Giampaolo Samà y LAMERICA

 

El actor, dramaturgo y director nos habla de su propia experiencia migrante que llevada al texto de su unipersonal repone las voces de aquellos que vinieron a LAMERICA con la maleta llena de sueños y no siempre los concretaron.

Por Teresa Gatto

Giampaolo Samà* es un hombre de teatro, puede desarrollar todas las aristas de este quehacer sagrado como dramaturgo, director, fotógrafo, diseñador de iluminación y vestuario. Su obra LAMERICA es una puesta con un ritmo vertiginoso, sin pausas que a modo de unipersonal revisa las diversas causas y consencuencias de ser migrante. Por ello, Puesta en Escena conversó con él para que nuestros lectores conozcan un poco màs de este artista que da de qué hablar.

Puesta En escena -¿Por qué teatro como modo de expresión? ¿Cómo realiza esa elección para expresarse?

Giampaolo Samà- Me acerqué al teatro por juego y quedé atrapado en ese juego. Siempre me fascinaron las infinitas posibilidades que ofrece el juego teatral para comunicar todo lo que se te ocurre. El contacto directo con la gente, sus miradas. La energía que se intercambia entre escenario y platea. Este presente, dilatado en el tiempo, fijado por la representación. La búsqueda constante de este presente es la parte más interesante y más difícil del trabajo de un actor, es lo que hace de cada función un hecho único, irrepetible, verdadero. Es un acto de amor, es entrega, es desafío y miedo. Nunca termina de sorprenderte, este trabajo. Cada vez que se prende la luz en el escenario no sabes lo que va a pasar. Esta es la mirada del actor.

Por otro lado, LAMERICA me abrió otra puerta donde descubrí otro mundo fantástico. Fue casi como la caída en el pozo de Alicia. La posibilidad de ser no solamente un trámite, un mensajero entre el dramaturgo y el público sino, de ser totalmente responsable de lo que digo en escena. Y esto recién empieza.

 PE- La obra repone una experiencia migrante ¿cómo ha sido su propia experiencia migrante?

 G.S.- Yo llegué con mi maleta después de 13 hs. de avión y no en un barco después de 30 días de océano. Pero esta es la única, aunque no mínima, diferencia. Todo el resto del cuento es bastante parecido al cuento de cualquier hombre que deja su tierra y llega a un lugar ajeno. En medio de gente desconocida, que habla un idioma que nunca se te devela hasta el fondo. Un idioma muy parecido al mío y por este mismo motivo extremadamente tramposo: pensás  entender,  poder hacerte entender y no siempre pasa esto. Faltan olores, sabores, la mirada de la gente hacia vos es distinta no más abrís boca y tu acento te traiciona. Los códigos son distintos, las costumbres… vos sos “el otro”, el que “no es de acá”. Lamentablemente las frases racistas las escuché yo también, no son una exclusiva de los “negros”, de los chinos o de los “bolitas”. Como dice el cocinero de LAMERICA, “la gente tiene miedo”, lo podes oler este miedo. En fin, mi experiencia migrante ha sido y sigue siendo dura: los amigos, los amigos verdaderos, son pocos – esto, si lo pienso mejor, es una suerte – las posibilidades que se te ofrecen son mínimas y tenés que aprovecharlas al máximo y hay que ser muy exigente con uno mismo para superar la desconfianza. Y… mejor cerrar este tema, también porque la gente no quiere escuchar cosas negativas. No tiene tiempo. Mejor taparse el oído y la mirada con hermosas mentiras.

Igualmente yo llegué con una idea muy clara: venir a vivir con mi mujer (Miriam Odorico) una actriz argentina de la que me enamoré y con la que viviría en cualquier lugar. Cuando estoy con ella no me falta nada. Es como estar en mi casa de la infancia. Frente a mi mar. Hasta puedo escuchar las olas del Mediterráneo.

P.E.– La Argentina está básicamente constituida en torno a un flujo inmigratorio que no era el que esperaba la Generación del 80’ y que padeció mucha xenofobia, destratos varios y humillaciones. La obra repone de algún modo ese desdén que se tenía desde la llegada a la aduana en donde un funcionario era capaz de cambiar el nombre o apellido del recién arribado y  eso es muy fuerte. El nombre es lo que uno trae como primer equipaje, y usted repone varias voces creando así una polifonía que muestra al menos un crisol posible. ¿Hay allí una intencionalidad o se dejó llevar por la escritura y fueron apareciendo las voces?

 G.S.- Este espectáculo me da vueltas por la cabeza desde hace años. Desde que en la facultad leí un libro de Emilio Franzina que reúne cartas de emigrantes italianos entre 1876 y 1902 (“Merica!Merica!Emigrazione e colonizzazionenelleletteredeicontadiniveneti e friulani in America latina (1876-1902)”. La primera grande emigración. Y estas voces quedaron en mí, rondando, hasta que llegando a la Argentina me tocó vivir unas experiencias parecidas: la primera, y la más traumática fue propiamente esto de hacer el DNI. Llegas a las oficinas de Migraciones para ratificar tu identidad en tu nueva nación y lo que hacen es estropearla, confundirla. Te cansan con la falta de lógica de la burocracia. El primer personaje de LAMERICA cuenta justamente lo que me pasó a mí y a miles como yo. Nunca me olvidaré una historia que me contó mi suegro, la del turco Juárez, apellido que de turco tiene muy poco. Él se llamaba así porque cuando llegó a la aduana su nombre sonó incomprensible a los empleados. Así que pensaron bien en bautizarlo otra vez y le dieron el apellido del señor que había llegado justo antes que él. Un gallego con apellido mucho más sencillo, Juárez. Pasan los años pero las costumbres no cambian. Y es muy fácil imaginar que es así en todo el mundo. Yo tomo este país simplemente como pretexto, no quiere ser una crítica a los argentinos, ni tampocoa la Argentina que, como justamente decís, debe toda su historia moderna a los emigrantes. Esto no habría que olvidarlo nunca. Las otras historias surgieron de otras lecturas y búsquedas. Todo lo que cuento es verdadero, o casi.

 P.E.- ¿Qué reflexión le merece el profuso movimiento teatral de Bs. As. ? ¿Y cómo te ha resultado hacer teatro aquí en términos de conseguir sala, tramitar subsidios, etc. Porque si bien es unipersonal es un trabajo muy cuidado y usted realizó una temporada en Timbre 4 y ahora se encuentra en el Polonia y asumo que es por un tema de fechas y disponibilidad de salas que asumo, están vinculadas a los compromisos que se toman de antemano con esa enorme cantidad de obras que hay en este momento en cartel.

 G.S.- Buenos Aires es famosa en el mundo por ser un lugar donde la cultura siempre tuvo un rol muy importante. Mis primeras lecturas fueron las obras de Borges. El tema que elegí para mi tesis de licenciatura fue “Teatro Abierto ‘81”, algo que sólo en esta ciudad loca se podía producir.

Yo tuve la suerte de poder mirar desde muy cerca el trabajo de Claudio Tolcachir. Yo llegué en el 2007 de la mano de mi esposa que arrancaba su segunda temporada con “La omisión de la familia Coleman”. Hace un año arrancó con “El viento en un violín”. Dos de las tres obras de Tolcachir como autor y director. Y esto es impagable para quien hace teatro. Es un regalo hermoso poder ver estos actores en escena. Verlos y volver a verlos y descubrir que lo que hacen es puro amor hacia este trabajo. Además tuve la oportunidad de sacar las fotos de estos espectáculos y de “Tercer cuerpo”, otra obra de Claudio. Yo soy también fotógrafo y esto me dio la posibilidad de ver muchas obras desde muy cerca y de verlas varias veces y descubrir miradas que quedan escondidas al público. Entrar en la intimidad del trabajo del director y, sobre todo, del trabajo de los actores. Seguirlos con el objetivo de la cámara y fijar unos instantes para siempre! Es increíble. Y la cosa más increíble es que la mayoría de estas obras se hacen sin ninguna expectativa y con poca o ninguna plata. Justamente como LAMERICA. No pedí ningún subsidio. Invertí mi última plata. Otra vez la burocracia, los tramites! No, por favor! Demasiado para mí. Tendría que ser más sencillo. Para mi hacer un trámite es como vivir una pesadilla.

Con el tema sala tuve suerte: la gente de TIMBRE 4 vio una función, les gustó y me ofrecieron lugar en esta temporada. Fueron 4 meses hermosos y al fin tuve que cambiar de sala porque justamente la programación estaba ya organizada con otras obras. En Espacio Polonia me dieron la oportunidad de seguir. También ellos vieron una función en Timbre 4 y les fue sencillo decirme que sí cuando les pedí lugar. En agosto se termina también esta etapa y después veremos por donde me llevará este barco.

 P.E.–  ¿ Qué verá la gente que asista a ver Lamerica?

Espero que puedan verse reflejados en estas historias. Espero que puedan reírse de estas historias, porque también hay que saber reírse de todo esto. Espero que puedan llorar, porque hacen llorar estas historias. En fin espero que puedan compartir conmigo este presente dilatado que nos pertenece porque como decía Borges "somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos." Yo busqué en ese montón y sólo logré pegar unos pedacitos entre sí. Ojalá que quien venga a verme logre juntar y pegar otros pedacitos. 

*Acerca de Giampaolo Samà

 Giampaolo Samá empieza su carrera de actor a los 17 años. Entre el 1993 y el 1995, como alumno de la “Academia de Arte Dramático de la Calabria”, participa en varios stages formativos en Varsovia, Casablanca, Sibiu (Rumania). En 1995 se recibe en la “Academia de Arte Dramático de la Calabria” (dirigida por Luciano Lucignani). En 1996 participa del espectáculo “Sidá y el hombre de la flor” que le vale el premio “Vetrine” del Ente Teatral Italiano. En 2006 se recibe en D.A.M.S (Disciplinas del Arte Música y Espectáculo) en la Facultad de Letras y Filosofía de la Universidad “Roma TRE”. En Roma trabaja desde el 1997 hasta el 2006 participando en muchos espectáculos y colaborando con la “ C.D.” (Compagnia Doppiatori) dirigida por Pino Colizzi. Junto con la actividad de actor desarrolla la actividad de director y de docente de teatro para las escuelas públicas. En 2007 “emigra” a Buenos Aires. Desde el 2011 dicta un seminario anual de teatro en italiano sobre la “Commedia en el teatro italiano” en el Instituto Superior del Profesorado “DR. JOAQUÍN V. GONZÁLEZ”; siempre como docente, trabaja en la escuela del teatro TIMBRE 4 dirigida por Claudio Tolcachir. Estudió también fotografía y desarrolla ésta actividad desde el 1990 como fotógrafo de teatro. 


LAMERICA

Ficha Artística/Técnica:

Dramaturgia e Interpretación: Giampaolo Samà
Diseño de luces: Dana Barber
Fotografía: Joan Tous
Asistencia de dirección: Elisenda Ibars
Producción ejecutiva: Eugenia Pascual Puig
Dirección: Lorena Barutta

Funciones: domingos 20 hs.
Teatro: Espacio Polonia | Fitz Roy 1477 | CABA
Reservas: 3965.9549
Valor general $40. Estudiantes y jubilados $25
www.lamericaobra.blogspot.com

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.