Conversamos con Corina Fiorillo antes del estreno de Un hombre amable entró a orinar

 

La directora de Big Bang, Desdichados, Kalvkött - carne de ternera, Nunca será igual con otro y tantas puestas de jerarquía, habla sobre el proceso de producion teatral ante el estreno de su nueva obra.

Por Teresa Gatto

Corina Fiorillo lleva adelante una carrera sin pausas. Su trabajo además de ser constante en el tiempo asume una constancia en la calidad poco frecuente. El compromiso con el teatro independiente y con autores nacionales, asoman en Corina como parte de una poética de la puesta en escena y dirección que nos acerca a nuestros temas más caros y angustiantes y a la vez, logra enquistar en ellos esa cuota de humor sin la cual serían indigeribles.

Trabajadora incansable, coordina la carrera de Arte Dramático de la Universidad del Salvador, donde se desempeña como  docente. Sostiene un ímpetu hacia el montaje de obras de autores nacionales que la ha llevado a participar hace algunos años junto a Patricia Suárez de ciclos de Teatro que generan dramaturgia propia como Tramas, Living de mujeres por mujeres y otras. Para mencionar sólo algunos de sus trabajos, Canto a Latinoamérica, Tu ternura Molotov, El fruto, Desdichado deleite del destinoLo que quedó, historias cotidianas de posguerra y Big Bang forman parte de los más logrados. Sus puestas subieron a escena en España, Perú, Bolivia, etc. Participó de numerosos festivales Internacionales en los que dictó talleres. Ha tenido 5 nominaciones de los premios ACE por su espectáculo Desdichado deleite del destino (Mejor Obra, Mejor espectáculo, Mejor Dirección, dos nominaciones Mejor Actuación Masculina) y por su espectáculo Big Bang como Mejor Dirección Teatro Alternativo 2009.

Durante el 2010 subieron a escena Kalvkött, carne de ternera, que está comenzando su segunda temporada y Nunca será igual con otro, que además de una sólida factura escénica, muestran cómo una obra se consolida de manera coherente.

Antes del estreno de Un hombre amable entró a orinar, de Roberto Perinelli, Corina nos brindó parte de su tiempo para conversar sobre su trabajo.

Puesta en Escena -¿Cómo elegís las obras a dirigir?

Corina Fiorillo -En realidad depende, por eso siempre creo que las obras nos encuentran, no que uno busca a las obras. A veces se da, como en este caso, porque teníamos con el autor (Perinelli)  muchas ganas de volver a trabajar juntos. Tal como lo hicimos en nuestra querida “Desdichado deleite del destino”. La dramaturgia de Roberto propone algo que a mi me atrae muchísimo, él trabaja sobre universos “aparentemente” pequeños pero que de pronto se tornan increíblemente universales. No sé como explicarlo bien, pero Roberto tiene una construcción de personaje muy reconocible para cualquiera, no habla de los “grandes” dolores sino de los pequeños dolores, no habla en su dramaturgia de las “increíbles” ilusiones sino de las pequeñas ilusiones. Esas que tenemos todos. Creo que su dramaturgia construye un universo cercano para todos, un universo posible. También me atrae de su dramaturgia la utilización del humor sin  liviandades, y la hermosa construcción de personajes cercanos a nosotros. Me fui por las ramas, pero creo que en cierta forma regreso al comienzo... las obras nos eligen a nosotros por algo… Y uno se enamora sin darse cuenta de ellas... de cada una de ellas... En cierta forma es como un acuerdo mágico entre ese texto en papel y uno lo que despierta el deseo de llevarla a escena.

P.E. -¿Hay una empatía con los temas o es puramente por la calidad textual?

C.F. -Hay empatía siempre, porque uno también coloca su propio universo en la puesta que realiza y porque creo que las piezas que he montado reflejan las cosas sobre las que me gusta hablar o mejor dicho las historias que me gustan contar. No podría contar una historia que no refleje mi deseo por contarla...

Por poner algunos de los ejemplos más cercanos: En Big bang hablaba de la relatividad de la verdad, de la hipocresía, de los vínculos que nos dejan asignaturas pendientes. En Desdichado deleite del destino sobre  la lucha contra la opresión y el costo que a veces se paga por la libertad, en Nunca será igual con otro sobre el dilema que se nos plantea cuando el deseo nos abandona y sobre la relación de uno con uno mismo, en Kalvkott carne de ternera hablamos sobre la difícil ecuación de vivir en otro sitio que el de uno, sobre atreverse a amar en otro idioma, sobre la década del 70 y sus consecuencia para nuestros hijos primos amigos padres…

P.E. -Casos como "Kalvkött" o "Nunca será igual con otro" fueron puestas fuertes en varios sentidos, desde lo textual y desde la puesta en escena. Se notó mucho trabajo, todo está fantásticamente internalizado. ¿Cómo es el caso "Un hombre amable entro a orinar"?

C.F. -Un hombre amable entró a orinar también es fuerte, pero creo que en un sentido muy diferente que las dos que mencionas pero muy curioso porque es totalmente empático con la fuerza que tenía “Desdichado…”  que es del mismo autor.

Acá la fuerza tiene su base en la línea de unión entre lo cómico y lo trágico, en que los opuestos siempre en un punto se unen, en que la sombra es sombra solo porque existe la luz – Es muy fuerte el final  (no quiero adelantar) y creo que tal como sucedía en “Desdichado..” le redefine la obra al espectador.

La internalización de todo lo que ocurre en escena creo que está relacionada con una manera de llevar adelante el trabajo, yo encuentro mi camino a través de los actores, jamás haría que los actores siguieran un camino prefijado sino que percibo la verdad que ellos tienen dentro y ahí voy por ese rumbo. En ese sentido, en este trabajo vas a encontrar lo mismo…

 P.E. -¿Cuánto trabajo demandó?

C.F. -En ese sentido si que fue bien diferente este proceso. Yo quería trabajar con Mónica y Osvaldo encarnando a Silvio y Zulema y Mónica estaba haciendo temporada en Mar del Plata, por eso arrancamos en diciembre un par de ensayos, suspendimos enero y en febrero ella viajaba desde allá para los ensayos. Demandó dos meses de trabajo árduo ya que es una pieza donde no solo tienen el recorrido del texto sino de los temas musicales y de lo que sería el mapa de coreografías que nos hizo Mecha Fernández. Con quien es un placer y un honor volver a trabajar.

Ella pone el cuerpo musical al servicio puro de la acción  dramática, es intuitiva para crear, un lujo que nos acompañe.

P.E -¿Cómo elegiste a los actores? ¿Qué condiciones te decidieron por ellos?

C.F. -Apenas leí la obra pensé que Mónica Buscaglia era una Zulema ideal. Hacía tiempo que queríamos trabajar juntas, admiro mucho a Mónica y por fin se nos dio. La elegí porque es una actriz completísima, no solo por su versatilidad sino que es maravillosa cantando y bailando (cosa que mi puesta requería). La construcción de Zulema fue de mucha complejidad porque transita en solo una hora el temor, la ilusión, la compañía, la desilusión y la tristeza. Tiene una soledad muy grande pero debe tener esa frescura que solo Zulema en medio de ese universo puede tener. A Osvaldo Djeredjian no lo conocía en forma personal sino por sus trabajos, me lo recomendaron mucho y en cuanto me encontré con él supe que su Silvio iba a ser genial, yo ya tenía elegida a Mónica y la dupla daba increíble. Silvio (su personaje) también es una construcción muy compleja porque es un arremetedor pero respetuoso, es simple en sus demostraciones pero con esa simpleza cautiva a Zulema en un instante. Nada sencillo para construir.

P.E -¿Cómo se trabaja una obra sobre un encuentro teniendo en cuenta que los encuentros son disparadores de conflicto o dramatización en cierto teatro de intertexto realista?

C.F. -No sé si entiendo bien la pregunta, pero no hay nada más maravilloso para trabajar que un encuentro, tiene infinitos disparadores de creatividad: la sorpresa, la conjetura del otro, la inmediatez de resolución. Ahora, el concepto realismo es para mi muy lejano a lo que el prejuicio habitual denomina como “realismo”. En el caso de “Un hombre amable entró a orinar” ese intertexto realista es el GRAN disparador de las rupturas que tiene la puesta.

Es decir que ese elemento fue nuestra gran herramienta de trabajo.

Al igual que en Desdichado… (no por nada pertenecen al mismo autor) ese realismo era lo que le daba potencia a la poética maravillosa del final. Creo que estas herramientas se nutren siempre, como los opuestos que se definen siempre uno a través del otro…

P.E.- Gracias por tu tiempo y por tu trabajo maravilloso.

 

UN HOMBRE AMABLE ENTRO A ORINAR
de Roberto Perinelli

 
Comedia casi musical sobre un encuentro fugaz e inesperado entre dos seres solitarios, Zulema (ama de casa) y Silvio Gerardi (vendedor de artículos de ferretería). Barrio, verano; ambos son casados pero seres que están solos.
Un día, común, como cualquier otro Silvio estando en la calle siente la necesidad imperiosa de un baño. La puerta de la casa de Zulema está abierta, y él no tiene más remedio que apelar a entrar a ese baño.
Así sin que ellos se lo propongan se produce un curioso encuentro entre estos dos seres solitarios que necesitan que alguien los escuche..
El encuentro, la magia de la ilusión y la defraudación son los tres tiempos en los que se relata esta historia con mucho humor, música y el homenaje sentido a las bellas canciones de amor.

Actúan: Mónica Buscaglia y Osvaldo Djeredjian
Dirección: Corina Fiorillo
Escenografía y Vestuario: Julieta Risso
Iluminación: Soledad Ianni
Coreógrafa: Mecha Fernández
Asistencia de Dirección: Mariana Pérez Cigoj
Producción general: Corina Fiorillo

Funciones: Sábados a las 21 y Domingos a las 20:30
Teatro Anfitrión, Venezuela 3340 Ciudad de Buenos Aires
Tel.: 4931-2124
Localidades: $ 40.- Jubilados y estudiantes: $ 30.-

Los Compadritos, de Roberto “Tito” Cossa, dirigida por Gerardo La Regina. Por Teresa Gatto.