El centésimo mono de Osqui Guzmán, brillante puesta en La carpintería

 

Queda sólo una función para que la obra de Osqui Guzmán baje de cartel, no te la pierdas. Excelentes efectos de ilusionismo, brillantes actuaciones y una originalidad que se agradece.

por Teresa Gatto

“El propósito que lo guiaba no era imposible, aunque sí sobrenatural. Quería soñar un hombre: quería soñarlo con integridad minuciosa e imponerlo a la realidad”
J.L. Borges

La muerte y la magia se parecen. En ambas un efecto inesperado nos lleva de un estado a otro. En la obra de Osqui Guzmán, un hombre espera ser operado. La anestesia, ese efecto que se roba el tiempo y que la mayoría de las veces nos deja en ascuas sobre lo ocurrido mientras no controlábamos lo que ocurría con nosotros, es el disparador para que una puerta que se atraviesa contando desde 33 hacia atrás, ponga en escena a tres hombres, magos que se sueñan. Un hombre que contiene la memoria de otros. O como en la teoría del centésimo mono, cuando una especie compuesta por 100 integrantes alcanza un saber, en otra parte del mundo sin comunicación previa, otra especie adopta esos saberes.

En la obra de Guzmán la magia no es un soporte, es el dispositivo escénico en el que con maravillosos trucos, perdón, efectos, los tres protagonistas sueñan un sueño en el que un hombre sueña que otros lo sueñan o al revés. ¿Qué más da?

Emanuel Zaldua explica la situación, un hombre recibe la anestesia y sueña que es soñado, pensado por otro, Marcelo Goobar, el soñado o el soñador, resuelve con trucos, perdón, efectos, maravillosas situaciones de ilusión y Pablo Kusnetzoff, se desplaza entre las locuciones de tono anglo y las ampulosas acciones. Pero quién es quién. ¿Quién sueña? ¿Quién es el soñado? ¿De quien es la mujer que en el sueño se pasea por la sala de espera sabiendo que un delgado hilo puede cortarse como esos que lo magos en truco, perdón, en efectos de ilusión, cortan y unen? El hilo de la vida es más complejo y las reflexión se torna filosófica porque la dramaturgia de Guzmán, unida a una atractiva puesta donde los tres intérpretes se manejan de modo impecable, nos grita en la cara que muerte y magia son parte de la misma cosa: la vida.

El diseño y la realización escenográfica son de excelencia y sirven a los fines de la representación. No hay un sólo elemento de más y cada uno cumplirá su rol. Si alguien espera algo previsible, nunca ocurrirá. Todo es truco, perdón, efecto en el que cada uno de ellos, replica al otro en espejo pero sin repetición, esa es la magia. Lo interesante del dispositivo es que cumple dos funciones, por un lado es pilar de lo narrado y por otro es la hilaridad con la que la muerte se narra a partir de la magia.

Queda una sola función, mañana a las 20:30, si usted se descuidó como yo y aún no la ha visto, se ha perdido una puesta en la que todo está mucho más arriba de la expectativa. Un espectáculo en el que la sorpresa y lo repentino nunca opacan cierta reflexión que sin el truco, perdón, el efecto mágico, sería intolerable porque de muerte es de lo que se habla, pero desde un lugar onírico en el que todo puede ser sueño o realidad y como estamos en el teatro podemos decidir con qué quedarnos. O como diriía Borges "La puerta es la que elige".
 

 
Ficha Artístico/Técnica

Dramaturgia y Dirección: Osqui Guzmán
Actúan: Marcelo Goobar, Pablo Kusnetzoff, Emanuel Zaldua
Iluminación: Adrián Cintioli
Diseño de vestuario y escenografía: Gabriela A. Fernández
Realización de escenografia: Miguel Yanson
Realización de vestuario: Patricio Delgado
Música: Tomás Rodríguez
Asistencia de escenografía: Estefanía Bonessa
Asistencia de vestuario: Estefanía Bonessa
Asistente de producción: Silvina Palacios
Asistencia de dirección: Juan Manuel Wolcoff
Prensa: Débora Lachter
Producción ejecutiva: Suky Martinez

Funciones: los jueves a las 21:00 y los viernes a las 20:00 hasta el 25/11/2011

LA CARPINTERÍA
Jean Jaures 858, Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4961-5092
http://www.lacarpinteriateatro.com.ar
Entrada: $ 50,-

Hay un mago que se está muriendo. Debe operarse de urgencia.
¿Qué sucede en su cabeza una vez que le han aplicado la anestesia total? Los sueños más estúpidos, la intimidad de su oficio y la lucha por librarse de los trucos, aquellos que le negaron la posibilidad de creer en la magia.
Tiene ahora una oportunidad: su propia muerte puede ser el único momento mágico de su existencia. Veamos qué decide.
 
La teoría del centésimo mono establece que cuando el número cien de una especie adopta un determinado comportamiento, en otra parte del mundo, otros de la misma especie lo adoptan también, sin haber mediado ningún tipo de comunicación entre ellos.
 
El Centésimo Mono es mezcla. Es teatro que nos deja flotando en una alfombra mágica, y es magia que nos demuestra el patético círculo de la propia existencia.

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.