Proyecto Vestuarios: Vestuario de Mujeres




El proyecto de Javier Daulte en versión femenina exhibe con crudeza y realismo esas zonas negras que tenemos todos los humanos.

Por Teresa Gatto

I -La Historia. Un vestuario suele ser un pandemónium en el que la mezcla es la marca distintiva. Conviven en él, cuerpos, olores, sudores y diversidad absoluta. Se sabe que un equipo es con mucha suerte la suma de las individualidades, que valga la redundancia, manifiestan su peculiaridad en sus individuales modos transitar en el mundo aunque por un lapso de tiempo jueguen para el mismo bando y el mismo juego. Con este punto de partida, Javier Daulte, coloca a diez mujeres (8 jugadoras, una entrenadora y una guía que el país ha puesto a disposición) dentro de un espacio de por sí íntimo que exacerba las nociones de subjetividad en torno de lo que se exhibe, esto es el cuerpo y lo que se guarda, todo lo demás. Así, las chicas del Club Lacrosse arriban a Hungría, lugar de extrañamiento total y tal vez, motor de los estallidos que veremos mientras tratamos de entender vanamente que deporte juegan estas jóvenes.

II -El Vestuario. De arranque las mujeres se bañan con un naturalismo que da frío. Lo que se muestra o se dice no guarda mucha relación con un relato lineal en términos temporales, pero allí están ellas, con sus fetiches, sus creencias, siempre todo dentro del vestuario. Del afuera sólo nos llega la noticia que ganaron y allí un estallido de violencia se presenta de modo terrible con un chantaje, un intento de suicidio  y una violación. Daulte maneja bien los climas de su propio texto y a la vez maneja a las actrices de modo que todo esté naturalizado, como si participar de la violación de la propia hermana gemela estuviera en la naturaleza de las cosas y como si eso no alcanzara con el trofeo que Lacrosse ha ganado en tierras extrañas. Todo un símbolo. Sin embargo, hay algo del orden de los personajes y su construcción que aunque están bien jugados en todos los casos, no termina de gritarnos que esta historia es imperdible. Digamos que podemos imaginar que esto es algo que ocurre en todos los vestuarios, es más, digamos que se cocinan cosas tremendas en todos los vestuarios de equipos que alcanzan dimensiones tales que pueden salir al exterior. En suma, la recolección de tipos humanos que encerrados en un ámbito en que la desnudes de vive como normalidad y las diferencias con poca tolerancia, el vestuario funciona como un segmento espacio temporal en el que el espectador mira a través de un ojo de cerradura enorme las miserias de las campeonas.

III -Las actrices. Todas las actrices que participan del proyecto cumplen sus roles de manera correcta y en algunos casos con buenos logros en el ser de sus personajes en una historia que a veces sabe a poco a menos que uno sea un voyeur crónico y guste de espiar sólo por el hecho de hacerlo y no por la fábula que va a recibir.

IV -La Puesta. Hay buenas intenciones en volver mimético el vestuario, en que salga agua de verdad de las canillas y las jóvenes se bañen. Hay también logros a nivel de la iluminación y la escenografía que devuelve la imagen de un espacio en los que muchos querrían ser moscas para poder estar. Hay una apelación de Daulte a un realismo crudo que no se apiada de los personajes y que muestra, tal como exhibió los cuerpos y el agua corriendo sobre ellos, la indiferencia absoluta hacia el que sufre, es abusado o chantajeado porque un equipo lo es sólo a la hora de entrenar y jugar, después, como ya mencionamos es sólo la suma de las individualidades, las vanidades, los egocentrismos y por sobre todo de las miserias propias y ajenas. Habrá que ver Vestuario Hombres para completar el proyecto daulteano y cerrar un ciclo que tal vez cuando se completa expande su significado.

 

Ficha Artística/Técnica:

Dramaturgia y Dirección: Javier Daulte
Intérpretes: Dana Basso, Elisa Carricajo, Valeria Correa, María Marull, Paula Marull, Laura Paredes, Ana Pauls, Marcela Peidro, Debora Zanolli, Magela Zanotta
Vestuario: Mariana Polski
Escenografía: Alicia Leloutre
Iluminación: Gonzalo Córdova
Asesoramiento en danza: Luciana Acuña
Asistencia de dramaturgia: Héctor Díaz
Asistencia de dirección: Leandro Orellano, Ezequiel Peleteiro
Producción ejecutiva: Sebastián Polito
 

Funciones: Sábados a las 21

Espacio Callejón
Humahuaca 3759 (mapa) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4862-1167
http://espaciocallejon.blogspot.com/
Localidades: $ 50,- 

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.