Rueda Adán en Buenosayres con sus azules tapas

 

La puesta de Malena Marechal, es un ejercicio virtuoso desde el comienzo hasta el final.

por Teresa Gatto

Así vivió mi alma no sé cuánto tiempo aún,
realizando en el sueño lo que le negaba la vigila

L. Marechal

Teatro poético, teatro físico, textos que exhalan poesía, maravillosa prosa poética de Leopoldo Marechal. La puesta de Malena Marechal, es un ejercicio virtuoso desde el comienzo hasta el final.

La elección de los textos es emblemática para los lectores fervientes del Adán pero es además amorosa en todas las acepciones de la palabra y el espectador que no lo haya leído sentirá de inmediato una empatía profunda por ese hombrecito que, arrojado a (su) Tyché (Destino), comienza narrando desde algún extemporáneo espacio su propio sepelio, en un ataúd liviano de cuatro tablitas, tan leve como un poema.

Y se presenta Adán, salido de los brazos del sueño con el ajetreo de la calle, el cacarear de las vecinas en la vereda. Es Buenos Aires, es Villa Crespo viva en la voz de Adán Buenosayres. Es esa ciudad cuyas fronteras y márgenes de entonces son tan difusos (aquí no puedo menos que recomendar esa  obra maravillosa y homónima que es el Adán). Pero la puesta  de Malena Marechal, indaga ontológicamente al poeta asiendo la sustancia más primigenia.

“La tierra es un antílope que huye” dice Adán, recordando la tertulia y pensando en su alma, alma de Buenos Aires. Entonces interpela el núcleo del amor, de la soledad, de la pena y allí está ella, gloriosa destinataria final del Cuaderno de tapas azules.  Cuaderno que será la historia de un alma imperecedera, una autobiografía ideal de un escritor que en sus letras no muere nunca. Porque la escritura tiene de imperecedero aquello que volvió invencibles a los dioses del Olimpo. Y aunque el tejedor de humo vea en un rincón abandonado su cuaderno, debe bailar. Y baila Adán, ayudado por Tychè. Y aunque todos giren, él, en el centro de la danza se pregunta por un encuentro posible en el que ella pueda reconocer ese amor que no vio, que no pudo ver en el cuaderno de tapas azules. Que siga el vals en su absurdo girar, el cuaderno tendrá una segunda parte.

Así, Miguel Ángel Paludi es ese Adán que en su cuaderno de tapas azules gira y se desliza con ayuda de Tyché, encarnada por Marisa Wiedmer, quien además colaborará con parte de la música que irá acentuando ciertas escenas al son de su saxo. Ambos, con coreografías de enorme acierto, en las que ella lo ayuda a girar en la rueda de su destino. Precisión y destreza en el que el teatro poético y físico se vuelven una sola danza para contar la naturaleza de un ser o dos, Adán y Leopoldo.

La escenografía de un minimalismo extremo, apela a tres o cuatro objetos que, simbólicos permiten plurisignificancias del mismo modo que las proyecciones en video y la música. Las notas del saxo junto a gestualidades mínimas pero exponenciales y el diseño luminotécnico que subraya o difumina cada segmento, dotan a la puesta de ese recorrido mágico una veces, reales otras. Hasta los tiempos de Rosas se revisan en la voz del abuelo Sebastián porque Adán, como tantos, va y vuelve del campo, de Maipú.

La calle Gurruchaga, los chicos que juegan a la pelota, el alboroto, todo parece estar contra el hombre que es capaz de convertir a Villa Crespo en un montón de escombros, la tertulia gira y un alumno de once años, Walter, el gran observador, ve al hipogrifo y se torna  capaz de comprender que de todo laberinto se sale por arriba.

El hombre está inmóvil en el centro de la rueda soñando, increíble tejedor de humo Querido Adán Buenosayres, viajero místico y terrenal, querido Leopoldo Marechal, querido poeta, querido e imperdible Adán de teatro.

 

Ficha Artístico/Técnica

Texto: Leopoldo Marechal

Intérpretes: Miguel Angel Paludi, Marisa Wiedmer
Vestuario: Mariela Daga
Maquillaje: Luis Fernando Garcia
Realización de video: Agustín Chibán, Isidro Parodi
Música original: Gustavo García Mendy
Fotografía: Ricardo Lanfranco
Utilero: Mariela Daga
Asistencia de dirección: Mercedes Pereyra
Dirección general y Puesta en escena: Malena Marechal

Funciones: domingos a las 20:00
Entrada: $ 50,- y $ 30,- 

Corrientes Azul
Av. Corrientes 5965 (mapa)
Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4-854-1048
http://www.corrientesazul.com.ar


Malena Marechal

Fue galardonada dos veces por su aporte a la cultura: Teatro Presidente Alvear (1990) y Municipalidad de Florencio Varela (2009). Es directora de teatro, autora y profesora. En la generación de sus proyectos ha realizado adaptaciones de las obras y de los textos que montó, desde 1971, en que realizó “Blanco-espacio-humano” versión del “El estado de sitio” de Albert Camus. En 1978 estrena “Principio de Incertidumbre” obra original a la que la Directora de la Crítica Internacional de Críticos de Arte, Wladslawa Jaworska, comparara a las experiencias recientes de Tadeusz Kantor. De su padre adaptó “Antígona Vélez”, y “La Batalla de José Luna” que estrenó en Río IV y fuera invitada a adherir al Primer Festival Internacional de Teatro realizado en la Ciudad de Córdoba.

Entre otras obras que puso en escena podemos considerar “La semana de Belgrano”, Teatro Callejero en donde fue autora de los textos montados y de la dirección junto a Esteban Peláez, circunstancia que convocó a 146 personas entre actores y técnicos.
Y el más reciente “¡Sátiro!”, versión teatral del cuento Autobiografía de un sátiro” estrenada en 1995, en la sala ETC del Centro Cultural General San Martín.

Leopoldo Marechal

Nacido en el porteño barrio de Villa Crespo, y frecuente visitador de la localidad de Maipú, Provincia de Buenos Aires, refleja en su obra sus paisajes familiares el rostro y los ires y venires de sus compatriotas, observándolos “...con una mirada gorrionesca...”, con el humor, la ironía y “... con la sonrisa que tal vez los ángeles esbozan ante la locura de los hombres...”  


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.