por Silvana López (desde Nueva York)
El musical, que se estrenó en el teatro Gershwin de Nueva York, en el año 2003, es una adaptación de la novela Wicked, Memorias de una Bruja Mala, de Gregory Maguire, con libro de Winnie Holzman y letra y música de Stephen Schwartz. El éxito de Wicked no se detiene con lo cual, se podría pensar, que pasado el tiempo, las imágenes del musical y sus protagonistas pasarán a integrar el memorable “Hall de la Fama”, un desfile de fotografías y vitrinas con objetos de artistas famosos que el teatro Gershwin exhibe en un espacio en el que intersecta, a modo de homenaje, el presente y el pasado de la historia del espectáculo americano.
Wicked cuenta la historia de las brujas de Oz, una fábula que repite una serie de motivos narrativos legendarios. El acontecimiento de que una niña tenga la piel color verde, padezca y experimente situaciones de injusticia, viva un ménage à trois o sea huérfana, es casi circunstancial en relación con lo que el musical genera y produce a partir de esos hechos.
Los actores, la puesta en escena, el vestuario y la música irrumpen en esos motivos revisitados para imprimirles múltiples torsiones que, en su exceso, el ojo y el oído intentan, fracasando, atrapar.
La arquitectura de “Ciudad Esmeralda” junto al diseño de los trajes de cada uno de sus habitantes, cuidados hasta el mínimo detalle como se ve en los zapatos, sombreros, anteojos e incluso pañuelos, más un impecable espectro lumínico, se relacionan con ese efecto.
Elphaba (Teal Wicks), la joven verde, vestida de negro, pelo recogido y cuerpo encorvado, llega a la Universidad Shiz, acompañada de su hermana paralítica. Allí conoce a Glinda (Katie Rose Clarke), una joven rubia, banal, a la que solo le preocupa cuidar su aspecto. Sin embargo, la belleza interior de Elphie y la frescura atrevida de Glinda serán los ingredientes de una poción mágica que transformará la vida de todos y la de ellas principalmente. El amor y la amistad entre las jóvenes hará que Elphaba rompa los corsés y cante, antes de elevarse con toda la fuerza de sus poderes y en el momento culmine de la obra, “Defying Gravity”, canción en la que resalta el valor del trabajo en conjunto, “contigo y conmigo”, y en la que señala que todos merecen volar, desafiando la gravedad. A partir de allí, entre el bien y el mal, entre lo justo y lo injusto, entre hechizos, mentiras, escobas y libros de magia, la amistad entre Elphie y Glinda será una roca indestructible, incluso capaz de perdonar cuestiones que las mujeres no perdonamos jamás.
Ni una ni la otra serían las mismas “brujas” sin el premio de esa amistad, y se lo cantan y se lo dicen, en la conmovedora canción “For Good”. Una rubia y blanca, la bruja Buena del Norte, la otra verde, de negro, bondadosa, pero aún así considerada la Malvada bruja del Oeste pero tan bella, tan bella…
La armonía de las canciones y el color de las voces de las protagonistas agregan un plus a este musical de factura impecable que además de estar en Broadway desde hace 8 años, recorre Estados Unidos y se representa en Holanda y en ciudades como Londres y Singapur.
Gershwin Theatre
222 West 51st Street, New York, NY 10019
Más información: http://www.wickedthemusical.com/#