Por Teresa Gatto
Hugo Álvarez es actor, escritor, escenógrafo, director y tiene una trayectoria en las artes escénicas que abarcan sus trabajos como actor en televisión, cine y teatro . Como director ha realizado puestas en nuestro país y en Suecia, Finlanldia, Chile, Perú y Cuba entre otros países. Con el grupo de Teatro Máscara Azul recorrió varios caminos escénicos y teritoriales con puestas como Los hijos de Medea de Suzanne Osten/Per Lysander, La casita rebelde de Mauricio Rosencof, El hombre, la bestia y la virtud de L. Pirandello y Nunca entregues tu corazón a una muñeca sueca de R. Santana, entre otros.
La labor de Álvarez es tan vasta como sus competencias en materia teatral y en este caso dialogamos con él sobre La importancia de llamarse Ernesto de Oscar Wilde que él mismo ha versionado, traducido, se ha hecho cargo de la puesta en escena, la dirección general y también se sube la escenario para hacer su fantástico trabajo de actor.
Puesta en Escena-Llevar a escena una obra de Oscar Wilde es siempre un motivo de expectativa para espectadores y críticos y un desafío para quién acomete la tarea. ¿Hay razones más allá de la riqueza textual de la importancia de llamarse Ernesto para haber decidido hacerlo?
Hugo Álvarez– Amén del interés por el autor, su prosa, su poesía, existe un tema, el diferente, que llama mi atención, en una sociedad tan pacata, como autoritaria, como fue la victoriana donde los criados por ejemplo, son diferentes no porque son pobres, sino por inferiores en las miradas del poder, y si fueran colonizados como mi versión los reubica, como un hindú y un persa, son peores porque son de piel oscura y extraños. También está la institutriz Mrs. Prism que huyó toda su vida, solo perseguida por su conciencia, y su culpa. Se camuflo en el interior del país, sirviendo al sistema como difusora del modelo cultural, tanto o con más rigor que sus propios amos.
Podía esta sociedad olvidar a otro diferente; Oscar Wilde? No, este autor de enorme prestigio, quien utilizo su genio en la vida y solo su talento en el arte, al decir del mismo Wilde , cuando dirigió su aguda y punzante escritura para señalar los excesos de las conductas humanas de su tiempo, y si sumamos a ello, su elección sexual, esto ya era intolerable para la corona, y el escándalo, el juicio y la feroz condena a una de las más preclara y lúcida inteligencia de Inglaterra, fue el colofón con que se cerró este vergonzoso capitulo. Todo esto lo emparenta con la realidad de Argentina, cuando se produjo la aprobación del matrimonio igualitario. Todavía escuchamos voces tan retrogradas, y autoritarias, como si viviéramos en pleno siglo IXX. Eran las voces de los descendientes directos de Lady Bracknell.
P.E.- ¿Cómo decidió le equipo que lo acompañaría? ¿En virtud de qué idea de representación lo hizo ya que sabemos que hay varias influencias en este trabajo o al menos apropiación bienvenida de cierto toque surrealista?
H.A. – En nuestro país, lo que determina lo que podrás hacer o no, es la dura realidad, y de allí partís para optar por una correcta o no, elección de actores y técnicos, y esta elección, te insinúa el camino que vendrá. En mi caso fue acertada. Mi idea central fue establecer contacto con “eso” que el texto de Wilde, me movilizo a poner en escena. Su brillantez lingüística, sus juegos de palabras, su dinámico ritmo, su afilado humor y una historia maravillosamente urdida. Todo esto, como dije, motorizó mi imaginación, y también la de los actores y demás colaboradores artísticos, quienes individualmente aportaban ideas, sugerencias, verdaderos aportes que fueron enriqueciendo el proyecto colectivo. La práctica escénica es la que te lleva adelante, esto es válido para todos los que trabajamos en teatro. Este resultado dio, lo que algunos dan en llamar; toques surrealistas. Es posible que aquello que yace almacenado en uno, las experiencias vividas, y transitadas, los conocimientos adquiridos, las preferencias estéticas personales, te conducen a esto que todos pueden ver.
No fui consiente cien por cien, de lo que estaba produciendo, pero si sabía que el tiempo, el ritmo, la temperatura, la alegría de los actores al encontrar los signos de sus personajes, iban marcando un camino que se expresa en esa puesta.
P-E.-De la gacetilla surge la información del uso del recurso de desdoblamiento de dos de los personajes femeninos encarnados por 4 actrices distintas y en la unificación del rol de los criados en un solo actor. ¿Esto obedece a cuestiones de dispositivo escénico a cierta economía dramática en el último caso y a una cierto efecto de teatralización en el primer caso dado que esas dos mujeres son inteligentes y a la vez cándidas o tontas? ¿Hay cierta misoginia en Wilde que aún sigue existiendo a pesar de las proclamas de igualdad de género no?
H.A. – El desdoblamiento no fue un rapto de genialidad, siempre está la cruda realidad, la que te condiciona y a veces determina. Una actriz con quien había pactado interpretar ese rol estaba en España, y la fecha de los inicios de los ensayos llegaba, pero la actriz no. Aunque, si tenía otra actriz pensada para ese rol en la emergencia. En esa espera, en la indecisión de tomar una decisión, me surgía ¿qué hago ahora? La elección de un elenco no pasa solo por tener una persona para cada rol, sino que debía armonizar estos entre sí, y que en conjunto conformaran un grupo creíble. Cuando de pronto,…Zas! “¿y si desdoblo el rol de Gwendolin y Cecily con cuatro actrices? Esto enriquecería el juego y materializaría expectativas que subyacen en el texto. Con esta nueva decisión, me arrojé a la pileta. Las actrices aceptaron la propuesta, y se dejaron conducir de una manera muy creativa, y que mucho les agradezco. Nuestra sociedad es muy conservadora, y los prejuicios culturales, sociales abundan por doquier, y los actores no vienen de otro planeta, tienen sus propias miradas, puede resistirse a las propuestas del director, no acordar con este, aunque no fue este caso. Nos divertimos mucho con el “nuevo juego” encontrado. Esto estimuló a las actrices a representar, las diferentes partes de la máscara asignada. Existe algo que he comprobado, que el espectador es sumamente agradecido cuando te dejás llevar y lo “arrastrás” en el vuelo creativo. Dar rienda suelta a la imaginación y salir del estéril suelo del realismo costumbrista. Esto es algo que he comprobado como espectador que soy cuando veo otros espectáculos. Cuando se habla de participación del espectador, yo prefiero dejarle un espacio para que él también pueda crear su propia versión, porque en definitiva así es, casi siempre.
No sé dónde salió, pero sé de su vigencia de siempre, el concepto de que el director que pone una obra, trae implícitamente un mensaje. ¿Quién es el director, el dios Mercurio?
El teatro es dialogo, encuentro, entre el artista y su público. Se pretende que como un iluminado este viene dar una lección de moral, de ética y a menudo una orientación política. Prefiero que juguemos fraternalmente, no lo obligo a participar, como ese teatro compulsivo y diría autoritario, que se elige a un espectador, y que en más de una oportunidad es motivo de risa para el resto. El no paga para que lo ridiculicen, el viene casi siempre a entretenerse, a gozar de un espectáculo que lo enriquezca, que de paso le dé la chance de experimentar emociones, y también de reflexionar sobre los grandes y pequeños dramas del hombre de hoy.
No sé lo que se dice de la misoginia de Wilde, por eso no quiero arriesgar un juicio sobre algo que desconozco, pero creo que a él también le corresponderían las generales de la ley, con esto digo, que debió ser marcado y en mucho, por el tiempo que vivió y que padeció. Según algunos historiadores, señalan que cuando sus padres esperaban su nacimiento, se sintieron muy frustrados con su llegada, ellos aguardaban una niña, y llegó un niño. El desencanto de estos fue mayúsculo, y ante esto, vistieron al Oscar, como niña hasta los 9 años. ¿Qué marca dejaría en él, esa cruel experiencia?
P.E.-Wilde ha trabajado como pocos la ironía, el cinismo y la patatería de ciertas capas sociales de su época que siguen siendo, a pesar del paso del tiempo, las mismas que se rasgan las vestiduras por diversas cuestiones que consideran un privilegio sólo para ellas y en otros casos se muestra la pequeña moral burguesa que también es cuestionada por el autor, porque en una suerte de desclasamiento esa clase juzga cuando mira para abajo mientras es juzgada por los de arriba. ¿Este aspecto le interesó considerarlo? Porque hay tanta riqueza en Wilde que debe ser difícil priorizar algunos aspectos por sobre otro.
H.A.-Cuando el poder es absolutista, los de arriba deciden lo que los demás deben hacer o no. En la sociedad victoriana no existía la posibilidad de resistencia, era así y punto. La reina determinaba cual sería el largo de los manteles en las fiestas cortesanas que debían oculta las piernas de las damas, no se podía mencionar la palabra pantalones, delante de ellas. Era un mundo de apariencias, donde la moral jugaba un importante rol rector de conductas y hábitos, aunque la misma sociedad encontró los medios para esquivar estas normas y la hipocresía floreció y la máscara social se instaló y se proyectó a las clases hacia abajo, aunque las clases intermedias juzgaban con rigor y crueldad la conducta de la plebe. Las novelas de Dickens dan testimonio de ese tiempo.
Claro que me interesó el tema social y político de la obra, y es por eso que proyecte en el tiempo este desarrollo, hasta llegar a la caída del imperio británico, y la consiguiente liberación de sus colonias. Uno de más famosos iconos populares, los Beatles, cierran la obra con una de sus más celebradas canciones, en que se burlan de la paquetería inglesa, con The Piggies, en un video homenaje con imágenes diferentes de Oscar Wilde.
P-E.- ¿Usted ha respetado la estructura del original? ¿O hay cambios respecto al conflicto y desenlace como los hay respecto de las épocas en las que decidió hacer transitar la puesta? Me pregunto y le pregunto esto dado que tengo la sensación de que lo más esencial de esta obra que han dado en llamar “comedia brillante” muchas veces, se sustenta en un traslado de significantes que atraviesan todas las épocas hasta nuestros días…
H.A.-Respecto a la estructura de la pieza, apenas la he modificado, he sido fiel al texto, salvo la reducción de este a 90 minutos, también he respetado sus personajes y el carácter de estos. ¿Qué es lo que no he respetado? Lo dirá el público. Con respecto a su última pregunta, creo con Ud., Que los significantes de esta obra, atraviesan todas la épocas hasta nuestros días. De allí la vigencia y la aceptación que la misma tiene en el público de hoy 2011 en Buenos Aires.
P.E.- Muchas gracias.
Sobre la Obra:
LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE ERNESTO
(The Importance of Being Earnest)*
Sinopsis
El joven caballero Jack Worthing, a fin de pasar el mayor tiempo posible divirtiéndose en Londres, se ha inventado a un hermano menor del que cuidar, y al que ha “bautizado “con el nombre de Ernest, aunque en realidad es él quien adopta ese nombre en la ciudad en su vida de juergas. Con ese nombre conquista y pide matrimonio a Gwendolen, hija de Lady Bracknell y prima de su camarada de diversiones, Algernon Moncrieff, quien también excusa sus frecuentes desapariciones con la existencia de un imaginario amigo(Bumbury) con muy mala salud y al que siempre debe cuidar. Gwendolen le dice a Jack que acepta casarse con él porque se llama Ernest (que suena igual que earnest, “serio” o “formal” en inglés), un nombre que a ella la subyuga y que no se casaría con él si se llamara de otra manera, por lo que él se plantea en secreto bautizarse de nuevo.
Luego, Algernon se hace pasar por el disoluto hermano de Jack, Ernest, y bajo esta identidad conquista y pide matrimonio a la pupila de Jack, Cecily, la cual afirma también que el nombre de Ernest la subyuga y que sólo sería capaz de casarse con un Ernest, lo cual hace que Algernon concerte con el párroco cita para rebautizarse, media hora después de la que ha fijado Jack para hacer lo mismo. Gwendolen y Cecily se enfrentan en una disputa convencidas que ambas están prometidas con Ernest Worthing. La llegada de los dos hombres aclara que no es así y también pone en evidencia las mentiras que cada uno ha dicho a sus respectivas prometidas
Funciones: viernes y sábados a las 21hs
Corrientes Azul: Corrientes 5965
Informes: 4-854-1048
Entradas: $40/estudiantes y jubilados $25
Ficha Artístico/Técnica
Autor: Oscar Wilde
Traducción/Versión: Graciela Castellanos / Hugo Álvarez
Elenco: Gustavo Pardi (Algernon Moncrieff), Julio Tortosa (Lane), Enrique Papatino (Jack Worthing), Marta Paccamici (Lady Bracknell), Josefina Vitòn / Graciela Clusó (Gwendolin Fairfaix) Dolores Sierra / Paula Colombo (Cecily Cardew), Judith Buchalter (Miss Prism), Hugo Álvarez (Reverendo Ascot), Julio Tortosa (Merriman)
Escenógrafo: Edgardo López Albarellos
Vestuarista: Claudio Pérez
Maquillaje/Peinados: Gabry Romero
Coreógrafa: Karina Kogan
Músico: Julio Scalise
Fotógrafo: Antonio Fernández
Diseño iluminación: Daniel Bustamante
Ayudante de Dirección: David Robles
Asistente en escena: Roberto Zabala
Realización escenográfica: Miguel Yanson
Realización de vestuario: Claudia Piñeiro
Ayudante de vestuario: Marina Radice
Producción Ejecutiva: Carina Solari
Prensa: Simkin & Franco
Duración: 95 minutos
Puesta en escena y Dirección general: Hugo Álvarez