El incidente Nora



Excelente comedia policial, con actuaciones, texto y dirección de gran calidad, en Delborde Espacio Teatral

O de cómo el hilo se corta por lo más delgado...

Por Teresa Gatto

Corre 1942,  el presidente Ortiz  dimitió a causa de su salud, estamos en plena época de impotencia, regularizar el orden institucional le ha  resultado imposible, y la  asunción de Castillo ha traído más caos ya que no solo disolvió la Legislatura sino que además todas sus medidas tienen un tinte autoritario. Como no podía ser de otra manera en la Década Infame que está por llegar a su fin, todo es hipocresía, fraude y soberbia de las clases dominantes, que habían labrado en 1880, un modelo de país a su medida. Este es el marco histórico de El incidente Nora y su autor Eduardo  Narvay pinta a esta clase con una maestría notable que, de la mano de la dirección de Marcelo Velázquez, alcanza momentos de alto contenido paródico, satírico y por sobre todo un tono sostenido de suspense que no decae hasta el final porque como el retrato es mimético pero no naturalista lo que no se representa es repuesto por el espectador consumando así una pintura de clase que alcanza momentos notables.

Barrio de Belgrano, elegantes señoras que se reúnen a tomar el té, que consultan a una vidente, esposos que esconden algo -son políticos - y como en las mejores obras de Moliere, la servidumbre sabe demasiado.

Pero Narvay está lejos de ese clasicismo que dejaba adivinar los finales y esta comedia sostiene en todo momento un tono que se balancea entre las dos vertientes del policial: la novela negra y la de enigma. Es un policial con todas las letras porque hay delito, conspiración, secreto y develamiento del enigma, es negra por el tono y es enigmática porque todos parecen culpables o al menos muchos tienen motivos para matar.

Lo que la vuelve sumamente atractiva no es solamente el texto que enuncia y repone una época con todos sus tipos, sino además las excelentes interpretaciones entre las que cuesta mucho destacar una ya que todas alcanzan momentos de lucimiento (ver ficha). Las mujeres son banales y soberbias como las han pintado en el  cine y en  muchas representaciones de los 40’ y estos retratos de época tienen una organicidad impecable. Los hombres son el boceto exacto de esos políticos que debido a su codicia empujaron a la sociedad de su tiempo a un abismo, excluyendo a las capas bajas de cualquier cosa que no fuera llevarlos a votar coaccionados. La mucama, expresa con sus silencios un bagaje de secretos y a la vez es la mirada del “otro”, de esa clase que no puede sino condescender y callar con quien le da empleo. Y la vidente juega su rol de engaño de modo muy eficaz.

Pero El incidente Nora logra su tono de comedia por las sutilezas hilarantes del texto y por la dinámica impecable que Marcelo Velázquez - que viene acertando en sus puestas de modo contínuo en todos sus trabajos- le imprime y porque nos permite reírnos de la infamia.

El diseño espacial juega un gran papel en esa dinámica que como contrapartida de todo lo que se esconde, deja al descubierto lo que los señores bien, hacen y dicen. Pero todo es una puesta en escena dentro de la puesta en escena. El baño incluido en la planta escenográfica permite, más que jugar una acción, mostrar hasta qué punto esos matrimonios bien, de familias mal, están basados en la conveniencia y el camuflaje de la verdadera sexualidad y los sentimientos. Y por contrapartida, lo escondido, lo profundo, el crimen mismo se juega fuera de escena de modo de sostener hasta el final ese secreto que promueve el suspenso y oculta al  culpable.

El diseño de vestuario, la escenografía y su paleta así como la música y el diseño luminotécnico aciertan en los climas acentuando en cada ocasión, aquello que el espectador no debe perder de vista.

Pero que nadie se llame a engaño, hay dramaticidad pero no tragedia, el texto y la puesta jamás se apartan de su partitura. Se puede contar una historia como esta y hacer que el público se ría, involucre y como en todo buen policial se sobresalte con el grito que anuncia la muerte. ¿De quién? ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Quién ha sido el asesino?

El incidente Nora es una opción magnífica para que asistir al teatro se convierta en una fiesta de expectativas, ya que no hay mesetas ni caídas en el tono porque el texto y el director han sido hechos el uno para el otro. El espectador, eternamente agradecido.

 

Ficha Artístico/Técnica

Autor: Eduardo Narvay
Intérpretes: Valeria de Luque, Romina Fernandes, Sergio Ferreiro, Eduardo Narvay, Gustavo Pardi, Emma Luisa Rivera, Julieta Selem, Carolina Tisera
Vestuario: Carla Desiderio
Escenografía: Ariel Vaccaro
Iluminación: Alejandro Le Roux
Música original: Diego Centurión
Fotografía: Dotta Bros
Asistencia de vestuario: Paula Lusarreta, Tamara Rodil
Asistencia de dirección: Augusto Martínez
Prensa: Andrea Feiguin
Producción artística: Eduardo Narvay
Dirección: Marcelo Velázquez

Web: http://www.elincidentenora.blogspot.com

 

Delborde Espacio Teatral - Sábados 20.30 hs.
Chile 630 Ciudad de Buenos Aires - Tel. 4300-6201 

“Rucci- Tosco, EL DEBATE”, versión y dirección de Manuel González Gil. Por Teresa Gatto