Llueve en Barcelona ahora en teatro Del Abasto

 

La pieza escrita por Pau Miró y dirigida por Yoska Lázaro, cuenta con un elenco español, tenía previstas sólo tres funciones y afortunamdamente ahora se puede ver en el teatro Del Abasto

Por Teresa Gatto 

“Las mujeres son putas asesinas, Max,
son monos ateridos de frío que contemplan
el horizonte desde un árbol enfermo,
son princesas que te buscan en la oscuridad,
 llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir.”

Roberto Bolaño

En una sala colmadísima, subió a escena Llueve en Barcelona en la sala Batato Barea del Centro Cultura Ricardo Rojas de la UBA. La obra escrita por Pau Miró y dirigida por Yoska Lázaro (Los errores de Noé), cuenta con un elenco español y el apoyo de diversas entidades como AMMAR, AEBA, CCEBA, Las Juanas y Mujeres en Igualdad. Durante setiembre y octubre se presentarà en el teatro Del Abasto.

Esto nos da pié para decir que aunque estamos frente a un hecho estético, éste no deja de hacer base en un tema que, instalado en todas las sociedades que presumen de civilizadas, preocupa y mucho: la explotación con fines sexuales.

La obra de Miró no tiene per se un objetivo clarificador ni despertador de conciencias sino más bien en su desarrollo, en su dinámica sencilla y en su texto claro, va sembrando un reguero de astillas que se nos clavan en el cuerpo, porque, jugada como comedia, no hay otra cosa que desazón, desesperanza y violencia en el fondo. Miró trabaja bien su texto, como aquel que esconde un remedio amargo dentro de un dulce.

"Para mí yo no soy una fracasada, lo es la sociedad. Lo más duro es la humillación que pasas y el que el tío se cree que, porque te da 20€, tiene derecho a hacer lo que le dé la gana contigo. La sociedad nos rechaza, nos ha catalogado. Yo no soy culpable. Espero conocer el lado bueno de la vida, porque todavía no lo conozco. Algún día lo conoceré” (Carol, prostituta del Raval de Barcelona). La voz de Elizabeth Vernaci es la punta de lanza y la historia de Lali, arranca sin pausa.  Ella es prostituta, vive con su chulo, está muy interesada en las palabras y cada vez que alguien le lee una frase se la atribuye a Dante. Si, a Dante, a aquel que en la Divina Comedia le hizo decir al personaje de Virgilio que en el Limbo flotaban todos aquellos que estaban en pecado sin saberlo, porque no habían sido bautizados. Entonces, no les correspondía el Infierno, sino ese “no lugar” donde flotar con deseo sin esperanza.

Así es la vida de Lali, buscando clientes en los Museos, viviendo y tolerando a Carlos que la explota, recibiendo a David, que no casualmente es dueño de una librería y que la ve regularmente porque su mujer está muriendo y nunca acaba de hacerlo.

La soledad de todos, es maquillada con la dinámica en la que Lali se cambia mil veces de ropa, para salir en busca de clientes, para recibir o sencillamente para prestar atención a su chulo que maniacamente se corta, tanto como es capaz de azotarla porque no ganó suficiente pasta o porque sí. Porque ¡vamos! No hay modo que el explotador no sienta su propia miseria en la carne.

Lo cierto es que la excelente dirección de Yoska Lázaro, hace de la obra un vértigo en el que el espectador espera algo que no llega del modo que este análisis podría volver previsible.

Esther Ramos a cargo de Lali es de una organicidad notable. Sus modos de andar el escenario en el que el espacio escénico tiene sólo una cama central (el centro de la profesión) y unos pocos trastos más, son por demás naturales.  Se viste y desviste como si en verdad, ese cambio rápido, esa mudanza de trapos que la lleva a las calles y museos, ese laquearse las uñas para el cliente, fueran cosas que hubiera hecho toda su vida en la profesión más vieja del mundo. Iñaki Moreno como David, transita su melancolía, su impotencia y su deseo sin esperanza con soltura y muy buen  manejo del tiempo y las inflexiones. Kike Gómez como Carlos, pasa de la violencia a la contención espuria de quien sabe que puede perder su fuente de ingresos si tira demasiado de la soga y todos se mecen con humor en lo narrado. Si así no fuera, esas vidas dejarían fuera de combate al espectador porque no hay modo allí sentado, en la comodidad de la butaca (sólo trastocada por cierta percusión que intranquiliza) de no recibir esos golpes que a modo de música golpean la conciencia de los que no tenemos ni la más remota idea de lo que es ser explotada con fines sexuales.

¿Hay salida para Lali? ¿Hay salida para todas las Lalis anónimas que suben a un subte o están ahora mismo paradas en una esquina sabiendo que si no llevan determinada suma, serán apaleadas por su explotador? Los modos de ejercer la violencia de género se multiplican por distintas causas socioeconómicas pero siempre, políticas e ideológicas. No sólo el machismo permite este flagelo. No sólo el machismo permite que existan muchas Lalis que envejecen trabajando para otros con los labios partidos,  hay muchas otras desidias y ausencias que  por omisión o contubernio multiplican a las Lalis del planeta.

Pero más allá de las conversaciones y debates que el espectador tenga cuando deja la sala, más allá de la consternación que provoca cada golpe o su amenaza, lo novedoso, interesante y logrado es la puesta. Y viéndola, si es posible, sólo como un hecho estético, que lo es, Llueve en Barcelona es una obra que ojalá encuentre un espacio para estar mucho más que tres funciones porque hay mucho que aprender de este modo de subirse al escenario para contar una miseria y lograr que la gente ría y se involucre. Nosotros humanos, las más de las veces egoístas frente al dolor del “otro” veremos grandes actuaciones, un texto sencillo pero que va directo a la emoción, una dirección precisa y por sobre todo una avidez enorme de hacer con el teatro mucho más que el regocijo del aplauso final.

Llueve en Barcelona, llueve en Buenos Aires y tal  vez en Budapest pero llueve siempre en cada corazón en el que la crueldad se naturaliza. Por ello el texto de Miró es brillante, sin metáforas de lo fútil, sin engorrosos ejercicios dialécticos, sin aspiraciones de trascender nada más que la emoción, termina trascendiendo en manos de Lázaro y sus actores y nos deja pensando que Lali es una amiga que hemos hecho esta tarde en el museo.


Ficha Técnico/Artística

Autor: Pau Miró
Intérpretes: Esther Ramos, Iñaki Moreno, Kike Gómez
Escenografía: José Daniel Menossi
Asistente de escenografía: Damián Santarán
Colaboración en producción: Imma Rabasco
Canción Original: “No puedo vivir sin ti” Los Ronaldos
Voz: Pepa Luna
Musicalizador: Marcelo Medina
Maquillaje: Anna Mundet
Equipo Artístico del Rojas: Paula Fraga, Leonardo Yurquina, Nicolás Kesztenbaum y Alejandra Del Castello
Vestuario: Laura Poletti
Cajón: Carla Zianni
Asisitente de Dirección: Graciela Agrelo
Voz en Off: Elizabeth Vernaci
Dirección General y Puesta en Escena: Yoska Lázaro

Coproducción: AEBA (Artistas Españoles en Buenos Aires y CCEBA ( Centro Cultural de España en Buenos Aires.

 

Funciones:

sábados de septiembre a las 20.30 hs.
Lunes de octubre a las 21 hs

TEATRO DEL ABASTO

Humahuaca 3549.

Reservas: 4865-0014

llueveenbarcelona@gmail.com
Entrada general: $ 40/$ 30 estudiantes/ $ 20 jubilados.Teatro del Abasto

 

Si sufrís violencia de género en manos de un proxeneta o sabés de alguien que sufra ese flagelo u otro tipo de violencia te dejamos aquí direcciones útiles:

Asociación de Meretrices de Argentina, forman parte de la CTA
http://www.ammar.org.ar/
Las Juanas (Juana Azurduy)
http://www.lasjuanas.org.ar/
Mujeres en Igualdad
http://www.mujeresenigualdad.org.ar/
O dirigite  info@puestaenescena.com.ar que podemos asesorarte.


Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.