Por Teresa Gatto
"La imitación es la más sincera forma de adecuación" Colton
Confieso prejuicio. Es una confesión tremenda para una analista cultural. Pero como no sé demasiado del artista al que voy a ver y sólo lo que he visto en esos refritos televisivos que saturan hasta el agobio con las mismas escenas de siempre, tengo, de Martín Bossi, sólo el recuerdo de su imitación de CFK y de ese magma de imitaciones que se armó hace un par de años en las huestes del nuevo Zar de la TV, Marcelo Tinelli. Pero veo una nota a Bossi y me digo “mirá que inteligente este pibe”. Aun así no sé si asistir y aceptar la invitación, pero la curiosidad, esa obsesión del crítico puede más y ahí voy y me siento en el Teatro Auditorium de Mar del Plata. No me sorprende que siendo domingo esté repleto, es sabido que Mar del Plata es convocante para el público del interior que está ávido de ver de cerca a “sus” artistas.
Y ahí comienza el impostor a despertar en mí primero una inquietud en la butaca que sólo me acecha en dos ocasiones: cuando me aburro o cuando quiero verlo todo. El caso de Bossi es el segundo, no quiero perderle pisada. Desde el arranque un buen planteo de simulacros lleva al espectador a no saber cuál es el protagonista. Todos son idénticos, misma capa, misma máscara cuasi veneciana… ¿Cuál es el verdadero impostor?
Pero todo se ordena y a una excelente labor de mimetización con cada personaje elegido se suma un guión que permite hilvanar una historia que corre paralela a las diferentes caras, a los rostros diversos que junto a sus tics más conocidos, irá desandando el impostor, Martín Bossi.
Chayanne, Sabina, Páez, Charly y Calamaro están ahí, pero no en esa perfección de la voz que algunos imitadores nos dieron en otras épocas, no, están ahí porque Bossi como un alquimista, un demonio o un dementor, les arrebató el alma.
Entonces aparecen los mejores gestos, movimientos, coreografías y por sobre todo, esas anécdotas que puede promover hilaridad en todos los públicos.
Pero Bossi y su mamá (Vivian Jaber) no se quedan en eso, no, que bah! Ellos avanzan hacia territorios más vastos y consolidan un vínculo orgánico y creíble y se apoderan del público.
Hay que reconocer que este artista es capaz de hacer su trabajo y tener al mismo tiempo un control notable sobre la platea, si un niño llora, si alguien hace un comentario, todo, es notado por él que lo incorpora al espectáculo y le saca rédito infinito.
El balbuceo del chocolatero Fort, el discurso ecolálico de Macri, las desgracias de Zulma Lobato son abordadas con brevedad, mientras Bossi se maquilla en escena, son como entremeses, porque tan artos estamos de esos mediáticos insufribles que hay una dirección que dice cuál es la cuota exacta de cada una de esas pesadillas para arrojarle al público.
Y entre tanto, aparecen los artistas en pases mágicos pero elocuentes, traídos de la mano de este dúctil actor y cantante y bailarín e imitador. Sí, señoras y señores, me rindo, Bossi es un artista completo. Sabina discute con Páez y García con Calamaro y no es necesario cerrar los ojos como con otros impostores, para que sus voces nos traigan la evocación de su figura porque el impostor sabe que cada movimiento cuenta, que cada gesto es una impronta , que para ser un buen impostor hay que sacarse al “uno mismo” y entregarse al ser del personaje sin mezquindades de ninguna especie.
Fredy Mercuri abre para llevar arriba, bien arriba un clima que no baja nunca, Sandro cierra con sus contorsiones de fuego y Martín Bossi salta por sobre las plateas, trepa a los palcos y habla con la gente, ese no es un impostor, ese es un artista agradecido que hasta me hace un guiño, como a tantos otros, sin saber que yo le tenía poca Fe y me compra el aplauso pero en el mejor sentido de comprar, me lo compra como al resto que de pié aplaude y agradece que no haya habido chabacanerías, burlas soeces y sí un talento enorme y una entrega del impostor y de todo su elenco para que este espectáculo no sea ni por asomo una revista que como un engrudo amalgama inconexamente sucesos y cuadros. Se agradece el hilo conductor, su dramaturgia exacta y esas ganas del artista de volver una y otra vez a impostar e impostarse en un mundo que fantasioso necesita risas y música porque el recreo de la solemnidad es necesario hasta para los amantes ciegos de la tragedia.
Ficha técnico artística
Protagónico: Martin Bossi
Participación especial: Vivian Jaber
Bailarines: María Merolla, María Laura Cattalini, Leandro Heredia, Carla Lanzi, Marcelo Gualtieri, Matías Payen
Voces: Gabriela Laguzzi, Maia Escandarani
Músicos: Alfredo Arias, Francisco Cordima, Juan Cordima, Julián Santagada, Conceicao Soares, Aníbal Proz Caramagnola
Iluminación: Héctor Aguilera
Sonido: Ekuar
Diseño de vestuario: Mabel Rodríguez, Ana Sans
Realización de escenografia: Jorge Flores
Realización de videos: Claroscuro
Vestidora: Mariana del Valle Zabala
Coaching: Martín Bosi, Diego Tarditi
Prensa: Alejandro Veroutis
Producción Artística: Ana Sanz
Producción ejecutiva: Cristian Mulet
Producción general: Diego Djeredjian
Coreografía: Rodrigo Cristófaro, Vanesa García Millán
Dirección y Puesta en escena: Ana Sans, Manuel Wirzt
Teatro Auditorium Centro Provincial de las Artes
Boulevard Marítimo 2280 (junto al Casino Central)
Mar del Plata - Buenos Aires - Argentina
Teléfonos: (0223) 493-7786 / 495-5349
Web: http://www.programacionauditorium.blogspot.com
Viernes 21:30 hs - Sábado 21hs. - Domingo 22 hs.
Hasta el 13/03/2011