Malena Marechal orfebre en todo sentido



Conversamos con Malena Marechal que no sólo tiene un apellido glorioso sino que es una artista sutil que lleva adelante la puesta global de una obra que merece nuestra atención

Hace unos meses nos invitaron al estreno de Rueda Adán en Buenosyres con sus azules tapas. Confieso que al leer la gacetilla sospeché que Malena estaba intímamente vinculada al autor de Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal, a quien tributo gran admiración por su maravillosa escritura pero además, me movía, nos movía la curiosidad de saber qué clase de puesta podía abarcar semejante obra y qué clase de estética para esa puesta había elegido su directora. La sopresa fue gratísima y decidimos conversar con ella ya que tanto virtuosismo no sólo es tributario de un gran texto, sino de mucho trabajo y una perpectiva sobre el teatro como cuestión poética que era necesario indagar. Entonces conversamos con Malena Marechal*

Puesta en Escena- ¿Cómo supiste que querías hacer teatro?

Malena Marechal- No lo supe. Siempre estuvo allí. Siempre me imaginé sobre un escenario. En mis comienzos como actriz, cuando me recibí de la escuela Nacional. Luego tuve un momento de recapacitación en donde pensé ¿y por qué no una perspectiva más abarcadora?, una perspectiva que contemplara desde la generación del espectáculo, y ver cómo, dónde y con quién.  Paralelamente, en ese mismo año 1971, me dedico al aprendizaje de la orfebrería y joyería moderna, tuve la suerte de tener un maestro maravilloso, Víctor Grippo. Y estos dos oficios los mantuve hasta hoy. Con altibajos. Este Adán lo dirijo después de quince años de no dirigir.

P.E.- ¿Por qué te tomaste ese plazo?

M.M.- Yo no me lo tomé, el plazo me tomó a mí, por una serie de circunstancias. Fue un proceso que tuve que revertir y estoy muy feliz y no deseo volver a dejarlo. Desde 1971 hasta 1995 lo hice deforma ininterrumpida y luego de este alejamiento retomo ahora.

P.E.- ¿Qué diferencia hay entre Adán y Rueda Adán?

M.M.- El primero estaba  pensado como un homenaje a Marechal, se hizo en el Alvear en el año 1989, eran 14 personajes, no tiene nada que ver con este Adán, ni en su concepto  ni en su objetivo.

P.E.- Porque se quedó en el homenaje o se quedó en lo perfomático?

M.M.- No era la obra que yo quería hacer. Luego hubo otra versión, un  monólogo, que hacían también Miguel Paludi Marisa Wiedmer en 1993 en la sala Alberdi. Después estreno otros espectáculos y me olvido de Adán. Veintiún  años más tarde, justo cuando lo estaba re- escribiendo en vistas a su posible publicación, me convocan en la Feria del Libro para  hacer un fragmento. Nos volvemos a encontrar con Miguel Paludi, le doy a leer lo nuevo y nos entusiasmamos. Coincidieron dos cosas, la convocatoria para la Feria del 2010 y el hecho de estar revisándolo en ese momento. Y puedo decir que recién ahora estoy conforme.

P.E.- En estos días el nombre de tu padre ha circulado mucho con un consigna a la que adhiero per se que es “Hay que volver a Marechal” y yo pensaba a cuántas cosas refiere ese regreso, a la muerte del Martinfierrismo, a una actitud de militancia… ¿a qué?

M.M.- Es que le pensamiento de Marechal es tan vasto porque no solamente toma nuestra sociedad como es hoy, sino que retoma la utopía. Hacer posible aquello que no lo parece y sin embargo, se trata de arbitrar los medios.

P.E.- Mi primera vez con Marechal fue con Antígona Vélez, no lo leíamos en el secundario, yo vi una representación de un grupo independiente… no había leído Antígona de Edipo tenía 15 años entonces… pero para mí la Vélez terminó siendo el hipotexto de la de Sófocles aunque muchos quieran asesinarme. La Vélez es muy potente estrellada contra un horizonte de lanzas. Luego comenzó la dictadura y no se leía a Marechal. Me acerco a él en la carrera de letras. ¿Cómo hiciste para elegir, para decidir?

M.M.- Me atrapa la poesía, se cuela por todas partes y nos puebla. La poesía penetra y se percibe. Y no hablo solo del texto, sino también de su puesta. Creo que hay que tratar el escenario como una posibilidad poética.

P.E.- Bueno, yo asistí con alguien que no había leído el Adán y le fascinó. Yo llevaba mis lecturas pero la otra persona no y salió hechizado.

M.M.- Me alegra porque yo no quería hacer el Adán, yo quería contar otra cosa, armé el espectáculo en su mayoría con textos del “Adán Buenosayres” y con  otros provenientes de otros lados. Pero siempre siguiendo el camino del personaje.  Por eso el “Rueda Adán” …

P.E.- Yo quería más, "la Glorieta de Ciro", "la tertulia", "el velatorio"….

M-M.- Si las posibilidades son inagotables. Los temas que mencionás son maravillosos de múltiples posibilidades,  desde el criollismo en adelante. Pero yo no quería adaptar la novela, siempre supe que estaba lejos de mis posibilidades, debería contar con una superproducción. Me interesó sí,  el personaje de Adán, su rodar por Bs. As., por sus veredas  tanto angélicas como terrestres.

P.E.- ¿La presencia de Tyché como surge?

M.M.- La presencia femenina es muy importante en Marechal, es simbólica, entre otras cosas. Recuerdo que leyendo en torno a Edipo y a su destino encontré que para los griegos cada persona tiene 3 destinos, no recuerdo los nombres ahora. Uno es aquello que uno trae, otro es el capricho de la fortuna y otro lo fatal e ineludible. Y yo elegí Tyché el más caprichoso de los destinos, porque me daba muchas posibilidades. Con su ambigüedad y la posibilidad de la música en vivo. Marisa Wiedmer es una artista muy completa, trae la música consigo. Y la música es poesía. A la inversa también sirve. Trabajamos con ella y con Paludi y todos experimentamos algo muy interesante: cambiar todo aquello que alguna vez transitamos juntos.  Era la primera vez que me ocurría como directora.

P.E.- ¿Y cómo es la creación?

M.M.- La creación en sí es sucesiva, obsesiva. Uno convive permanentemente con lo que está haciendo y con las preguntas que el hacer le genera. Yo no tenía idea de qué iba a poner en el escenario. Sí creo que hay que tratar el escenario como un espacio poético. En la concreción de la obra se van tomando decisiones. 

P.E.- No es necesario ser mimético en el teatro.

M.M.- Creo que esa mimesis le ha hecho mucho mal al teatro.

P.E.- Yo creo que el realismo cayó porque hoy nadie puede tener una visión totalizadora de nada… entre otras cuestiones…

M-M.- Desde luego. Hay un realismo marchito o un naturalismo gráfico, pero ninguna de las dos cosas yo las elegiría para el teatro. El teatro es arte.

P.E.- ¿Cómo ves el teatro actual? ¿Y cómo la injerencia de capitales privados en el teatro oficial? Esto se lo pregunto a todos los directores porque me preocupa lo que veo…

M.M.- He visto un pequeño espectáculo en un pequeño teatro “Muñecas rotas”, un espectáculo visualmente bello, en un espacio vacío con una alfombra y un practicable al fondo y una hamaca, muy poético. Uno ve luego otras cosas y me deprimen mucho, creo que del teatro oficial y comercial no me ha interesado nada en mucho tiempo.  El espectáculo de Amigorena, “La noche después de los bosques” lo vi con gran placer. Me gustó mucho el rigor de la realización, el rigor del concepto, su síntesis y su belleza. Y de otras obras comerciales me fui en el entreacto. Con respecto al Alvear, considerando que lo pagamos nosotros, que pertenece al Complejo teatral de la Ciudad, si quieren hacer teatro comercial debieran elegir otras salas. Hay muchas. Por otro lado, debería ser un refugio del teatro nacional con el cariz que vos quieras darle, incluso equivocándote. Habría que revisar cómo se maneja el Gobierno de la Ciudad en torno a las cuestiones culturales.

P.E.- Bueno, habría que revisar tantas cosas, aunque vox populi, vox dei, pero cuesta creer que haya un electorado que eligió la no gestión. Pero el no saber qué hacer con lo cultural salvo que sea negocio es la brújula de la Ciudad. No hay una ciudad conciliada en torno a estas cuestiones, sino una ciudad arbitraria desde su gobierno donde se derrumba la cultura y los edificios… pero… ¿Por qué hay más de 500 espectáculos?

M.M.- Hay mucho cholulismo instalado. Las páginas de espectáculos de diarios de gran tirada son vergonzantes. No es posible que en una ciudad como esta haya tantos actores, tantos dramaturgos, tantos teatros, tantos directores, etc. ¿Es una movida cultural? ¿O es una banalización cultural? Difícil de decir…

P.E.- Hay Antígonas, Hamlets y duplicaciones varias. Y no se puede ver todo. ¿A qué adjudicas que haya tanto teatro? Porque yo suelo creer, algunas veces, que desde los 90’ todo se farandulizó tanto, se perdió tanto el límite entre lo público y lo privado que muchos deciden estudiar o hacer teatro como un modo de exhibirse y que todo sea público y otras, pocas,  con un optimismo que compró en la farmacia, creo que somos una ciudad con el arte a flor de piel… pero me dura poco cuando pienso que si lo fuéramos, el Gobierno de la Ciudad estaría en otras manos.

M.M.- Pienso que nos hemos frivolizado, superficializado, al punto de pensar que la exhibición es importante. No puedo decir por qué.

P.E.- ¿Estaremos lobotomizados?

M.M.- Ser por ser, estar por estar…

P.E.- Vayamos a algo grato ¿hasta cuándo seguirá Rueda Adán…?

M.M.- Se queda hasta el domingo 4 de diciembre y espero poder seguir más adelante.

P.E.- Ojalá. La obra es excelente.


Y vos que llegaste hasta aquí leyendo las reflexiones de  esta creadora fantástica, aprovechá y regalate una ida al Teatro Corrientes Azul para disfrutar Rueda Adán Buenosayres con sus azules tapas, exquisito Marechal, exquisita puesta, exquisita dirección y talentosísimos actores.


Funciones: domingos a las 20:00
Entrada: $ 50,- y $ 30,- 

Corrientes Azul
Av. Corrientes 5965
Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4-854-1048
http://www.corrientesazul.com.ar


Sobre Malena Marechal  

Fue galardonada dos veces por su aporte a la cultura: Teatro Presidente Alvear (1990) y Municipalidad de Florencio Varela (2009).

Es directora de teatro, autora y profesora. En la generación de sus proyectos ha realizado adaptaciones de las obras y de los textos que montó, desde 1971, en que realizó “Blanco-espacio-humano” versión del “El estado de sitio” de Albert Camus. En 1978 estrena “Principio de Incertidumbre” obra original a la que la Directora de la

Crítica Internacional de Críticos de Arte, Wladslawa Jaworska, comparara a las experiencias recientes de Tadeusz Kantor.

Entre otras obras que puso en escena podemos considerar “La semana de Belgrano”, Teatro Callejero en donde fue autora de los textos montados y de la dirección junto a Esteban Peláez, circunstancia que convocó a 146 personas entre actores y técnicos.

De su padre adaptó “Antígona Vélez”, y “La Batalla de José Luna” que estrenó en Río IV y fuera invitada a adherir al Primer Festival Internacional de Teatro realizado en la Ciudad de Córdoba.

Y el más reciente “¡Sátiro!”, versión teatral del cuento Autobiografía de un sátiro” estrenada en 1995, en la sala ETC del Centro Cultural General San martín.

www.youtube. com/ videos Malena Marechal

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.