aires, bajo la dirección del reconocido pedagogo Raúl Serrano. Actualmente dicta clases en la universidad, en centros culturales e institutos. En 1995 comienza a trabajar con un grupo de actores con el que luego formará la compañía "Aleteo de Mariposa", en donde empieza a desarrollar su sello personal como autor y director de sus propios espectáculos. Ha dirigido varias obras, entre ellas “La gallina degollada”, “Dramorexia”, “Divas, último modelo”, “On, patética realidad”, “Sin identidad”, “Éxtasis”, entre otras. En estos momentos, se encuentra trabajando con su compañía una trilogía que versa sobre las crisis del género femenino en las distintas etapas de vida que se suceden en el universo de la mujer. La primera obra de esta trilogía, "Solas No Más" (obra co-escrita junto con Javier Daulte y Matías Herrera), "La felicidad según Mabel Riviere" es la segunda obra de esta trilogía. La misma formó parte de la Muestra Internacional de Teatro de Ribadavia, Galicia, España (2010) y fue seleccionada para participar del 4º Encuentro Intercultural de Teatro Iberoamericano 2010, Bolivia. La última obra que da fin a esta trilogía se encuentra en proceso de trabajo dramatúrgico. De los comentarios que resaltan de su labor, la crítica especializada menciona especialmente la inteligencia y astucia que posee para jugar al mismo tiempo con la tragedia y la comedia con las que instala al espectador en un rol no pasivo respecto de sus emociones, convirtiéndose ese en uno de los rasgos estilísticos mas importantes que marcan ese sello personal artístico que lo hace destacar en la escena contemporánea.
Sobre la Compañía: EL AEDO, dirigida por el actor Jesús Torres, es una compañía española con una curtida experiencia en el teatro clásico y antiguo y en su adaptación para el público juvenil. EL AEDO es una compañía joven que, a pesar de ser constituida como tal en 2008, sus componentes llevan trabajando juntos más de diez años. En estos años, han visitado los teatros más prestigiosos de España, son protagonista cada año del Festival Europeo de Teatro Grecolatino y el Festival Joven de Teatro Español y forman parte de redes comunitarias como la Red de Teatros de Castilla-La Mancha o Circuitos Andaluces. Además, los libretos de sus adaptaciones son editadas y publicadas por la editorial Ediciones Clásicas, tales como "Orestíada", "La Celestina", "La vida es sueño" o “Yo, Lázaro”, basado en El Lazarillo de Tormes y del cual ya se han vendido más de 20.000 ejemplares.