Eh... No se como decirlo



Las relaciones humanas sobre el escenario desde un karaoke de los años ´90

por Ana Ortiz

Cuando terminó el estreno de Eh… no sé cómo decirlo fui testigo de la emoción de los protagonistas al llamar a la obra como una obra de sanación.

Leo BosioSeku Faillace Diego Corán Oria revolvieron, sacaron, pusieron sobre la mesa, mezclaron, cantaron, actuaron, bailaron y se rieron del dolor, lo hicieron carne y lo hicieron abierto al público.

Los temas de Roxette y Nirvana acompañan este viaje a la década del ´90, esta terapia intensiva al que se someten los actores que también bailan y cantan contando la historia de tres amigos en donde se mezclan sentimientos, impulsos, engaños, culpas y reflexiones.

Las confesiones se hacen a través del karaoke, divertimento muy característico de los años `90 en donde cualquiera fuera tu oído o color de voz eras bienvenido a cantar el tema que más te gustara y a apoderarte del micrófono por unos minutos mientras de fondo una melodía intentaba desesperadamente seguirte el ritmo. Una especie de sacarse las ganas de subirse a un escenario frente a público, o el sueño de ser una estrella de rock para mortificación de los pobres oyentes que debíamos escuchar todo aquel que quisiera terminar con este pendiente en su vida. El trío que en este caso se apodera del escenario y nos cuenta a través del kararoke como transita la historia es amable a nuestros oídos, no como sucedía allá en los años ´90.

El recurrente y jamás pasado de moda tema del amor. El amor que no es una ciencia exacta, las historias que no tienen reglas, la vida que es un misterio. Todo esto se ve en escena mientras dos de los protagonistas están a punto de casarse y el tercero hace terapia.

Historia corta y simple, aunque eterna y compleja a la vez si detrás de lo sintético que sus actores nos muestran vemos lo infinito del cerebro y el corazón humano para relacionarse. Allá en los `90 y acá en el 2011 todos queremos nuestro final feliz.

La ingeniosa escenografía, hecha por cubos arma y desarma con los mismos elementos durante toda la obra todo el mundo que estos tres personajes van representando. Termina y reflexiono, será que todo es cíclico, que con los mismos cubos armamos y desarmamos toda la vida, recurrimos siempre a los mismos cubos para darle forma a cada etapa de nuestras vidas, más pesados, más livianos, son los mismos.

El trío Bosio-Faillace-Corán Oria, que además comparten la dramaturgia, interpretación y dirección de la obra cuenta a través de las canciones de Roxette y Nirvana como vivieron el amor y la amistad durante la década de los `90.

Si no sabe cómo decirlo, cántelo.

 



Ficha Artística/Técnica:

Dramaturgia, interpretación y dirección: 
Leo Bosio, Seku Faillace, Diego Corán Oria
Producción: Mariano Uccello
Arte y vestuario: Mercedes Arturo
Iluminación: Manuel Abramovich
Asistencia de dirección: Guillermina Caro
Asistencia de escena: Flor Diaco y Leandro Yunes
Asistencia de Producción: Paula Uccello
Asistencia de arte y vestuario: Melany Heinonen, Katrin Lehmacher
Arreglos musicales: Francisco Ruiz Barlett
Arreglos vocales: Rodrigo Segura
Coreografía: Seku Faillace
Maquillaje: Lu Reche
Foto y diseño: Estudio Soda

Funciones: Viernes a las 23:30
Teatro Petit Tabaris
Corrientes 831 (mapa) Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4394-5455
Localidades: desde $ 50
Venta de entradas en la boletería del teatro y por sistema Ticketek

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.