La vida es sueño a cargo de la Cía. de Titiriteros de la USAM

 

Una propuesta creativa y novedosa que ha sido galardonada en España, merece ser vista los jueves de setiembre en el CCC Floreal Gorini.

por Teresa Gatto

"Y en el mundo, en conclusión
todos sueñan lo que son
aunque ninguno lo entienda"
P. Calderón de la Barca

Carlos Almeida, quién dirige esta versión de La Vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca, narra la visión de la imagen de un prisionero de Guantánamo como disparadora de esta puesta en la que opresión, destino burlado, cárcel y otras catástrofes siguen siendo moneda corriente varios siglos después de que el autor le diera vida a su criatura emblemática, el mísero Segismundo, destinado a las cadenas y al encierro en una torre cuando era un príncipe y su destino: ser rey.

La puesta de Almeida se centra en tres momentos cruciales de la obra, el primer monólogo de Segismundo, la estadía en palacio luego de ser narcotizado y el regreso a su prisión con las consecuentes significancias del segundo gran monólogo en la indeterminación entre el plano onírico y el real.

La puesta es un logro de actuaciones y técnica. Los actores contorsionan sus cuerpos para ser envueltos por un material que se transforma, por su maleabilidad en varios signos. Este material se convierte en todo un dispositivo escénico que permitirá que los actores oculten sus cuerpos y rostros y dejen asomar el de los títeres para dar, de este modo, mayor densidad a lo representado.

Encerrado en un gran globo Segismundo proferirá el primer monólogo para que luego como reptando por el escenario debajo de una capa del mismo material, los títeres aparezcan para narrar esa parte de la historia que es tan singular porque en ella se juega no sólo el destino de un reino, sino una relación filial. Basado en el hado y los adivinos, el padre encerró al hijo que acentuó su funesta existencia cuando su madre murió pariéndolo.

Sacarlo de su cárcel es una prueba y dispuesto a pasarla lo hace liberar buscando una confirmación o una refutación.

Pero la historia del príncipe cautivo, soberbio, destinado a ser rey y reducido a una torre calabozo, le sirven a Almeida para jugar con los materiales y los títeres, para lograr una magia difícil cuando la historia es conocida.

Los movimientos coreográficos y el sistema que insufla aire al material plástico que envuelve, ondula, flamea, parece lava volcánica u olas embravecidas de un mar a punto de arrasar el mundo entero y las excelentes dicciones de los actores involucrados, logran junto a la música y una iluminación de excepción, crear imágenes, narraciones sin palabras o enfatizar lo dicho.

De este modo, se logra reponer el palacio, el sepulcro que es la prisión de Segismundo y las sensaciones, porque los materiales crean sensaciones y emociones que permean en la platea que aunque conozca la fábula permanece absorta por el modo en que es representada.

Sin fisuras técnicas ni actorales, La vida es Sueño en versión de la Cía. de Titiriteros de la UNSAM, es una puesta impecable que merece mucho más que un mes de funciones. 


Ficha Artística/Técnica:

Elenco:
Segismundo: Ernesto Musano
Basilio: Guillermo Tassara; Lucías Arias y Clara Chardín
Clotaldo: Eduardo Paez
Astolfo: Guillermo Tassara
Criado: Pablo Maidana
Mujeres: Clara Chardín y Lucía Arias. 

Objetos: Compañía de Titiriteros de la UNSAM
Música original: Sebastián Veréa
Diseño de títeres: Florencia Salas
Diseño de luces y asistencia de dirección: Julio Reynoso
Realización de títeres: Roberto Docampo/Florencia Salas
Diseño gráfico:Ángel Vega/María Laura Alori
Fotos: María Rodhe
Puesta en escena y dirección general: Carlos Almeida
Producción: UNSAM Unidad Académica de las Artes 

Funciones:

Los jueves de setiembre a las 21:00
Centro Cultural de la Cooperación, Sala Solidaridad
Av. Corrientes 1543, Ciudad de Buenos Aires
Entrada general $50

La Compañía de Titiriteros de la Universidad de San Martín está integrada por docentes y graduados de la Diplomatura en Teatro de Títeres y Objetos de dicha universidad. 


MAS CENIZA, escrita por Juan Mayorga y dirigida por Adrián Cardozo, por Teresa Gatto