Por Teresa Gatto
Y siga el jazz…
El lunes 1°, el teatro Lola Membrives se vistió de fiesta. Cronistas, actores y gente del mundo de la cultura se congregó en torno a un estreno que siempre despierta enormes expectativas.
Las versiones de Chicago se suceden desde 1975 y la obra sigue conquistando públicos, admirando a los que nunca la vieron y refrescando las memorias de quienes la disfrutamos hace años en una versión espléndida en las que Sandra Guida y Alejandra Radano (presentes en la función) eran Velma Kelly y Roxy Hart, respectivamente. Dos vidas cruzadas en una prisión de los años 20’ en la ciudad de Chicago, luego de asesinar a sus amantes y/u objetos de deseo al sentirse traicionadas.
La vigencia de una obra se debe a una multiplicidad de factores, en el caso de Chicago habría que mencionar, la cuidada elección del reparto y el excelente entrenamiento que recibe este clásico de Broadway en cada una de sus reposiciones y por qué no, el vigor presente del tema de los diversos modos de burlar a la justicia y de cómo cuenta el afán de gloria en esas vidas cuasi marginales. Estos ingredientes sumados a una partitura bella y eterna, hacen que cada vez que Chicago regresa, lo haga con grandes esperanzas para los espectadores.
En este caso, la puesta apela a un minimalismo extremo en su diseño escenográfico. El dispositivo escénico logra concitar toda la atención gracias al maravilloso diseño de luminotecnia que a través de parrillas superiores, laterales y externas, logra mostrar lo mejor de esas coreografías milimétricas que, acompañadas por las voces de Melania Lenoir como Velma y Natalia Cociuffo, como Roxy Hart, se lucen en la cuidada puesta en escena en dónde el tiempo de un compás puede cambiar el rumbo de las cosas, tanto en el maravilloso “Tango del pabellón” como en “Los dos fueron por el arma”, Velma y Roxy brillan porque son idóneas y porque además están muy bien acompañadas.
El pusilánime Amos, esposo de Roxy siempre a punto de ser manipulado, olvidado y usado de nuevo está encarnado en un gran trabajo de Horacio Vay. La manipuladora Mamá Morton, brilla en la imponente presencia de Alejandra Perlusky, quien como carcelera gestiona los servicios externos a la prisión y recomienda las artimañas jurídicas del facineroso abogado Billy Flynn, en la piel de un brillante Martín Ruiz. El elenco protagónico se completa con M. Rivero que cautiva con su voz en el papel de Mary Sunshine.
Pero Chicago, el musical, cuenta con dos soportes más, ineludibles y perfectos. Por un lado la orquesta en la que los brass, imprescindibles cuando de jazz se trata, suenan de un modo tan elocuente y hallan en la sociedad del piano y la percusión un éxito indiscutido que hace que la puesta pueda prescindir de trastos u otros efectos, porque un bombo o platillo a tiempo repone el sonido de una ametralladora, así como también marca el ritmo en la escena maravillosa en la que Roxy es manejada como una marioneta a efectos de engañar a la prensa. Los instrumentos cuya dirección musical están a cargo del maestro Gerardo Gardelín, marcan ritmos no sólo armoniosos sino que ensamblan las escenas de modo de no dejar huecos entre las mismas, logrando así una figura plena y continua. ¡Vamos, esto es un musical! Todos están bien a la vista, como un protagonista más, ya que no se usa foso y son el centro espacial y musical de la puesta.
El otro soporte es la luz, no sólo por la potencia de los seguidores que iluminan un escenario negro, con personajes vestidos también de negro sino porque su excelente diseño funciona a modo de escenografía y repone la cárcel, el estrado del juicio y muchas veces los barrotes detrás de los cuales, las dos chicas de armas tomar, aguardan mucho más la fama que salvarse de la horca.
Sólo dos telones interiores serán necesarios para dividir el espacio y adelantar al proscenio a una Roxy que espera en el estrado su fama más que su exculpación. Luego uno pleno de brillo para la coreografía final de las mujeres más célebres del musical que estrenado en los 70' no ha tenido tregua y hoy en Buenos Aires, recogerá aplausos y elogios, sobre todo cuando los nervios del estreno pasen. La noche del lunes mostró un in crescendo dramático en todos los intérpretes que, conforme recibieron calurosos aplausos se ampararon sólo en el ser de sus personajes y explotaron plenos de matices, coreografías y canciones que están en el imaginario de todos, acompañados por un elenco excepcional que no desentonó ni una sola nota.
El género difícil si los hay, sale airoso una vez más para beneplácito de sus seguidores. Una producción impecable por donde se la analice.
Ficha Artístico/Técnica
Coreografía Original: Bob Fosse
Coreógrafo Repositor: Gary Chryst
Supervisor Musical y Arreglador Vocal: Rob Fisher
Directora de Puesta y Actores: Tania Nardini
Director Musical: Gerardo Gardelín
Director Residente: Gustavo Wons
Productor Ejecutivo: Josse Muñoz
Dirección de Producción: Florencia Borensztein
Productor General: Daniel Grinbank
Diseño de Escenografía: John Lee Beatty
Diseño de Iluminación: Ken Billington
Diseño de Vestuario: William Ivey Long
Diseño de Sonido: Rick Clark
Sonidista Asociado: Gastón Briski
Intérpretes:
Roxie Hart: Natalia Cociuffo ( Ella, Mueva la patria, Piaf ).
Velma Kelly: Melania Lenoir (Rent, Avenida Q).
Billy Flynn: Martín Ruiz ( La Bella y la Bestia ).
Mamá Morton: Alejandra Perlusky ( Aladín, Canciones degeneradas ).
Amos: Horacio Vay ( Drácula, Lisandro ).
Mary Sunshine: M. Rivero.
Ensamble: Mariana Jacazzio, Ángel Hernández, Florencia Viterbo, Carlos Pérez Banega, Florencia Bordolini, Pablo Juin, Mara Moyano, Alejandro Ibarra, Milagros Michael, Esteban Provenzano, Julia Montiliengo, Augusto Fraga, Nicolás Villalba, Romina Cecchettini y Oscar Lajad.
Prensa: Débora Lachter
Teatro Lola Membrives - Av. Corrientes 1280, Ciudad de Buenos Aires
Martes, Miércoles y Jueves 20.30 hs.
Viernes: 21 hs. Sábado: 19 hs. y 22.30 hs. Domingo: 20 hs.-
Localidades desde $ 70 en venta por Ticketek
Info publicada en Puesta en Escena: